El diseñador Giambattista Valli. / Archivo
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Giambattista Valli, el novato de la Alta Costura

La Federación Francesa de la Costura acoge en su exclusivo grupo de la moda al diseñador italiano

MADRID Actualizado: Guardar
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Como el jamón o el vino, la moda también tiene su denominación de origen: Alta Costura de París. Diseños exclusivos, manufactura, calidad en las telas o precios elevados, son algunos de los requisitos que hay que cumplir para adquirir dicha etiqueta única en el mundo. El último en conseguirlo, Giambattista Valli.

El diseñador italiano, afincado en París desde 2005, fue elegido esta semana por la Federación Francesa de la Costura para formar parte del exclusivo grupo de diseñadores con denominación de origen. Un club del que solo forman parten otros 10 elegidos: Adeline André, Dominique Sirop, Emmanuel Ungaro, Frank Sorbier, Jean Paul Gaultier, Jean-Louis Scherrer, Chanel, Christian Dior, Christian Lacroix, Givenchy. Junto a ellos, Valentino y Armani que figuran como miembros extranjeros. El novato de la clase tiene 45 años, ha trabajado para Ungaro y Fendi, y la pasada temporada ya mostró sus creaciones como "invitado" en el calendario parisino.

El calificativo de Alta Costura, mal usado en ocasiones para definir una colección de trajes de noche, compromete a las firmas de moda a mantener unos altos estándares de calidad, aunque en los últimos años se ha visto obligada a relajar su exigente normativa. A cambio, el diseñador obtiene una protección jurídica, que tiene su origen en 1868, cuando un grupo de diseñadores fundaron la Cámara Sindical de la moda, hoy la Federación Francesa de la Costura, con el fin de evitar el plagio de sus vestidos. Impedir esta práctica en la actualidad parece inviable. La inmediatez de las nuevas tecnologías ha facilitado que las tiendas más populares fusilen las colecciones de las grandes firmas a los pocos días de haberse presentado.

Protección

Eso sí, para estar al amparo de la Federación, Giambattista Valli debe cumplir una serie de exigencias: presentar dos colecciones al año (enero y junio) con una colección de unos 50 trajes, emplear a un mínimo de 20 personas en su taller, manufacturar los trajes con mínimo de 100 horas para ello, utilizar telas exclusivas, hacer tres pruebas antes de entregar el diseño, el precio de cada pieza debe estar entre los 16.000 y los 60.000 euros y solo se podrán confeccionar como máximo tres modelos, entre otras exigencias.

Unas condiciones algo difíciles de cumplir por los costes que supone hacer un traje con estas características y los cambios experimentados tanto en la producción como en el consumo de la moda. La Federación Francesa, con más de un siglo de vida, ha ido perdiendo miembros al mismo ritmo que aumenta la demanda de pret-a-porter. La buena calidad de sus prendas y el elevado precio de alta costura han hecho que las mujeres, en tiempos de crisis, varíen sus gustos por 'necesidad'.