Durao Barroso, durante la charla. / Efe
CUMBRE en la casa blanca

Obama promete a Europa que hará «su parte»

Van Rompuy y Barroso tranquilizan a EE UU al subrayar que la UE es consciente de la magnitud del problema

WASHINGTON Actualizado: Guardar
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Desde que la crisis de la deuda europea se convirtiera en el gran lastre para la recuperación mundial, Estados Unidos no ha cesado de hacer sonoros llamamientos a los líderes comunitarios para que pongan las cuentas públicas en orden. Aun así, cada intervención de Obama se quedaba en simples requerimientos que reflejaban la impotencia norteamericana de poner sobre la mesa alguna oferta sólida que ayudara a calmar la ansiedad de los mercados. Movido por la gravedad de una situación que puede salpicar de manera grave la esperanzadora evolución de su país y del conjunto de la economía planetaria, aprovechó ayer la cumbre anual con los máximos líderes de la UE para ofrecer una ayuda más tangible.

No está claro en qué se traducirá ese respaldo, toda vez que la Casa Blanca ha anticipado que no echará mano del dinero de los contribuyentes estadounidenses para apagar los fuegos del Viejo Continente.

La sensación de que el tiempo se agota para salvar el euro sobrevoló la reunión. A las demandas del mandatario norteamericano de una acción rápida y decidida para resolver los problemas de la deuda soberana, el presidente del Consejo Europeo, Van Rompuy, y su homólogo al frente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, tranquilizaron a Obama con el mensaje de que los gobiernos de la Eurozona son conscientes de la magnitud de la crisis, si bien las decisiones para resolverla pueden llevar tiempo. Nada nuevo que no se supiera en Washington, ya que casi no hay día en que el presidente no hable por teléfono con Angela Merkel o Nicolas Sarkozy, los líderes por los que pasa cualquier solución a la crisis.

En su afán por ganarse la confianza de Obama y del secretario del Tesoro, Tim Geithner, Van Rompuy destacó que la Unión Europea y Estados Unidos mantienen la relación económica y comercial más fuerte del mundo, por lo que es necesario que ambos adopten acciones firmes para atajar preocupaciones de crecimiento a corto plazo, así como vulnerabilidades fiscales y financieras. También asistieron al encuentro bilateral la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el secretario del Tesoro y la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton.

La reunión coincidió con un informe difundido por la Organización de Cooperación y de Desarrollo, según el cual la zona euro parece haber entrado en una leve recesión. Además, el informe revisa a la baja las previsiones de crecimiento para la UE y EE UU. Precisamente, ayer se hizo público que la agencia Fitch mantiene la calificación de la deuda estadounidense en 'AAA', la máxima calificación, aunque rebaja su perspectiva a negativa.

Desplome mortal

Analistas estadounidenses han subrayado en los días previos a la visita de los líderes comunitarios que la divisa europea podría sufrir un desplome mortal si los gobiernos del continente no adoptan medidas drásticas.

En declaraciones previas a la cumbre, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, evitó dar una visión pesimista destacando que los países de la Eurozona cuentan con la capacidad y los recursos financieros necesarios para lidiar con el asunto de la deuda soberana. «Es muy importante que Europa se mueva ahora con decisión y contundencia, especialmente con la llegada de nuevos gobiernos a Italia, Grecia y España», añadió.

Además de la crisis de la deuda en la Eurozona, los líderes abordaron asuntos como el programa nuclear de Irán, la guerra en Afganistán o los acontecimientos en Oriente Medio y el Magreb. El presidente estadounidense señaló que las dos partes acordaron seguir manteniendo la presión sobre Teherán de modo que ese país cumpla sus compromisos sobre su programa nuclear.