ANÁLISIS

Romney, a dos pasos de la nominación

El candidato republicano disputará en noviembre con Obama la presidencia de EE UU si gana las primarias en Carolina del Sur y Florida

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Con su clara victoria de ayer en la primaria de New Hampshire, Mitt Romney está casi literalmente a dos pasos de de ganar la designación republicana para disputar en noviembre con Obama la presidencia de los Estados Unidos.

Esos dos pasos son las primarias de Carolina del Sur y Florida (21 y 31 de enero). Y no porque los delegados en juego embolsados por el ganador sean insuperables, que matemáticamente no lo son, sino porque el campo conservador quedará literalmente desmantelado, sin nadie capaz de hacer la competencia al antiguo gobernador.

Ayer su éxito confirmó todas las encuestas y su 39,4 por ciento seguido del 22,8 de Ron Paul o el 16,9 de Jon Huntsman (candidatos sin posibilidades reales) y poco más del nueve para Newt Gingrich y Rick Santorum le han dado un puesto imbatible a día de hoy en la carrera que terminará en la Convención republicana de Tampa en agosto.

Aforar el Tea Party

Entre los tópicos que rodean la elección presidencial uno se mantiene lozano por su generalidad y su condición de cómodo multi-uso: un candidato debe caer bien, lo que vale para un viajante de comercio o un concejal. Romney se acerca algo, incluso bastante, al candidato que puede votar el republicano medio que dejó dibujado para una generación el general Eisenhower: centro-derecha, conservador sin estridencias, orgulloso de los logros del país e intelectualmente seguro de la superioridad de su sistema político y jurídico.

El rechazo que suscita Romney en el campo conservador parece limitado al ala derecha confesional radical que consiguió tomar como rehén al partido republicano en su conjunto y secuestrarlo provisionalmente. Hoy se ve que eso fue flor de un día y nadie está pidiendo la vuelta al ruedo de Sara Palin, su icónico modelo, para que lo lleve a la victoria.

Es un servicio al partido republicano haber hecho de aforo indudable para medir a Tea Party, un sarpullido exacerbado por el combate demócrata en el asunto de la reforma sanitaria. Y, al tiempo, Romney prueba que la mayoría social no cree que él sea demasiado liberal, demasiado blandurrio y demasiado… mormón, como sugería el columnista liberal Ted Rall hace unos días para indicar que tendrá muchos problemas en el Sur y el Medio Oeste, muy tradicionalistas.

Lo que queda de mes

La indicación geográfica de Rall es acertada y por eso, más allá de los caucuses de Iowa, solo indicativos, y la victoria de ayer en New Hampshire, un éxito en los ruedos más hostiles de Carolina del Sur y Florida provocaría la retirada de más candidatos y dejaría casi del todo expedito el camino para Romney. Y eso sería un récord porque no se recuerda un aspirante (excluidos los que han repetido siendo ya inquilinos de la Casa Blanca) que se haya impuesto con tal rapidez en su debut.

Formalmente no es así, desde luego, y algún candidato insistirá en la esperanza de que el bien situado Romney cometa algún error imperdonable o en que salte una noticia bomba capaz de alterar sus posibilidades. Ambas cosas son improbables, la primera por el oficio adquirido y la segunda porque la fantástica campaña del antiguo gobernador de Massachussets, ha repasado hasta la extenuación su vida privada y su carrera pública para tenerlo todo bajo control.

Moralmente irreprochable bajo los parámetros norteamericanos, mormón militante (y en su juventud incluso misionero mormón en Europa), graduado en derecho en Harvard, casado hace más de 40 años con la misma mujer y exitoso gobernador de Massachussets (2003-2007) de tónica centrista, él supo remontar la fuerte derrota que le había infligido Ted Kennedy en 1994 cuando intentó ser senador por Massachussets.

Candidato y empresario

Sus adversarios han entrado a saco en los últimos días, tras vacilar mucho, en la pretendida carrera de éxitos de Romney como hombre de negocios, algo que en los Estados Unidos es percibido como un mérito. De hecho él, hijo de una muy acomodada familia, fue ejecutivo y director de una empresa financiera, “Bain Capital”, cuya tarea principal era comprar empresas con problemas, reflotarlas con una política de despidos masivos a veces, y revenderlas con beneficio.

El influyente (y pro-demócrata) “The New York Times”, no vaciló en publicar el lunes un editorial muy severo con los aspirantes vinculados a los intereses de la gran banca pero, de hecho, dirigido contra Romney, presentado como alguien que, diga lo que diga, no ha conocido una sola dificultad material en su vida e improvisa cuando menciona la angustia de los desempleados.

Sea como fuere, los sondeos que ya funcionan para los dos Estados mencionados, donde habrá 75 delegados en juego, frente a los 12 de ayer en New Hampshire, le sitúan y en cabeza, aunque con ventajas reducidas. Los factores que lo explican son en Carolina, ideológicas y confesionales (ahí sí hay un porcentaje de cristianos que reconocen que nunca votarán a un mormón) y en Florida, de extracción cultural: las comunidades hispánica y judía son potencialmente decisivas.

Si Romney gana en ambos Estados, adiós campaña, adiós…