La edad dorada del tenis español
La mejor generación de tenistas ha conseguido ganar cinco ‘ensaladeras’ en once años
MADRID Actualizado: GuardarFue la espina clavada de los tenistas españoles. Era una meta perseguida por los más grandes de este deporte. Un trofeo majestuoso con las inscripción de los nombres de leyendas de este deporte. Y a pesar de que Santana se había convertido en un mito, de los éxitos de Orantes, Gisbert y Arilla, de que Bruguera dominó Roland Garros año tras año o de que Carlos Moyà se consagró como el primer número uno del mundo español, ninguno de estos grandes del tenis consiguió la ansiada ‘Ensaladera’. Pero la historia cambió el diez de diciembre del 2000.
Tras décadas intentándolo sin éxito, un jovencísimo tenista de Onteniente conectaba un revés paralelo, imposible para el australiano Hewitt, que permitía al equipo español compuesto por el valenciano, Costa, Corretja y Balcells levantar la primera Copa Davis de la historia. “Todas las Copas tienen su momento, pero al ser la primera el país tenístico de España estaba detrás”, aclara desde Barcelona Javier Duarte, entrenador en aquel momento de Álex Corretja. “Fue el primer gran momento de España en la Davis”, confiesa el técnico español. Ironías del destino, o acierto de la federación, un chaval llamado Rafa Nadal fue el abanderado del equipo español en Barcelona
La ‘Armada’ se adentraba por fin en el selecto grupo de países que tienen una ‘Ensaladera’. Y no solo eso. Consiguió lo que a la postre ha sido más importante: que el tenis español iniciase una etapa dorada en la que ha conseguido cinco preciados trofeos de plata en solo once años. «Lo vivimos con mucha ilusión pero a la vez con enorme tensión. La Davis era casi un tema tabú en el tenis español, una asignatura pendiente. Fue una semana muy intensa. Prácticamente no habría ni el móvil, ni quería saber quien me llamaba. No quería saber nada del mundo exterior, solo mantener la concentración. Desde fuera se decía que no teníamos espíritu de grupo y que estábamos divididos, pero eso nos unió más. Creíamos que era nuestro momento», recuerda Corretja sin un ápice de nostalgia en su voz.
Cuatro años después del sonado éxito conseguido en el Palau Sant Jordi, llegó la primera de La Cartuja. Allí, un muy motivado Carlos Moyá obtuvo el colofón a una gran carrera. Concentrado y mentalizado meses antes de la disputa de la final ante Estados Unidos en Sevilla, el mallorquín completó dos choques perfectos.
Después de ver como en 2003 su sueño de levantar una ‘Ensaladera’ se esfumaba en la final ante Australia sobre hierba, Moyá era consciente de que estaba ante su última oportunidad de levantar su ansiado título. Además, contó con la ayuda inesperada de un amigo suyo. Con apenas 18 años, Rafael Nadal, aquel joven que portaba la bandera española en el Palau Sant Jordi cuatro años antes, contra todo pronóstico jugó el primer día ante Roddick y le doblegó. Ese día, el manacorense comenzó a forjar su leyenda, la del mejor deportista español de la historia.
La tercera, ya en 2008, ha sido la única conquistada fuera de casa. Sin el número uno del momento, Rafa Nadal, a priori los argentinos eran los claros favoritos para levantar su primera Copa Davis. Pero el equipo español, capitaneado por Emilio Sánchez Vicario, se sobrepuso al ambiente infernal de los argentinos en Mar del Plata y se impuso a las individualidades de los sudamericanos. Gracias a Feliciano López y a Fernando Verdasco, que ganaron su punto de dobles y el de individuales, la ‘Armada’ conquistó el título de los cinco más inesperado, al ser Argentina clara favorita.
De nuevo en el Palau Sant Jordi, talismán del equipo español al igual que La Cartuja, la final de 2009 fue la más fácil de todas. Tras la hazaña de Mar del Plata, el equipo de gala español –Nadal, Ferrer, Verdasco y Feliciano- arrolló a la República Checa. En una eliminatoria sin emoción, con España muy superior a su rival, este grupo inigualable de campeones continuó engordando su palmarés.
Y llegó Sevilla, donde David Ferrer demostró ser uno de los más grandes levantando el partido a Juan Martín del Potro. Y donde el mejor deportista español se empeñó en seguir agrandando su leyenda y la hegemonía del tenis español gracias a sus victorias ante Mónaco y frente al número once del mundo.
“Ahora, nos hemos acostumbrado un poco mal con la generación de tenistas que han llegado a la cima”, reconoce Duarte. Pero es momento de disfrutar. Ya habrá tiempo de lamentarse dentro de unos años, cuando la afición española no pueda disfrutar de unos tenistas que han llevado a España a convertirse en un modelo a nivel mundial.