Ferrer pone en bandeja la Ensaladera
El de Jávea levantó un partido inmenso a Del Potro por 6-2, 6-7, 3-6, 6-4 y 6-3 y colocó el 2-0 favorable a La Armada
MADRID Actualizado: GuardarJusto antes de comenzar el primer punto del partido entre Ferrer y Del Potro, las aficiones se vuelcan con los suyos. Por un lado los argentinos, muchos menos en la grada, pero capaces de hacer de convertir el Estadio de la Cartuja en la Bombonera .Por otro, los españoles, al grito de “¡España, España!”, se dejan la voz para contrarrestar el grito de los sudamericano. Es Copa Davis. Es una competición especial, diferente. Por eso Ferrer, aunque está preparado, tarda una eternidad en poner en juego el primer servicio del partido. Por eso cada punto de cada partido se celebra con pasión y se vive como si fuese el último. Por eso los tenistas se dejan la piel en cada uno de sus golpes con los que vibran dos aficiones que están presencia una batalla en la que no habrá rehenes.
Con la tranquilidad de la victoria del número español en el primer punto de la eliminatoria saltó a la pista David Ferrer. Concentrado y consciente de la importancia de su partido, el de Jávea se impuso a Del Potro en la primera manga. Dominó al argentino, lo movió y evitó que el tandilense pegase en el sitio. En definitiva, siguió a raja tabla el guión perfecto para vencer a su oponente sobre tierra batida.
Pero el número uno de Argentina despertó. Su derecha fue el mazo arrollador con el que suele destrozar a sus oponentes. Y Ferrer lo sufrió en sus carnes. Gracias al ‘tie-break’, Del Potro igualó a un set el choque merecidamente según lo que se había visto hasta el momento sobre la pista. Después de ese momento crucial del partido, Ferrer volvió a retomar el dominio del encuentro y se puso 3-1. Pero el argentino se volvió a recuperar, le dio la vuelta al parcial y se puso con una ventaja de dos sets a uno.
Parecía que Ferrer tenía el partido demasiado cuesta arriba. Se atisbaba una manga imposible para el español. Pero al grito de “¡Vamos!”, el pupilo de Javier Piles se animó en un punto clave del cuarto juego y se vino arriba. Cada punto era llevado hasta el límite. El maratón en el que se transformó el duelo, con intercambios interminables, favorecía al inagotable español. Y cuando tuvo la oportunidad de cerrar el acto, la aprovechó. O más bien se lo regaló el tandilense con una doble falta.
Era el momento clave. Dos sets iguales y una eternidad de quinto parcial por delante. Era un cara a cara entre la resistencia del español y la potencia del argentino, con cada uno de los tenistas con más de cuatro horas de partido en sus piernas. Y ahí el español es un número uno. Tras una derecha paralela imparable, Ferrer incaba las rodillas en la tierra batida sevillana. Acababa de cerrar por 6-2, 6-7, 3-6, 6-4 y 6-3 un partido inmenso que hace aún más grande esta competición.
Nadal, el rey sobre tierra batida
Mucho antes de que Ferrer completase la machada , un tenista español celebra el punto conseguido, cierra el puño después de ganar el juego y ruge sobre la pista. A priori, sería el guión que suele seguir cuando logra un golpe especial, obtiene un set o cierra el partido. Sin embargo, únicamente es el primer juego del duelo. Pero la Copa Davis es diferente a cualquier otra competición. Y rafa Nadal lo sabe. Quiere intimidar desde los primeros compases del primer punto de la final de la Copa Davis a su amigo El Pico Mónaco, sustituto del talentoso Nalbandián. Y lo consigue.
“Lo mejor que he hecho ha sido fallar muy poco. El único momento en el que no he jugado tan bien ha sido al comienzo del tercer set”, confesó el balear nada más terminar el encuentro. Porque desde el primer juego del choque el mejor deportista español de todos los tiempos demostró quién es el rey sobre tierra batida. De un lado para otro de la pista cubriéndose con su derecha arrolladora, la que es imparable cuando está en plena forma, la que destroza a sus oponentes sobre tierra batida, domina sin oposición al argentino.
Además, enfrente Nadal tuvo un tenista sobrepasado por la situación. Mónaco, incapaz de cerrar los puntos, encontraba en cada uno de sus golpes un muro imposible de derribar. Y tiene su porqué. Al otro lado de la red el argentino tenía un tenista que se movía a la perfección y defendía absolutamente todo lo que le tiraba. Y el efecto en el tandilense fue el esperado: la desesperación. El extraordinario esfuerzo que tenía que hacer el argentino para ganar un punto se tradujo en un ‘break’ tras otro para el número uno de La Armada.
Con dos sets a cero para el seis veces campeón de Roland Garros, Rafa Nadal, muy serio y concentrado todo el duelo y sólido desde el fondo de la pista cerró un partido que inició una jornada de tenis victoriosa para el equipo español. Y, sobre todo, comenzó un día en el que el verdadero ganador fue el aficionado al tenis gracias a la majestuosidad de lo presenciado en Sevilla.