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«Se está perdiendo el respeto a una infección que era mortal»

Ferran Pujol, activista contra el sida, destaca que la prescripción de genérico contra el virus puede ser contraproducente

MADRID Actualizado: Guardar
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Ferran Pujol es activista en la lucha contra el sida y fundador del centro Barcelona Checkpoint, en el que son atendidos gais seropositivos, el grupo que soporta con mayor crudeza el estigma del VIH. Con motivación de la celebración hoy del Día Mundial contra el Sida, Pujol alerta de que el éxito de los medicamentos contra el VIH está haciendo que se baje la guardia frente las conductas de riesgo, como mantener relaciones sexuales sin preservativo. “Es cierto que el tratamiento antirretrovírico ha dado lugar a que se pierda el respeto a una infección que era mortal”, subraya.

¿Cuándo es conveniente realizarse el test del VIH?

Es importante desdramatizar el hecho de solicitar la prueba. Debería hacérsela todo el mundo que haya entrado en contacto sexual con personas que crea le pueden haber transmitido la infección.

¿La política de recortes puede afectar de alguna manera a los tratamientos o perjudicar la prevención del sida?

Puede afectarla y así se ha producido. No nos oponemos al uso de genéricos, siempre y cuando tengan la misma capacidad terapéutica que el resto de productos. La investigación en los últimos años hizo posible, por ejemplo, obtener fármacos a dosis fijas, es decir, una sola pastilla contiene diversos fármacos, lo que facilita muchísimo cumplir el tratamiento. El problema aparece cuando no hay genéricos para todos y cada unos de los componentes de los medicamentos a dosis fijas. Una política de contención presupuestaria como la aplicada en Cataluña es pan para hoy hambre para mañana.

¿Qué papel desempeñan la toma de antirretrovíricos para frenar la transmisión del VIH?

Cuando una persona está diagnosticada y tratada con antirretrovíricos, la probabilidad de que infecte a otra disminuye en un 96%. Este porcentaje de efectividad es más elevado que el que se obtiene con vacunas para otras patologías. Promover el diagnóstico y el tratamiento precoz de la infección se traduce en una disminución de los contagios.

En cuanto a las conductas sexuales que propician el contagio, ¿se ha bajado la guardia o se sigue usando el preservativo?

No es ni blanco ni negro. Es cierto que el tratamiento antirretrovírico ha dado lugar a que se pierda el respeto a una infección que era mortal. Pero también es verdad que el preservativo se usa en muchos casos, pero no siempre, tanto por parte de homosexuales como de heterosexuales. Eso se puede ver a través de indicadores indirectos, como la tasa tan elevada de embarazos interrumpidos, lo cual pone de manifiesto la existencia de relaciones sexuales desprotegidas.

De acuerdo con los últimos datos de que se disponen, cuál es la evolución de la enfermedad y el número de nuevas infecciones.

El año pasado se notificaron 2.907 nuevos diagnósticos de VIH, de los cuales el 82% eran hombres y la media de edad fue de 35 años. La mitad de los casos corresponde a la población homosexual masculina. Es el único grupo de población en que puede hablarse de crecimiento de infecciones. La transmisión en varones homosexuales es la más frecuente (46% de los casos), seguida de la heterosexual (33%) y de la que se produce entre usuarios de drogas inyectadas (6%).

“Logro importantísimo”

¿Es optimista con respecto a la aparición de una vacuna?

R: Sí. Creo que se descubrirá una vacuna y además se erradicará el virus. Otra cosa es ponerle plazo, no me atrevería hacerlo. En 30 años hemos conseguido hacer crónica una enfermedad que era mortal, por lo menos en aquellos países en que hay acceso al tratamiento. Es un logro importantísimo.

¿Por qué tantas cautelas a la hora de hablar de una posible vacuna?

A mitad de los años 90, cuando aparecieron los medicamentos antirretrovíricos de alta efectividad, se creyó que tras someter a los pacientes a este tratamiento, que conseguía reducir muy drásticamente la cantidad de virus en la sangre de los afectados, el sistema inmunológico acabaría por controlar la infección y erradicar el virus. Esto no fue así. Se pecó de un optimismo exagerado y durante muchos años fue tabú hablar de la erradicación o simple curación. En la Conferencia Internacional del Sida celebrada en Viena el año pasado se rompió ese tabú.

¿Teme que a largo plazo los antirretrovíricos desarrollen una toxicidad peligrosa?

Creo que no. Es exactamente al revés. A mitad de los noventa ocurrió que se carecía de experiencia con los antirretrovíricos, pero no se podía esperar porque los pacientes morían. Se asumió un riesgo y salió bien: la mortalidad cayó en picado, pero la toxicidad era muy alta. Incluso llegaron a provocar efectos secundarios en grado 4, potencialmente mortales. Todo esto, por suerte, ha quedado un poquito atrás y desde hace unos años disponemos de un arsenal terapéutico con un perfil de toxicidad más que aceptable. No obstante, los factores de riesgo de enfermedad cardiovascular y de desarrollar algunos cánceres son más elevados en una persona que sea VIH positiva.

¿Hay muchos pacientes en España que ignoran que son seropositivos?

R: A esto le llamamos retraso en el diagnóstico. En España puede llegar a un 20%- 30% e incluso a un 40%. Cuando alguien ya ha sido diagnosticado y es consciente de ello, la posibilidad de lo que lo transmita se reduce en más de un 50%. Si además se trata con antirretrovíricos, se contiene la infección.

Grupos poco informados

¿Puede experimentar el sida un avance en los grupos menos informados, como inmigrantes y prostitutas?

De hecho ya se está produciendo en inmigrantes, aunque no en prostitutas. Los datos epidemiológicos demuestran que la incidencia en mujeres que se dedican al trabajo sexual es muy baja. Probablemente tenga que ver la conciencia de la necesidad de protegerse. Si la penetración es puramente vaginal y bien lubricada, aun estando el virus presente, igual no llega a producirse la transmisión.

¿Cuántas vidas se cobra en España el sida al año?

Tendría que ver las estadísticas, pero hay unos 1.000 casos al año de personas que llevan muchos años infectadas, por algún motivo generan resistencias a los fármacos, desarrollan la enfermedad e incluso acaban falleciendo.

Algunas muertes por tuberculosis y neumonías pueden encubrir a la baja las defunciones por VIH.

La infección de VIH asociada al virus de la hepatitis C se ha dado entre los usuarios de drogas inyectadas en un grado muy elevado. De hecho, la primera causa de muerte en las personas coinfectadas no es el VIH. Mueren a causa de hepatocarcinomas o del desarrollo de cirrosis, como consecuencia de su virus