Primera huelga en Italia contra Monti
Las protestas comienzan hoy con un paro general de tres horas
ROMA Actualizado: GuardarLos sindicatos italianos celebraron este lunes una huelga general contra el plan de ajuste del Gobierno de Mario Monti, aunque fue solo de tres horas y tuvo poca repercusión. Los transportes públicos, por ejemplo, no participaron en la iniciativa. Se notó en las fábricas y en manifestaciones numerosas en varias ciudades. Mañana tampoco saldrán la mayoría de los periódicos. De este modo la primera protesta seria contra el nuevo Ejecutivo técnico designado para salvar a Italia de la quiebra tuvo sobre todo valor testimonial. Más bien el objetivo era ejercer el derecho al pataleo pero sin molestar demasiado, pues la prioridad es la cohesión nacional ante un trance decisivo.
Los sindicatos no quieren abrir una guerra social pero al menos desean dejar constancia de su malestar y no parecer pasivos ante sus bases. De hecho su mayor resultado de este lunes fue interno, pues la convocatoria significó el retorno de la unidad sindical entre las tres grandes centrales del país -CGIL, CISL y UIL- tras seis años de divisiones entre la primera y las dos segundas.
El principal motivo de las protestas es la reforma de las pensiones, el punto más ambicioso del plan de recortes de Monti, que asciende a 30.000 millones. Los sindicatos acusan al Gobierno de haber traicionado las promesas de conjugar rigor y equidad y exigen correcciones. Sobre todo en la congelación de las pensiones el próximo año a la mitad de los jubilados, que cobran cantidades por encima de los 935 euros, y en el golpe de quienes se llevan la peor parte de la reforma, los nacidos en 1952, que pasan de tener la jubilación al alcance de la mano a esperar entre cinco o seis años.
Monti ha dicho desde el primer día que manda la emergencia y calmar la especulación de los mercados, y no hay tiempo para una profunda concertción social como sería deseable, así que sus reuniones con los sindicatos han sido de cortesía y para explicar sus proyectos. No obstante, la ministra de Bienestar Social, Elsa Fornero, abrió este lunes la puerta a una revisión del límite a partir del cual se congelan las pensiones, que tal vez suba a 1.400 euros. Pero el margen para cambios en el plan es escaso. El Gobierno quiere aprobarlo a toda prisa como señal de fuerza a los mercados.