FÚTBOL | COPA DEL REY

El Barça no permite milagros

Lekic anotó en la primera parte pero Alexis y Sergi Roberto borraron cualquier esperanza de remontada | El Barcelona ganó 4-0 en el partido de ida

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El año pasado se vieron en semifinales de ‘Champions’ y en la final de Copa y este año, de momento, se la jugarán en cuartos del ‘torneo del KO’. Barça y Madrid jugarán el próximo miércoles a las diez de la noche en el Santiago Bernabéu el primer acto del clásico del fútbol español, que de tanto repetirse, corre el riesgo de quedar algo descafeinado, según reconoció Iker Casillas.

No hubo sorpresa y, tal y como se esperaba, el Barça, el último en clasificarse, hizo los deberes este jueves en Pamplona. Los azulgrana, que se permitieron el lujo de reservar a buena parte de los titulares, cumplieron con el trámite y ampliaron el 4-0 de la ida, una losa muy grande para un Osasuna, también plagado de suplentes (por culpa de las bajas y de las decisiones técnicas), que nunca creyó en esta eliminatoria.

Cuando uno se enfrenta al mejor equipo del mundo (para muchos el mejor de la historia), no se trata de que el técnico rival se dedique a vender humo ni de que intente que la gente se haga falsas esperanzas. Pero los aficionados de Osasuna deben de pensar que su equipo no afrontó la eliminatoria de la forma más adecuada desde el punto de vista anímico. Si el entrenador repite por activa y por pasiva que para pasar hace falta algo más que un milagro, aunque lo diga medio en broma o con la intención de que el rival se relaje, los jugadores que lo escuchan no acabarán de creer en sus posibilidades y poco menos que se conformarán con no salir vapuleados. Y si encima ese mismo técnico reserva a más de media docena de titulares, tanto en la ida como en la vuelta, pasa lo que pasó en el choque entre catalanes y navarros. El Barça se paseó en los dos partidos y le endosó un contundente 6-1 a Osasuna en el global del enfrentamiento.

Lekic rompe el guion

Sin embargo, algo mágico tiene la copa que en un momento dado los partidos se vuelven locos. Guardiola, que también dejó en el banco a la artillería pesada (el banquillo era: Valdés, Puyol, Cesc, Messi, Xavi, Abidal y Busquets), puso en la previa el ejemplo de la Real en Mallorca. En el Reyno de Navarra no fue para tanto, ni mucho menos, pero Osasuna fue capaz de meterle un pequeño susto a los azulgrana antes del descanso. No duró mucho, aunque es posible que más de uno recibiera una buena bronca de Guardiola en la caseta. Y es que la primera mitad transcurrió de una forma soporífera, sin que nadie tuviera la intención de controlar la pelota, hasta que Lekic, el que más lo intentó por la parte rojilla, lanzó un zurdazo en el 40 y batió a Pinto, que tocó el balón.

De alguna manera, el gol del serbio despertó a su equipo, que entre el 40 y el 45 tuvo otras dos oportunidades bastante claras (una de Cejudo y otra de Calleja), que quién sabe, de haber entrado podrían haber metido a su equipo en la eliminatoria. Era muy difícil, pero el fantasma del antecedente de 2007 cuando e Getafe le metió cuatro al Barça en el Coliseo Alfonso Pérez para meterse en semifinales sobrevoló el antiguo estadio del Sadar por unos minutos.

Pero como dijo Mendilibar, era necesario más que un milagro. El vizcaíno acertó en el diagnóstico y tras la reanudación, los blaugrana salieron con más tensión (tampoco era difícil superar el grado de interés mostrado en la primera parte), y en seguida dejaron la hazaña rojilla en agua de borrajas. Adriano hizo una jugada de extremo, buscó el segundo palo y Alexis, de cabeza, batió a Riesgo. El sueño de una remontada se esfumó tan rápido como empezaba a echarse la niebla sobre el Reyno de Navarra. Las horas previas del partido estuvieron marcadas por el fenómeno meteorológico, pero la bruma estilo londinense, que obligó al Barça a viajar a Pamplona, haciendo escala en Vitoria, no impidió la disputa del partido, si bien a medida que avanzaba el partido iba siendo más espesa. Y además el duelo se le ponía cada vez peor a Osasuna.

Messi saltó con más de media hora por delante y se dedicó a hacer lo que mejor sabe, además de meter goles como churros: asistir a sus compañeros. Sergi Roberto, que tras la lesión de Pedro, se colocó de delantero centro, hizo el desmarque, Messi le vio, le dio un pase medido y el canterazo de Reus puso la puntilla. Noche feliz que tuvo sabor agridulce para los azulgrana, que perdieron a Fontàs para el resto de la temporada (tiene afectado el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha) y a Pedro, que tuvo que retirarse por problemas (leves) en el bíceps femoral.