
El cofre de Amy Winehouse
'Lioness: Hidden Treasures' es el mejor tributo a una artista tan genial como frágil
MADRID Actualizado: GuardarHay artistas cuya genialidad parece desbordarles. Incapaces de contener su torrente creativo, acaban consumidos por sus fantasmas internos, apuntando en sus calendarios una anticipada cita con la muerte. Literatos como David Foster Wallace o actores como Heath Ledger pertenecen a esa estirpe. También muchos músicos. James Morrison, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Kurt Cobain o Brian Jones abandonaron este mundo a los 27 años, conformando una especie de club que atestigua los innumerables demonios que asaltan a unas figuras cuyo talento crece en sentido inverso a su fortaleza espiritual. Sus trabajos reflejan esa dualidad. Obras maestras que suscitan la pregunta de qué cotas podrían haber alcanzado de haber dispuesto de más tiempo.
Ese es el sentimiento que afloró en los seguidores de Amy Winehouse cuando en la tarde del pasado 23 de julio se difundía la noticia de la muerte de la cantante. Una desoladora información que, no obstante, sorprendió a pocos. La artista, cuyo disco póstumo, 'Lioness: Hidden Treasures', se publica este lunes, llevaba meses al borde del precipicio. Sumida en una espiral autodestructiva de drogas y alcohol, su deterioro era evidente. Y al contrario de otros compañeros de profesión que parecen haber hecho un pacto con el diablo que les permite sortear el abismo, la londinense no disponía del resorte imprescindible para salvar la vida.
Sus fans rezaban porque no se consumase el trágico final que tantos vaticinaban. Pero ella parecía incapaz de abandonar la terrible senda por la que se había aventurado. Únicamente cuando entraba en el estudio de grabación, le sobrevenía la fortaleza necesaria para lidiar con una existencia que le resultaba demasiado pesada. Allí se transformaba. Era la Aretha Franklin blanca, la mujer destinada a revitalizar el soul.
Ascenso y caída
Apenas necesitó dos discos para lograrlo. 'Frank', su refrescante debut de 2003, de clara inspiración jazzística, contenía joyas como 'Stronger than me' o 'Take to the box'. Pero lo mejor estaba por llegar. En 2006, editaba 'Back to black', un álbum que retrotraía a los mejores tiempos de la música negra. Oscura y grave, su voz era el envoltorio perfecto para unas atormentadas letras que reivindicaban su espíritu rebelde. Especialmente 'Rehab', en la que proclamaba su resistencia a ingresar en centros de rehabilitación. 'You know I’m no good' o 'Love is a losing game' eran otros de los cortes de un trabajo que le permitió ganar cinco premios Grammy en 2008.
Aquella noche, la del 10 de febrero de 2008, fue la más gloriosa de su carrera. No pudo disfrutar de ella. Faltó a la ceremonia porque estaba en un centro de rehabilitación y porque las autoridades estadounidenses le impedían la entrada al país a causa de sus problemas con las drogas. A partir de ese momento, iría cuesta abajo. Seguiría copando portadas, pero solo por sus excesos.
Joyas de un naufragio
El desastre estaba anunciado, pero quizá había aún tiempo para impedir que se consumara. Mark Ronson, el productor junto al que Winehouse había gestado el éxito de 'Rehab', la devolvió al estudio. Un tercer álbum podía ser su salvación. Muchas veces pareció inminente su salida. Pero la muerte le sobrevino sin que pudiese ver el fruto de sus esfuerzos.
Sí podrán disfrutar de él sus incondicionales. Este lunes se publica ‘Lioness: Hidden Treasures’, un disco compuesto por doce temas que Ronson y Salaam Remi, otro de los colaboradores de Winehouse, han conseguido rescatar después de bucear en las grabaciones realizadas por la británica antes, mientras y después de pergeñar sus dos extraordinarios álbumes. Se trata de canciones inéditas, versiones de clásicos y dos temas nuevos rubricados por la cantante en los que habrían de ser los últimos meses de su vida.
Entre las canciones de 'Lioness: Hidden Treasures' sobresale 'Body & Soul', un magnífico dueto con el 'crooner' Tony Bennett que se grabó en los estudios Abbey Road de Londres en marzo de 2011 y en el que ambos versionan un clásico del jazz de los años treinta. "Cuando escuchas la grabación de 'Body & Soul', sirve de testamento de su genio artístico y de cómo sobresalía, siendo una de las artistas más honestas que haya conocido jamás", apuntaba Bennett acerca de su colaboración con Winehouse.
Completan el álbum temas como 'Our day will come', versión reggae del clásico de los sesenta que ha sido interpretado por artistas como Jaime Cullum o Linda Purl, entre otros; 'Tears dry', grabada originalmente en noviembre de 2005 y que acabaría dando lugar a una de las canciones de 'Back to black'; 'Between the cheats', que Winehouse modeló en 2008; 'Wake up alone', la primera que cantó en las sesiones de 'Back to black'; 'Will you still love me tomorrow', versión de un tema de Carole King popularizado por la Shirelles; 'Valerie', grabada en diciembre de 2006; 'Like Smoke', fruto de la colaboración entre la británica y el rapero Nas; 'The girl from Ipanema', reinterpretación de un clásico de la bossa nova con el que una jovencísima Amy sorprendió a Salaam Remi cuando fue a trabajar con este a Miami en 2002; 'Halftime', procedente de los tiempos en los que la londinense y Remi colaboraban en 'Frank'; 'Best friends', también de aquellos años; y 'A song for you', una versión emocional y rasgadora del clásico de Leon Russell que hizo famoso Donny Hathaway. Un disco que se convierte en el mejor tributo a una mujer que solo parecía hallar algo de felicidad cuando se ponía ante el micrófono.