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Robots de andar por casa

El avance tecnológico permite que mecanismos artificiales practiquen microcirugías o se encarguen de las tareas domésticas

MADRID Actualizado: Guardar
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De explorar Marte a jugar al fútbol o realizar las tareas domésticas pasando por operaciones de microcirugía. Los robots ocupan cada día un lugar más importante en la rutina diaria del ser humano. Para llegar a este punto ha habido que conseguir primero dotar de 'vida' a un ingenio artificial en el que se aúnan informática, mecánica, electrónica, inteligencia artificial o diseño, entre otros conocimientos.

A lo largo de los últimos 50 años la tecnología robótica ha experimentado un progreso vertiginoso. En 1961, Ford Motors dio el pistoletazo de salida al instalar en su fábrica de Detroit el primer robot industrial de la historia. Con un diseño tosco, su función era controlar una máquina de fundición en troquel. Aun así, fue un éxito y en los años posteriores su uso se fue extendiendo en fábricas de todo el mundo. Este primer 'boom' produjo un impulso en la investigación y desarrollo que dio lugar a una segunda generación de robots en la década de los 80. Pese a las evidentes mejoras en su funcionalidad y su innegable valor para la producción industial, estos mecanismos se limitaban a tareas de repetición, con nula movilidad y autonomía.

Los grandes avances de la robótica llegaron junto al siglo XXI y son los que han permitido acercar esta ciencia al ciudadano de pie. Durante estos últimos años, los ingenios artificiales han pasado a disponer de una amplia movilidad y autonomía e, incluso, cierta capacidad de decisión.

"Estamos en una fase en la que podemos crear robots que se manejan en entornos no estructurados y capaces de interactuar con las personas", afirma Alberto Medina, coordinador de Robótica de la multinacional española GMV, que destaca además como "ahora, a precios asequibles, se pueden conseguir robots que liberan de realizar tareas domésticas, por ejemplo". Y no solo eso. Asimo, un autómata creado por Honda, ya fue capaz en 2008 de dirigir a la Filarmónica de Detroit batuta en mano.

El abanico de posibilidades que abre la investigación tecnológica en este campo parece infinito, aunque aún deben superarse dos importantes escollos. El primero de ellos se refiere a la inteligencia artificial. Es decir, la capacidad del mecanismo para decidir por sí mismo cuando así lo requiera la situación. El otro problema concierne a su autonomía. "Un móvil se queda sin batería muy rápido cuando se usa y lo mismo les ocurre a los robots. Hay que encontrar fuentes de energía que les permitan mayor libertad de funcionamiento", explica Medina.

El tirón del espacio

Al igual que las mejoras de la Fórmula 1 se extrapolan después a la seguridad vial, la exploración espacial ha supuesto un gran impulso a la investigación robótica. Su máximo exponente son los 'rover' que recorren Marte, pero junto a ellos existen miles de sondas y satélites basados en los mismos principios teóricos y técnicos. Mariella Graziano, directora de Sistemas Espaciales de GMV, apunta que "lo de menos es salir en la foto. La exploración espacial logra avances que luego se aplican con éxito en la vida real".

Desgraciadamente la crisis también ha llegado al sector en forma de recortes presupuestarios. "Ojalá la gente supiera lo que cuesta un kilómetro de carretera en comparación con una misión espacial, pero claro, el asfalto es más útil y se ve más", comenta resignada Graziano. Entre los retos a superar señala igualmente la capacidad de decisión y la autonomía del robot. "Trabajamos -explica- para que un día podamos enviarle la orden de que busque agua y él, sin más instrucciones, realice la tarea".

De momento, en lo que respecta al futuro más cercano, Alberto Medina no lo duda: "Estas navidades el regalo con más éxito será el robot aspirador".