Egipto: islamistas... y militares
La marea islamista en Egipto ha superado las previsiones, suscitado toneladas de comentarios en Occidente
MADRID Actualizado: GuardarLa marea islamista en Egipto (entre el 60% y el 65% del voto cuando hayan terminado las elecciones legislativas en enero) ha superado las previsiones, suscitado toneladas de comentarios en Occidente, provocado inquietud en las sociedades laicas… y no ha merecido, que se sepa, ningún comentario de la autoridad militar que rige el país.
Es razonable que sea así en razón de la neutralidad a que está obligado un gobierno en tanto dure la competición electoral que promueve y en la que no es parte. Y, además, la Junta militar, oficialmente “Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas”, no es un gobierno, sino una especie de jefatura colegiada del Estado con el antiguo ministro de Defensa, mariscal Tantaui, en la cúspide y un numero dos del que se habla menos, el jefe de Estado Mayor, general Sami Anan, que supervisa el diálogo con los partidos.
Se esperará en vano que el Consejo diga lo que piensa del impresionante resultado de la primera fase de la elección parlamentaria, como si las Fuerzas Armadas fueran el gran mudo de la tradición castrense francesa, pero lo ha hecho, muy interesadamente, la prensa israelí. Ayer el diario “Haaretz” (liberal-progresista en los parámetros israelíes) escribía que “los militares egipcios están profundamente preocupados por la victoria islamista”… pero citaba como fuente de la afirmación al diario pan-arabe “Al Hayat”, editado en Londres, de propiedad saudí y cuya línea editorial ahorra comentarios, es muy compleja y cuyo desciframiento no cabe aquí.
Las diferencias en el campo piadoso
Esto significa que la información de “Al Hayat” es, en realidad, poco arriesgada y podría ser suscrita sin dificultad en la medida en que el ejército egipcio no es islamista, en efecto, pero tampoco golpista (la información reconocía que el ejército no hará nada para alterar el resultado de una elección insualmente limpia y democrática) y no entraba en un hecho, en cambio, central: la alianza tácita que se ha observado entre las FFAA y los Hermanos Musulmanes (no entre militares e islamistas… porque eso incluiría a los salafíes, otro cantar).
Con toda la atención puesta en la plaza de Tahrir, el gran icono de las dos fases de la revuelta social, pero sobre todo en su segunda versión, que aún persiste perdiendo fuelle cada día, solo algunos analistas políticos prefirieron ponerla en la actitud de la Hermandad, que se abstuvo de llenar la plaza y dio a la Junta la posibilidad de decir por boca del general Mojtar el-Mallah que “Tahrir no es Egipto”, sabedor, como todo el mundo en realidad, de que la elección pondría en marcha a la mayoría silenciosa y ofrecería el cuadro de la realidad política y social, guste más o menos.
Los militares no son islamistas y ellos y la Policía liquidaron sin piedad la auténtica insurrección terrorista de la “Yamaa Islamiya” surgida tras el asesinato del presidente Sadat en 1981, con miles de muertos durante años. Nótese que la Yamaa, lo que queda de ella al menos, está en la coalición que encabeza al-Nur, partido central de la corriente salafí. Ni un solo Hermano fue acusado nunca de haber tirado ni un petardo… al contrario, su paciencia y su sentido táctico les llevó incluso a aceptar de hecho algún arreglo con el poder mirando para otra parte para poder estar en el ficticio parlamento con 85 escaños y dejarse ver.
Las necesidades militares
El ejército tenía buena imagen en Egipto y Tantaui, un héroe como joven oficial en la guerra del Yon Kippur contra Israel en 1973, y único mariscal en activo era y es estimado, aunque los activistas de la generación facebook y animadores de la segunda revuelta en Tahrir le llamen dictador sin más y exijan su partida. La Policía, en cambio, era detestada y por eso los militares disolvieron los temidos servicios de la Seguridad Nacional, secreta y omnipresente, en cuanto pudieron. Las necesidades de imagen de los uniformados, que se sienten protagonistas de un cambio histórico y desean triunfar en él y mantener su reputación, están a salvo con los Hermanos. Se necesitan mutuamente…
Se puede dar por seguro que, dando por hecho el triunfo islamista al final del largo proceso legislativo, Tantaui mantendrá el acuerdo tácito con la mayoría con tal de que se cumplan tres condiciones: a) las FFAA mantendrán su estatus como una especie de oficioso guardián del orden constitucional, una ultima ratio para casos de emergencia nacional; b) se conservará la condición seglar tradicional del país en un marco de pluralidad confesional y el Estado no será ni islámico ni laico, es decir, como está más o menos hoy; c) la opinión de las FFAA será tenida en cuenta en las grandes cuestiones de política exterior y seguridad nacional en el sentido amplio y moderno de la expresión.
¿Se retirará el mariscal después de que a finales de junio sea elegido un presidente? Es inevitable entre otras cosas porque su edad (76 años) rebasa y mucho la del retiro de los militares y si estaba allí y no apea apenas el uniforme es porque se hizo lo administrativamente necesario en su día para que prorrogase su función. El sabe todo esto y desea culminar su papel al frente de una institución en la que confía según probó hace unos días un solvente sondeo Gallup, el 90 por ciento de los egipcios. Por cierto, la misma encuesta descubría que el 85 por ciento cree que mantener las protestas en Tahrir es “una mala cosa”….