Festival Tanned Tin

«Si vives por la reseña del día, mueres por la reseña del día»

Jason Robert Quever, líder de Papercuts, asegura que trata de "explorar nuevos sonidos con cada disco"

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Papercuts actuarán dentro de la programación del festival Tanned Tin el 3 de febrero. La gira que están llevando a cabo por el país confirma que la banda se encuentran en un punto de madurez sin posibilidad de retorno. Todo lo que les queda por hacer es despegar. Charlamos con el alma de la banda, Jason Robert Quever, vocalista y compositor.

-Se comenta que éste es vuestro gran trabajo, y los temas “Do What You Will” y “Do You Really Wanna Know” se han convertido en los himnos con los que defenderlo y demostrar quiénes sois. ¿Esperabas esta recepción tan buena después de vuestros anteriores trabajos?

-Pensar en la recepción de tu trabajo es enteramente subjetivo, y depende del observador. No creo que éste haya sido necesariamente el álbum que mejor se ha recibido, pero trato de centrarme en el puro disfrute del proceso creativo, y no me preocupo por el público en ese momento, porque está influenciado por un contexto cultural que con el tiempo pasará. Parafraseando una conversación que tuve con Ben Chasney, te diría que «hay que intentar hacer música para quien vayas a ser a quince años vista». Estoy de acuerdo con esa afirmación. En otras palabras: si vives por la reseña del día, mueres por la reseña del día.

-La voz es todavía más descarnada y evocadora que en trabajos anteriores. ¿Ha madurado tu voz? Los medios especializados clasifican vuestra música con un montón de etiquetas: dream pop, folk, «post-alguna cosa». ¿Te identificas con alguna de ellas?

-Ninguna de esas etiquetas significa demasiado para mí, pero puede que sí lo signifique para otros; no voy a juzgar eso, porque sé que son maneras de intentar describir el sonido de las cosas. Pero no quiero pensar en ese aspecto de lo que hago, porque sería como quedarme atrapado en un estilo. A mí lo que me gusta es explorar nuevos sonidos con cada disco. Lo de dream parece que suena a reverberación y misterio, y lo de folk, a guitarras acústicas. Bueno, supongo que a veces he hecho ese tipo de cosas. Te agradezco los elogios de mi voz; no sé cómo ocurrió eso. Yo siempre acabo siendo sincero; soy totalmente incapaz de controlar lo que se supone que debería ser mi 'imagen'; sólo soy capaz de hacer lo que esté sintiendo en el momento. Pienso que todo lo que he hecho es hasta cierto punto fallido, así que no soy capaz de percibir ninguna de esas cualidades. Yo sólo pienso en el futuro, y en que las cosas sean cada vez más transparentes, y en pasármelo mejor todavía haciendo lo que hago.

-Es cierto que las canciones de vuestro último trabajo recuperan una suerte de sabor añejo, atemporal, con reminiscencias de coros de otras épocas, toques psicodélicos, pop crudo y duro. Por esta cualidad os han comparado con bandas como Belle & Sebastian o Beach House. ¿Os gustan estas comparaciones? ¿Qué es lo que realmente escucháis y qué os sirve de inspiración?

-Me gustan esos grupos, pero yo ya estaba haciendo lo que hago antes que Beach House. He trabajado con ellos, de modo que supongo que no es difícil que me hayan influido. Aunque eso no me gusta nada. Belle & Sebastian me encantan, y creo que fueron una gran influencia cuando empecé con la banda. Me encanta The Boy with the Arab Strap, y la manera en que consiguen ese sonido enorme de forma fundamentalmente natural y con voces pausadas. Últimamente he estado escuchando a Françoise Hardy, Peter Gabriel, Kate Bush, los Zombies, Fleetwood Mac, George Harrison, Bowie...

-Fading Parade no da tregua. Empieza fuerte con la que ya se ha convertido en himno “Do You Really Wanna Know” y termina con la sugerente “Charades”. ¿Cómo ha sido el proceso de composición?

-¡Muchas gracias! Realmente te lo agradezco. Suelo estar tan enfrascado en mis propios intentos de hacer algo cada vez mejor que de repente me sorprende oír eso. Lo escribí todo muy rápido, en unos dos meses en total, e hice una serie de demos en mi casa; luego se las puse a la banda y a Thom Monahan. Escribí muchas de las letras después de la música, cosas que no es lo habitual. Las demos las grababa inmediatamente después de que se me ocurriera la estructura inicial. Ahora mismo estoy intentando huir de eso, y volviendo a acabar las canciones con guitarra acústica y papel. Centrándome menos en el estilo.

-Las letras evocan siempre algo perdido, desencantado, cierta sensación de aceptación del desasosiego. ¿Creéis que en países no angloparlantes pueden captar la esencia de vuestras canciones completamente? ¿Qué recepción habéis tenido en vuestro tour por el mundo?

-No lo sé; a mí me parece que ni siquiera los públicos angloparlantes acaban de pillar lo que escribo en mis canciones, porque necesito vocalizar mejor. ¡Ja ja! Ahora mismo estoy escuchando a Françoise Hardy; yo no hablo francés, pero no me importa. La música lo que hace es transmitir un sentimiento, y eso puede hacerse de muchas maneras diferentes. Supongo que cuando era pequeño viví muchas experiencias muy amargas (gente que murió, y esas cosas), y estoy intentando reconciliarme con todo eso, pero creo que al final buena parte de lo que me pasó ha resultado positivo.