El Sevilla gana para quedar eliminado por Soldado
Del Bosque, en el palco del Pizjuán, pudo disfrutar de un gran partido entre dos grandes equipos
SEVILLA Actualizado: Guardar¡Viva la Copa! Con este grito se puede resumir el encuentro entre el Sevilla y el Valencia. Partido vibrante, de los que hacen afición. Con oportunidades por doquier, y cuando fallaron las fuerzas apareció la ilusión por el pase a la siguiente ronda. Al final será el equipo valenciano el que estará en cuartos de final, pero el espectáculo lo pusieron ambos.
El duelo fue un calco de la irregularidad mostrada por el equipo de Marcelino a lo largo de la temporada. Sin embargo, Emery confirmó que sabe dar estabilidad a un equipo, incluso cuando pasa por malos momentos. La primera mitad tuvo instantes de gran inspiración mezclados con falta de ambición y concentración por parte de Sevilla y Valencia. Si los locales se agarraron a las ganas de Reyes, los visitantes lo hicieron al talento de Banega. El duelo de las delanteras entre Soldado y Negredo fue sustituido por el de las porterías.
Con Varas y Alves demostrando a pasos agigantados que son la nueva generación de cancerberos para la Liga, Vicente del Bosque, en el palco, esperaba que apareciera por el Pizjuán ese ‘9’ que ansía. No se sabe bien si fue porque no estaban finas las defensas, o es que los dos equipos así lo quisieron, pero los primeros quince minutos fueron espectaculares. Negredo fracasaba una y otra vez en su búsqueda del gol, mientras el portero ‘che’ se ayudaba del primero de los suyos que pasaba por su lado para salvarse de las acometidas nervionenses.
El delantero vallecano se encontró también en este encuentro con su peor enemigo este año: los palos y la cepa de la escuadra. Soldado seguía desaparecido. Solo Jonas parecía querer probar a ver si Varas seguía teniendo ese ‘santo’ que parecía haber perdido en las últimas jornadas. Pero lo recobró. Tres paradas casi consecutivas, dos al brasileño y otra a Rami, lograron que todavía hubiera eliminatoria para la segunda mitad.
Los jugadores sevillistas querían poner mordiente, pero pecaron de apatía. Manu del Moral decidió aparecer sobre el césped, ausente mentalmente en el primer periodo. De sus botas salieron pequeños ‘sustos’ sobre la portería, pero sin muchas esperanzas.
Falta de creatividad
Mientras la chispa de velocidad del comienzo del partido se iba apagando, el colegiado seguía su particular duelo de amarillas. Cuatro tarjetas a los levantinos y dos a los sevillanos -Navarro pudo ver la segunda por una fea entrada sobre Feghouli-, eran sus muescas por el momento. Muchos dudaban de que fueran a terminar los 22 sobre el terreno de juego.
Si el árbitro cortaba el juego con sus decisiones y el Sevilla tiraba a falta de media hora de más corazón que cabeza, en el Valencia todo era tranquilidad. Emery, siempre calculador, sabía que para pasar a cuartos solo tenían que esperar el momento oportuno. Una estocada y con ella se acabaría todo. Entonces llegó Soldado, tras un gran pase de Jonas, para batir a Varas y poner a los suyos tocando el cielo copero de cuartos.
Casi cuando todavía lo estaban celebrando, se les acabó la alegría pronto. Porque un mal despeje de Alves lo aprovechó casi al minuto Rakitic para dar algo de emoción. Más aún de la que ya había. Pero el tiempo pasaba demasiado deprisa para un Marcelino que veía peligrar su puesto. Ni las internadas de Perotti, la verticalidad de Reyes o la fortaleza de Kanouté hicieron mella en la férrea defensa ‘che’. El tanto en propia meta de Víctor Ruiz en el descuento (escaso, por cierto) solo fue la guinda a la emoción.
El ajuste defensivo del técnico vasco ayudó a que al Sevilla se le secaran las ideas y no pudiera dar una alegría a su afición. Unos seguidores que ven cómo a mitad de campaña su entrenador sigue sin dar con la tecla correcta. Solo les queda la Liga. El Valencia, por su parte, sigue soñando en la Copa. Y Del Bosque ya tiene a Soldado apuntado por delante de Negredo. El espectáculo debe continuar.