Joe Frazier, sin perdón hasta la muerte
El boxeador que aterrorizó a Mohamed Alí falleció de cáncer a los 67 años
Actualizado: GuardarJoseph William Frazier murió con la injusticia rondando en su pensamiento. Prestigió la mejor época del boxeo, se colgó la primera medalla de oro olímpica de este deporte para Estados Unidos y fue el primero en tumbar a Muhammad Alí, pero alcanzó sus últimos días con el recuerdo punzante de su última derrota contra el gigante antes llamado Cassius Clay.
Porque la vida de 'Joe' no se entiende sin enfrentarla a la de Alí, aquel que le insultó y despreció hasta que sufrió la experiencia "más cercana a la muerte" en su combate de 1975. Aquel desenlace fue toda una sorpresa para 'Billy Boy' Frazier, quien había sido un apoyo sincero para Cassius Clay cuando éste decidió convertirse al islamismo, renunciar al ejército durante la Guerra de Vietnam y sufrir las críticas de un país en plena Guerra Fría.
Fue 'Smokin' Joe quien pidió Richard Nixon que Alí recuperara su licencia para poder disputar el combate por el título de los pesos pesados. "Era fácil para alguien que era campeón de los pesos pesados", reconoció Frazier tras él lograrlo.
Entonces la relación se polarizó. Alí, 'Los labios de Louisville', sacó su vena circense para extenderse con el desprecio y los insultos. Habló de la "nariz achatada" del "feo Joe" y le señaló como un 'Tío Tom', "alguien que trabaja para el enemigo" en una década marcada por las reivindicaciones de la Nación del Islam tras pasar los días más beligerantes de los Panteras Negras. Alí, 'The Greatest' (el más grande), infravaloró a su antiguo camarada y trató de convertirle en la diana del pueblo negro estadounidense.
Frazier, un tipo dicharachero al que le gustaba cantar y bromear, tornó en un tipo serio y receloso cuando se cruzaba el tema. De hecho, seguía llamándole 'Clay' para provocarle. Joe había empezado a trabajar en el campo a los siete años en el Sur de California y se había criado en estados sureños donde el racismo tenía sus raíces. Junto a sus trece hermanos buscó una manera de ganarse la vida hasta llegar a un matadero de Filadelfia. "Mi trabajo consistía en asegurarse de que la sangre fuera por el desagüe. Pero a veces, temprano, me gustaba ir por ese carril largo de la carne y trabajar en mi boxeo. Así fue como (Sylvester) Stallone tuvo la misma idea de 'Rocky'. También usó la historia sobre mí entrenamiento corriendo por las escaleras del Museo de Arte", reclamó Frazier, cuyo único reconocimiento fue un cameo en la primera película.
Los tres duelos
Su primer combate se celebró en el Madison Square Garden de Nueva York en 1971. Recibió el nombre de la 'Pelea del siglo' rodeado de una expectación hasta entonces solo reservada a los grandes partidos de béisbol. Con Burt Lancaster comentando y Frank Sinatra fotografiando la disputa, Frazier sacó a relucir su famoso gancho de izquierda. Por primera vez Alí conoció la experiencia de caer por un golpe. Aquella zurda en la mandíbula dejó a Clay por los suelos durante cuatro segundos y el árbitro decidió la victoria para 'Smokin' Joe para deleite de los espectadores allí presentes. "En términos de estilo, era el Jack Dempsey negro, el Rocky Marciano negro. Eso era lo que hacía levantar el culo de sus asientos a los fans", según el periodista y testigo del evento Larry Merchant.
La primera derrota enfureció a Mohamed Alí, quien señaló al árbitro blanco como culpable de su fracaso. Antes de subirse al cuadrilátero se había jactado de que si perdía reconocería de rodillas la superioridad de Frazier. Nunca cumplió y siguió señalando a 'Smokin' como el enemigo de los negros para convertirle en una figura simbólica de la cultura conservadora en Estados Unidos. No podía soportar que aquel pequeño púgil le venciera con el uso casi exclusivo de la zurda y trató de sacarle de sus casillas. De hecho, antes de su segundo duelo Frazier estalló en un programa de televisión cuando Alí le llamó "ignorante" y se enzarzaron ante las cámaras. En el segundo combate, en Zaire, Alí reclamó el apoyo popular como descendiente de esclavos. Frazier perdió ante el bautizado como 'El campeón del pueblo'.
Pero el tercer enfrentamiento será el más recordado. En Manila se ofició el que numerosos expertos consideran el mejor combate de la historia. Mohamed Alí repitió su estrategia previa de insultos y fanfarronería. Bautizó a Frazier como "el gorila de Manila", apareció en sus entrenamientos para burlarse de él y hasta simuló con una falsa pistola que disparaba a su habitación de hotel, según relata el documental de la HBO "Thrilla in Manila". 'Billy Boy' justificó aquellas provocaciones por "el miedo" que daba a su rival el único boxeador capaz de tumbarle.
Alentado por el odio a Alí, Frazier se concentró en la venganza y se subió al ring aquella mañana de 1975 dispuesto a dejarse la vida. No era su mejor momento. Había saboreado las mieles de la derrota con George Foreman y tenía problemas en su ojo izquierdo tras un accidente en un entrenamiento.
A casi 50º de temperatura y con un alto grado de humedad en el ambiente los luchadores se golpearon hasta la extenuación. 'Smokin' Joe aguantó con el apoyo del público por las malas formas de Alí y sorprendió por su capacidad de resistencia al inicio arrollador de 'The Greatest'. La metáfora de Orwell -"Ver lo que se tiene delante exige una lucha constante"- se había materializado en los ojos amoratados de Frazier y su entrenador, Eddie Futch, arrojó la toalla. 'Billy Boy', que no había querido abandonar, vio como inmediatamente Alí se desplomaba sobre la lona tras ser proclamado campeón. 'El campeón del pueblo' había confesado en aquel rincón a sus entrenadores que aquella pelea sobrehumana era "lo más cercano a la muerte". Según Frazier, aquel castigo dejó consecuencias devastadoras para su rival. "Yo le hice eso", repetía cuando le hablaban después de sus problemas físicos.
Retirado a Filadelfia
La vida cambió para Joe Frazier aquel día en Filipinas. Añadió un par de peleas pero progresivamente se retiró a su gimnasio de Filadelfia. Allí envejeció enseñando a algunos hijos y jóvenes de las "Tierras malas" una alternativa a las bandas y la delincuencia. "No puedo luchar contra todo el mundo o con la ciudad entera yo solo", explicó tras vender su local y quedarse con un pequeño habitáculo en el mismo edificio. Nunca se acercó a la fortuna que había creado Muhammad Alí con su figura a pesar de sus 32 victorias y su oro en Tokio 64.
Jamás olvidó aquella derrota en Manila ni aceptó por completo las disculpas de Muhammad Alí llegadas a través de su hijo. En su humilde habitación rememoró aquella derrota hasta que un cáncer de hígado le noqueó. La enfermedad acabó con la resistencia de su exigido cuerpo a los 67 años. Entonces su petición a Alí sonó a última voluntad: "Antes de dar el último suspiro... hay que pedir perdón".