Cristiano marcó el primer gol con un disparo entre las piernas de Pinto./Sergio Perez | REUTERS
FÚTBOL | COPA DEL REY

El Barça deja en evidencia a un Madrid mezquino

Puyol y Abidal remontaron el gol de Cristiano y marcaron la diferencia frente al equipo más defensivo de Mourinho

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El Barça, que este curso se complica la Liga por sus dificultades indiscutibles lejos del Camp Nou, ha encontrado un chollo en el Bernabéu ante un rival que sufre un ataque de ansiedad cada vez que se mide a su bestia negra. Unos nervios que personificó como nadie Pepe, con una actitud impresentable en un profesional, y un temor que dejó patente Mourinho con una puesta en escena de equipo pequeño, muy menor. Por mucho que los culés sean el mejor conjunto del mundo y que les tengan tomada la medida, chirría ver al central portugués de medio. Cristiano adelantó a los blancos con la colaboración de Pinto, pero se hizo justicia con los goles de Puyol y Abidal. A falta del mejor Messi, resulta que los defensas culés marcaron diferencias ante el Madrid más especulativo que se recuerda.

Mourinho decidió ser más fiel a su estilo que nunca. Se le debe discutir su mezquino plan pero demostró personalidad, no ser un tipo influenciable por la crítica. No le importó el qué dirán, ni tampoco que al equipo con mayor presupuesto del mundo se le exija un guión más alegre, ofensivo y abierto. El portugués realizó un planteamiento más típico del Inter que del Madrid, un método respetado en Italia pero siempre cuestionado en la centenaria historia del Real Madrid. Le faltaban Arbeloa, Khedira y Di María y decidió apostar por siete hombres de contención y tres ofensivos, aunque Cristiano Ronaldo ejerció muchos momentos más como vigilante de Alves que de delantero.

Mantuvo en secreto la convocatoria hasta el final y, cuando se conoció su inédita alineación, dar con el dibujo táctico se convirtió en un jeroglífico. Las redes sociales echaban humo, pero ningún especialista se atrevía a decir abiertamente cómo iba a jugar un equipo con Altintop y Carvalho de titulares. El turco ha sido un jugador anecdótico desde que llegó con su espalda maltrecha y el central portugués no jugaba desde el 27 de septiembre. Al final, trivote en el centro del campo, con el duro y teatral Pepe incrustado en esa zona, y Altintop en el carril derecho. Arriba, en teoría tres puntas y en la práctica uno, alternándose Benzema o Higuaín, ya que los otros dos defendían como perros de presa.

No se sabe si ‘Mou’ engañó a Guardiola pero el catalán apostó por el mismo once del 1-3, con la única excepción de Pinto por Víctor Valdés. La insistencia en el gaditano es muy cuestionable. No alinearle hubiera sido una traición para el técnico y para el veterano guardameta de 36 años, pero su sola presencia genera incertidumbre en todo el equipo. Más allá de calificar sus acciones puntuales, no transmite seguridad y eso lo acusa su equipo.

Desde el arranque se comprobó que el Madrid estaba mucho más preocupado del rival que de sí mismo. A partir de neutralizar al Barça sin ir a buscarle arriba, pensó que ya llegarían las ocasiones. Y siempre desde la premisa de que el 0-0 en casa no era un mal resultado. Los catalanes aceptaron llevar el dominio pero sin asumir riesgos. Guardiola quería marcar pero, sobre todo, le obsesionaba que el adversario no encontrara facilidades para el contragolpe. Los pases largos de Xabi Alonso a la espalda de la defensa podían ser letales.

Detalles imprevisibles

Tenía toda la pinta de ser un partido muy cerrado pero se animó cuando el Madrid marcó en su único disparo a puerta del primer tiempo. Benzema abrió a Cristiano, que transformó los murmullos de la grada en aplausos al descerrajar a los culés con un disparo seco que se le coló a Pinto entre sus piernas. También contribuyó Piqué porque le dejó demasiados metros al portugués. A partir de ahí, Ronaldo se echó la mano al gemelo y retrasó su posición.

El ideario de Mourinho consiguió cortocircuitar a Messi. Echaba en falta el Barça las apariciones del argentino y también una mayor aportación de Cesc. No era el equipo tan fino de otros partidos pero su dominio se incrementaba a medida que los rivales perdían fuelle. Por muy superdotado que se sea, es complicado perseguir el balón durante todo el partido sin que los músculos y los pulmones lo acusen. Sin hacer un partido ni siquiera notable, los culés debieron empatar ya antes del descanso. Encontraron algún resquicio cargando el juego por la izquierda, donde Iniesta podía con Altintop. Casillas salvó el gol en un par de ocasiones, sobre todo en un tiro de Messi, Iniesta lanzó alto en posición inmejorable y Alexis cabeceó al palo.

Como el fútbol es un juego de detalles, siempre imprevisible, ocurrió que la igualada del Barça llegó a la salida de un córner. ‘Mou’ sacó un once de gladiadores y resulta que el Madrid encajó el tanto del empate en un saque de esquina en el que Puyol cabeceó sin oposición. El Barça era dueño del partido al tiempo que a Pepe se le iban cruzando los cables. En otra acción aislada, los blancos gozaron de su segunda y última ocasión. Pareció un paradón de Pinto pero el cabezazo de Benzema lo desvió el poste. ‘Mou’ comenzó a verlo mal y regresó a su dibujo tipo -4-2-3-1- al introducir a Özil. Cuando ya apostó por Granero en lugar del enajenado Pepe, su equipo ya perdía. Abidal, tras un pase genial de Messi en la mejor acción del argentino en toda la noche, marcaba su segundo gol como azulgrana e inclinaba la eliminatoria. Al final le sobraron algunas acciones del Madrid. Se puede perder pero no ser macarra. Pepe atenta contra el escudo y el himno del Madrid.