Alex Salmond, ante una estatua del héroe escocés Braveheart. / Archivo
PLANETA 'BRITISH'

Un nacionalista en la cima de Gran Bretaña

El diario ‘The Times’ elige al primer ministro escocés, Alex Salmond, como ‘Británico del año’

ÁLVARO SOTO | MADRID Actualizado: Guardar
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El artículo de ‘The Times’ comienza con un pseudoaviso a los lectores. “Piense lo que piense de sus políticas, Alex Salmond…”. Porque usted, comprador fiel de nuestro periódico, muy probablemente es un nacionalista inglés de los que cantan el ‘God save the Queen’ con la mano en el pecho. Por eso, puede quedarse sorprendido cuando vea que nosotros, su periódico, hemos elegido ‘Británico del año’ a un nacionalista escocés. Pero tenemos nuestras razones, viene a decir ‘The Times’.

Y las razones para escoger como ‘Británico del año’ a Alex Salmond, primer ministro escocés, se llaman carisma y sobre todo, mayoría absoluta sin precedentes en las últimas elecciones al Parlamento de Escocia. En un año en el que todos los presidentes, regionales y nacionales, han sido guillotinados por las urnas o por la economía, Salmond ha logrado repetir como primer ministro escocés al llevar a su partido, el SNP, de los 47 a los 69 escaños en la Cámara y se ha convertido en una de las figuras más al alza en el hipercompetitivo mercado político de las islas.

La biografía de Salmond ha vivido altos y bajos. Fue expulsado del SNP en 1979 por sus ideas entonces radicales, demasiado cercanas a la independencia, pero poco después sus compañeros lo readmitieron, y en los noventa ya era el gran referente del partido. Tras restablecerse el Parlamento en Escocia (1997) y concurrir a las elecciones de 1999, Salmond se fue como líder del partido en el Parlamento británico, pero su sucesor en Escocia, John Swinney, generó tal situación de caos que Salmond volvió a Edimburgo en 2004 como líder sin discusión del SNP. Y partir de ahí, los éxitos: victoria por escaso margen en 2007 y absoluta en 2011.

Unos ven a Alex Salmond como el nuevo Tony Blair, un camaleón que engatusa con su bien trabajado discurso y su indudable encanto personal. Otros lo comparan con el antiguo alcalde de Chicago Richard M. Daley, capaz de aprovechar la fuerza de sus seguidores para edificar sobre ellos su carrera política; y finalmente, algunos creen que Salmond no ha inventado nada y que solamente se limita a copiar a los nacionalistas catalanes y vascos, que le mostraron el camino en el uso de la táctica del palo y la zanahoria.

La amenaza del referéndum

Sin ir más lejos, Salmond suele amenazar con convocar un referéndum sobre la independencia de Escocia que sabe que nunca ganará, pero mientras tanto, consigue ventajas para las empresas escocesas, que disfrutan de exenciones superiores a las del resto de las compañías británicas, o logra que sus universitarios no paguen tasas, entre otros muchos privilegios.

Sin embargo, Salmond es mucho más que un hábil estratega. Licenciado en Económicas y en Historia por la Universidad de Saint Andrews, fue economista del Banco de Escocia antes de dar el salto a la política. Por eso, y pese a su indudable vertiente populista (y al mal carácter que sus colaboradores le atribuyen), se siente muy a gusto compartiendo mesa y mantel con financieros, industriales, diplomáticos y gente de la cultura. Eso sí, siempre con Escocia en la cabeza. Tras una reunión entre Salmond y el ministro del Tesoro británico, George Osborne, un funcionario inglés comentó: “No hemos estado de acuerdo en casi nada, pero ha sido un encuentro interesante. Es un político serio”. Y es también el ‘Británico del año’.