La agonía de las FARC
La muerte en combate de 'Alfonso Cano' confirma la debilidad militar y las carencias tácticas de la guerrilla colombiana
MADRID Actualizado: GuardarLa muerte en combate de 'Alfonso Cano', el alias de Guillermo León Sáenz, confirma la debilidad militar y las carencias tácticas de la guerrilla colombiana, es un golpe de gran efecto y permite hacerse la pregunta casi vetada durante tantos años: ¿es el fin de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia después de casi medio siglo de actividad guerrillera y terrorista?
Cano murió ayer en el curso de un gran operativo atribuido por el presidente Santos "a la policía y al ejército", repartiendo equitativamente los méritos. Fue en la región del Cauca, un hecho relevante porque la zona, aunque muy trabajada antes por las fuerzas contrainsurgentes, no daba resultados apreciables ni impedía lo que en los últimos meses parecía una recuperación militar de las FARC, con muchos atentados y éxito en sus acciones convencionales y en lo que parecía su última especialidad: el sembrado de minas.
Todo esto, y algunos problemas de inseguridad ciudadana, habían aconsejado al presidente Santos -de cara a las importantes elecciones locales y departamentales del domingo pasado- relevar al ministro de Defensa, Rodrigo Rivera, sustituido hace dos meses por Juan Carlos Pinzón. Este economista conocía el percal: durante dos años fue el alma del programa del anterior presidente, Álvaro Uribe, conocido como 'Seguridad Democrática', que incluyó un fuerte giro hacia las labores de inteligencia y la predilección por las bajas cualificadas, un programa de busca de los líderes guerrilleros.
Un rosario de muertos
Los sucesivos gobiernos colombianos han combatido a fondo a la guerrilla, aunque algunos presidentes, Betancur y Pastrana en particular, con la mejor intención y respaldo social, animaron procesos negociadores que no dieron resultados. Álvaro Uribe (2002-2010), el más duro de los mandatarios en la lucha militar contra la guerrilla, acabó con los sondeos políticos y en sus periodos, y tras la muerte del fundador de las FARC, M. Marulanda, 'Tirofijo', en 2008, reforzó la opción militar, muy respaldado por Washington.
Mientras 'Tirofijo' vivía sus últimos días fue localizado en la frontera ecuato-colombiana (pero en suelo ecuatoriano) Raúl Reyes, portavoz internacional de las FARC y uno de sus responsables más conocidos, y liquidado en un bombardeo selectivo. Otra gran pérdida militar fue la de V. J. Suárez Rojas, el legendario 'Mono Jojoy', jefe del importante Bloque Oriental, muerto en combate en septiembre de 2010. A esa cadena de pérdidas se une ahora la de 'Alfonso Cano'.
Las FARC están literalmente descabezadas, les va a resultar difícil nombrar un sucesor creíble, el acoso militar crece y el país, además, percibe a la guerrilla como marginal, terrorista y arcaica. Colombia, en efecto, ha mejorado mucho: sus estándares progresan en todos los órdenes y la reflexión guerrillera sobre un cambio estratégico hacia la vía puramente política tal vez ya no es posible. Lo fue hace ya muchos años, cuando tuvo un inspirador de peso, Jacobo Arenas, de la vieja escuela del PC, un ideólogo de peso cuya muerte por causas naturales en 1990 mató el esbozado giro hacia la tesis del frentismo con organizaciones de izquierda en el marco legal.
Todo esto autoriza hoy a hacerse sin triunfalismos la gran pregunta: ¿Abandonarán las FARC su inútil guerra como ha hecho ETA en España? El Gobierno del presidente Santos, ganador político-institucional de lo sucedido, daría facilidades…