Momento en el que descuelgan el lienzo en el MoMa de Nueva York para su traslado a España. / Archivo
la otra historia

El 'Guernica', un peregrinaje de cuatro décadas

El cuadro más famoso de Pablo Picasso recorrió decenas de ciudades y miles de kilómetros sin pisar suelo español durante 44 años

MADRID Actualizado: Guardar
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Sonrisas. Emoción. Ilusión. Impaciencia. Expectación. Todos estos sentimientos se reflejaban en los rostros de las miles de personas que aguardaban frente al Casón del Buen Retiro de Madrid para ver por primera vez un icono artístico del siglo XX. En el interior del recinto, protegido por una urna de cristal blindado capaz de soportar el impacto de un bazuca y custodiado por agentes de la Guardia Civil, se exponía el 'Guernica' de Pablo Picasso. Era el 24 de octubre de 1981. Por fin, los españoles podían disfrutar del mítico cuadro tras un exilio de 44 años. Cuatro décadas en las que el imponente lienzo removió conciencias con su impactante mensaje en las decenas de ciudades que recorrió tras soportar miles de kilómetros hasta su aterrizaje definitivo en el Museo Reina Sofía. Sin embargo, la ubicación de la obra sigue siendo motivo de polémica y ha vuelto a ser reclamada por el Museo del Prado.

La historia del 'Guernica' es tan convulsa como la vida de su autor y la época en la que fue creado. Tras el estallido de la guerra civil en España, el Gobierno republicano vio en la Exposición Universal de París de 1937 una gran oportunidad de mostrar al mundo los estragos del conflicto y sensibilizar a las potencias aliadas para que les ayudasen frente al enemigo franquista. Las autoridades españolas pidieron a Pablo Picasso que pintara la obra central del pabellón. El artista malagueño, que residía en la capital gala, ya era un pintor muy afamado y los responsables del Gobierno vieron en él la mejor forma de llegar al público internacional. De hecho, al comienzo del conflicto había sido nombrado director de honor del Museo del Prado.

El 26 de abril de 1937 la legión Condor alemana realizó un bombardeo masivo sobre la localidad vizcaína de Guernica. La población civil se convirtió por primera vez en el objetivo de un ataque indiscriminado. Las imágenes del pueblo totalmente arrasado conmocionaron al mundo. Picasso eligió esa tragedia para denunciar la barbarie de una guerra injusta. Tras dos meses de trabajo, el cuadro presidía el pabellón español de París.

Tras finalizar la Exposición Universal en 1938, la situación en España es cada vez más favorable para el bando sublevado. Picasso toma entonces una decisión que marcará el futuro del cuadro. Decide que sea trasladado al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) y que sólo sea devuelto a España cuando se instaure una democracia. Comenzaba así una peregrinación del lienzo de décadas. Antes de cruzar el charco, el 'Guernica' recorrió Oslo, Estocolmo y Londres, en una gira cuya recaudación iba destinada a ayudar a los combatientes republicanos.

Una vez en Nueva York, se convierte en la estrella del MoMA. Miles de personas acuden cada año para verlo. El cuadro es aclamado y las peticiones de los muesos para exponerlo temporalmente se disparan. A mediados de los cincuenta, recorre ocho ciudades europeas. Tanto viaje afecta gravemente al estado del cuadro, que tiene que ser restaurado a su regreso a Nueva York.

Pero el 'Guernica' ya se ha convertido en un icono mundial. Tanto es así, que el propio régimen franquista intenta recuperarlo a finales de los sesenta. Sin embargo, la negativa de Picasso impide la operación. Pero el lienzo no sólo sobrevivió a los interminables trayectos. También soportó un acto vandálico en 1974, cuando un hombre pintó con spray sobre el óleo la frase: "Matad todas las mentiras". El autor del ataque alegó que protestaba por la guerra de Vietnam y que eligió ese cuadro por tratarse de "una gran obra".

Operación 'cuadro grande'

La batalla por recuperar el cuadro se renueva con la llegada de la democracia a España. El gobierno de Adolfo Suárez inicia las gestiones para su devolución. Tras años de negociaciones, con más de un amago de acudir a los tribunales, el MoMA descuelga el que había sido su emblema durante las últimas cuatro décadas. Se inicia la operación 'cuadro grande' que debía concluir con el traslado al Museo del Prado.

El 10 de septiembre de 1981 un 'boeing' 747 de la compañía Iberia denominado 'Lope de Vega' aterrizaba en Madrid. Todo se había hecho con un absoluto secretismo. Ni siquiera los pilotos sabían qué transportaban exactamente. En las pistas del aeropuerto las autoridades dieron la bienvenida a la obra de arte ante una multitud de cámaras y fotógrafos que inmortalizaron el momento. Una escolta policial le acompañó hasta el Casón del Buen Retiro, dependiente del Prado. Allí quedó expuesto. Aunque Guernica y Barcelona habían reclamado la obra, se respetó el deseo de Picasso de estar expuesto junto a los 'maestros' del pincel que había admirado como Goya o Velázquez. Sin embargo, todavía se movió una vez más. En 1992 el Gobierno decidió que las pinturas hasta 1881 -año del nacimiento de Picasso- serían expuestas en el Museo del Prado y las posteriores en el Museo Reina Sofia. De esta forma, la imperecedera obra realizó su último viaje. De momento.