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El Toisón de Sarkozy
El presidente francés será nombrado mañana caballero de la orden más importante del mundo por su apoyo a la lucha contra ETA. Angela Merkel también quiere el collar
Actualizado: GuardarNicolas Sarkozy estaba tan emocionado con la condecoración que hoy le ha entregado el Rey en el Palacio Real, que no ha dudado en viajar a Madrid para recibirla de sus propias manos. Valéry Girscard d'Estaing estará que trina. Él no pudo conseguirla, pese a su empeño y esfuerzos diplomáticos para que se la concediera Don Juan Carlos tras la Misa de Espíritu Santo con la que inauguró su reinado y a la que Giscard asistió aquel 27 de noviembre de 1975. Su elegancia y exquisita educación no le sirvieron al entonces mandatario francés para disimular un monumental enfado, según reveló el presidente Leopoldo Calvo Sotelo en el libro 'Memoria viva de la Transición'.
Nicolas Sarkozy puede estar orgulloso. Es el primer presidente galo que lucirá el collar del Toisón de Oro, la orden más prestigiosa del mundo, desde hace casi un siglo. El último fue Gaston Doumergue, a quien se lo entregó en 1926, en París, el general Primo de Rivera por mandato de Alfonso XIII. Será esa misma joya, de oro y piedras preciosas con el colgante dorado del vellocino, la que acariciará mañana su cuello.
Después de la dictadura de Franco, ni Giscard, ni Miterrand, ni Chirac obtuvieron tan codiciada distinción, que suele recaer en Reyes y miembros de la nobleza, un espectro ampliado por Don Juan Carlos a políticos y gentes de armas para reconocer la labor de los próceres de la patria.
Para los caballeros medievales, el Toisón era sinómino de lujo y de riqueza. Para Nicolas Sarkozy, todo un honor, y para Mariano Rajoy, un inesperado regalo caído desde La Zarzuela, con el que el nuevo Gobierno abre su aventura en política exterior. Gracias a la mediación del Rey, será el primer dirigente que Rajoy reciba en La Moncloa. Un hecho que los expertos en relaciones internacionales ven con buenos ojos, dada la trascendencia que para la UE y para España conlleva el denominado eje 'merkozy', donde Italia también busca un hueco. El nuevo presidente español cuenta, además, con la ventaja de que «se defiende» en fránces. Cuando llegue el turno de David Cameron, se verán sus avances en la lengua de Shakespeare: una profesora particular le da clases de inglés tres horas a la semana.
Ignacio Molina, profesor del Departamento de Derecho Internacional de la Universidad Autónoma de Madrid y colaborador del Instituto Elcano, no duda de que la concesión del Toisón a Sarkozy simboliza la importancia que nuestro país concede a las relaciones con Francia, excelentes desde el punto de vista político y comercial, y ahora más necesarias que nunca dada la fortaleza del eje francoalemán que dirige los destinos de Europa. «Parece que Rajoy está aprendiendo de los errores de Zapatero, que abandonó las relaciones con Polonia, Italia y Alemania, postura que no enderezó hasta 2010. Rajoy quiere estrechar contactos y priorizar los vínculos con la UE, sin olvidar Iberoamérica, que también interesa a Francia, y el Magreb, zonas en las que puso mayor acento el anterior Ejecutivo».
Molina admite las dificultades de España para «colarse en ese directorio de potencias» en el que ocupa el cuarto puesto. Y pone un ejemplo desolador. «El español es la segunda lengua del mundo. Sin embargo, en la UE somos los quintos (tras el inglés, francés, alemán e italiano). España ha perdido cierto pie, debe hacer los deberes y dar imagen de seriedad», resume.
Dedicado a las víctimas
Similar interpretación hace Javier Roldán, profesor de la Universidad de Granada especializado en las relaciones hispanofracesas. El Gobierno debe adquirir protagonismo propio en la configuración del eje sur de Europa, sobre todo para lidiar con las grandes decisiones que se avecinan, como la reforma de la Agricultura prevista para 2014 y el consiguiente reparto de fondos europeos. «El idioma y la cultura nos unen y Sarkozy está interesado en consolidar un eje mediterráneo frente al anglosajón. Así que, a pesar de los históricos enfrentamientos bélicos y posteriores desacuerdos en la guerra de Irak o durante la ocupación marroquí de la isla Perejil, son más las cosas que nos unen que las que nos separan». A lo que hay que sumar la mayor sintonía entre dos gobiernos conservadores del PP europeo, siempre que Sarkozy resulte reelegido, claro.
Nada más enterarse del reconocimiento brindado por el Rey y el Consejo de Ministros del pasado 25 de noviembre (paradójicamente el último del Gobierno de Zapatero), Sarkozy mostró su agradecimiento y vinculó el 'trofeo' «a la memoria de los cientos de víctimas del terrorismo de ETA y al conjunto de los actores franceses que han colaborado estrechamente con las autoridades españolas para poner fin a la violencia ciega perpetrada por la banda terrorista desde hace décadas». Aunque solo el monarca español tiene el privilegio de otorgar la distinción, la elección de Sarkozy tampoco es ajena a la consideración que ha demostrado con España: la invitó a las reuniones del G-20, y hasta cedió la silla a Zapatero en ese foro de los grandes cuando nuestro país presidía la Unión Europea.
La nación vecina vuelve, pues, a formar parte del selecto club de los caballeros del Toisón de Oro, una orden solo superada en antigüedad por la Jarretera, instituida por Eduardo III en 1348 y que distingue únicamente a ciudadanos británicos y, como excepción, a monarcas de otras casas reales, como es el caso de Don Juan Carlos. La orden del Toisón hunde sus raíces en 1430, año en que decide crearla Felipe III 'el Bueno', duque de Borgoña, para festejar su boda con Isabel de Portugal. Bajo el lema 'Ante feriti, Quam flamma micet' (Hiere antes de ver la llama'), nace inspirada en el mito de Jasón y la búsqueda del ansiado vellocino de oro por los argonautas. El collar, con las armas de los duques de Borgoña, consta de eslabones en forma de B (inicial del ducado), de los que cuelga el toisón, también de oro, que algunos caballeros se colocan en la solapa para evitar esa ostentación. Las piezas son propiedad de la orden, están numeradas y han de devolverse a la muerte de cada miembro. Hay alguna familia que ha echado mano de un «lo siento» para justificar la presunta pérdida del collar, pero son las menos.
La orden tiene sus normas y se cumplen: palabra de caballero o de dama, ya que Don Juan Carlos rompió la tradición de sus maestres antecesores y otorgó la condecoración en 1985 a la reina Beatriz de Holanda, primera mujer receptora de tal deferencia. La seguiría ese mismo año Margarita II de Dinamarca y, en 1989, la reina Isabel II. De todo esto se puede disfrutar en una amplia mirada a la historia de la orden que se exhibe, hasta el 26 de febrero, en la Fundación Carlos de Amberes, en la madrileña calle de Coello, 99.
Talismán europeo
Desde que se constituyó el Toisón de Oro hasta nuestros días, cerca de 1.200 personas han respetado sus estatutos. Carlos V presumió de manga ancha al otorgar el collar a 51 caballeros. El límite son 60, frente a los 24 de la Jarretera. El soberano español se ha mostrado más cauto y, desde 1977 en que empezó a desempolvar estas históricas joyas, ha concedido 23 insignias. La primera, a su antiguo preceptor y expresidente de las Cortes, Torcuato Fernández Miranda. Otra innovación, la de hacer acreedores de tal honor a ilustres ciudadanos. Algo de lo que no dispone la Unión Europea, huérfana de reconocimientos, honores y enseñas que la identifiquen, critica el periodista y presidente de la Fundación Carlos de Amberes, Miguel Ángel Aguilar. «No me extraña que Angela Merkel esté como loca por conseguir esa distinción de tanto prestigio que en su día se convirtió en un talismán europeo, el mismo que ella ahora desea». Y lo dice sin guasa.