Barça bimundial
Los de Guardiola engrandecen su leyenda con un recital ante el Santos
BARCELONA Actualizado: GuardarSólo la historia dará la verdadera dimensión de este grupo. Pero de momento, la gloria ya le ha reservado un lugar en la eternidad. El que para muchos es el mejor equipo jamás visto levantó este domingo su segundo Mundial de clubes. Y lo hizo de una forma grandiosa: con nueve jugadores formados en su cantera, apabullando al rival con una lección de fútbol y con un Messi que cada vez se parece más a la leyenda del equipo contrario, O Rei Pelé.
“Ya podemos decir que somos el mejor equipo del mundo”, expresó el presidente, Sandro Rosell. “Los números hablan por sí solos”, añadió Guardiola. Y es que el Barça, en los últimos 20 años, ha conseguido darle la vuelta a su dinámica histórica. Fundado en 1899, el FC Barcelona dejó su etiqueta de equipo perdedor una tarde de mayo de 1992 en Wembley. Desde entonces, dos mundiales y cuatro Champions (con Cruyff, Rijkaard y Guardiola) y el reconocimiento mundial a su juego. “Empezamos a tener el palmarés que este equipo merece”, señaló Rosell. Y por lo que parece, este grupo no tiene límite. "Es admirable las ganas de nuestros jugadores de seguir ganando", remató Guardiola.
El quinto título del año (todos menos la Copa) y el decimotercero (de 16) de la era Guardiola (en tres años y medio) coronó al Barça frente a un Santos que no pudo y no supo contrarrestar el juego de toque y combinación de los azulgrana. Pelé y los suyos inventaron aquello del ‘jogo bonito’ y, sin embargo, sus herederos no están en Brasil, sino que visten de azulgrana. Neymar, la estrella rival, reconoció la superioridad del rival: "Nos hemos llevado una lección de cómo se juega a fútbol", dijo con los ojos entre lágrimas. Tras escuchar a su jugador franquicia, puede que Muricy Ramalho, técnico del Santos, comprenda que uno no puede saltar a una final para encerrarse atrás y esperar un milagro.
El míster brasileño debería pensar que no por acumular más hombres en la zaga un equipo defiende mejor. El ejemplo lo tenía a escasos metros. Como en Milán y en el Bernabèu, el Barça saltó al césped del Internacional de Yokohama con tres defensas fijos y un Alves que es teórico lateral, pero en realidad juega de extremo. Los azulgrana tenían las bajas de Villa y Alexis y una consiga: meterle mucha intensidad al juego, "porque ellos no están acostumbrados a un fútbol de ritmo muy intenso", según admitió Puyol tras levantar la Copa, que dedicó a Villa y Tito Vilanova.
Metido en el campo del contrario, el Barça (con Xavi, Thiago e Iniesta en la medular y Messi, Cesc y Alves en ataque) tenía el control del balón, hacía sus rondos favoritos y los brasileños corrían detrás de la pelota. No la olían. Ni siquiera Neymar. El choque se vendió en la víspera como un duelo entre Messi y Neymar y hoy por hoy no hay posible comparación, sobre todo en las finales donde el argentino se crece. Lo dejó claro bien pronto. Corría el minuto 16. Xavi controló un balón de espuela, buscó en profundidad a Messi y ante la salida del portero le picó la pelota por encima. Golazo antológico que sentó las bases de lo que se vería luego: dominio casi insultante de los azulgrana.
Poco después apareció Alves por la banda, cedió al punto de penalti, y Xavi, a bote pronto, fusiló a Cabral. La final no había entrado en el minuto 25 y el marcador ya señalaba las distancias enormes que hay entre ambas escuadras. Al borde del descanso, Cesc, tras varios rebotes, puso la sentencia. Con 3-0 en la media parte, el 95% del trabajo estaba casi hecho por parte de los culés, que después de la reanudación se dedicaron a buscar las contras.
El Santos se abrió un poco más, las marcas se descuidaron un poco y el partido se convirtió en un ida y vuelta que sólo beneficiaba al Barça. Por eso, el cuarto llegó en una contra: Messi mareó al portero con un recorte seco y espectacular y puso el broche a una noche que el de Rosario no olvidará. Fue elegido mejor jugador del torneo, por supuesto, y consiguió igualar a Pedro como los dos únicos jugadores que han marcado en un mismo año en los seis torneos en liza. El argentino engrandeció más si cabe su leyenda y ya hace tiempo que ha dejado sin adjetivos al periodismo deportivo. En cuanto gane un Mundial con Argentina se convertirá en uno de los tres o cuatro mejores jugadores de la historia. ¿Y Neymar? Cesc lo dijo bien claro: "Si el equipo juega como sabe y domina, no hay Neymar". Dicho y hecho. El 11 del Santos tuvo dos ocasiones. Una, en la primera parte y con empate a cero: pecó de individualista y no vio a Borges solo a su derecha. Y en la segunda, con el partido ya decidido, no pudo en el mano a mano con Valdés. Ante el Barça le tocó agachar la cabeza.