Merkel pronostica que Europa necesitará diez años para superar la crisis
Mientras Alemania se ve cada vez más afectada por los problemas de la zona, los socios del euro no logran la solidaridad de otras grandes potencias
BERLÍN Actualizado: GuardarLa jefa del gobierno alemán Angela Merkel advirtió este sábado de que la zona euro necesitará diez años para superar la mala situación económica en un videomensaje publicado en su página de internet. "La crisis de la deuda se ha generado durante largo tiempo y no se va a superar de la noche a la mañana, de modo que probablemente haga falta una década para que estemos mejor", precisó. Advirtió que el camino es arduo y "seguirlo requiere muchos esfuerzos", por lo que se debe recorrer "paso a paso", pensando en el futuro y en las nuevas generaciones.
Recordó que "en Europa, cada uno tiene que cumplir con sus deberes". "Casi todos los grandes países europeos han gastado durante años mucho más de lo que han ingresado". Para fomentar la disciplina presupuestaria, la canciller aludió a la normativa constitucional que prohíbe asumir nuevos créditos por encima de un limite establecido y subrayó que "por eso también es tan importante que Alemania cuente con un freno al endeudamiento".
Merkel evocó la necesidad de que todos los países de la zona euro se impongan topes similares. Dijo que "si a Europa no le va bien, a Alemania tampoco le irá bien". Por ello hay que hacer todo lo posible "por poner en orden las cosas en Europa", agregó. Berlín tiene pruebas recientes de que su economía no es immune a las crisis del resto de la región. Tras sufrir una recesion del 5% en 2009, Alemania logró remontar con rapidez, y registró una tasa de crecimiento del 3,7% en 2010, sobre la base de dirigir sus exportaciones no ya a los países del sur del continente, sino a los socios comerciales que aún mantenían una potente demanda, como Estados Unidos, China, Brasil, Rusia y parte de Europa del Este.
Pero la ralentización se dejó sentir también al otro lado del Atlántico y el frenazo llegó a Alemania a mediados de este año.
Tanto los prestigiosos institutos de análisis privados como los organismos oficiales germanos han corregido a la baja sus previsions para 2011 y pronostican para el próximo ejercicio un raquítico avance de la actividad del 0,8%. "La crisis de la deuda en Europa amenaza con convertirse en crisis bancaria, lo que a su vez repercute cada vez más en la economía germana", diagnosticaron las instituciones económicas en su reciente informe conjunto.
Por sí mismos
Embarcados en la misma nave, los socios de la moneda única tendrán que valerse por sí mismos para solventar los problemas y restaurar sus economías, y así se puso de manifiesto en la cumbre del G20 que acaba de celebrarse en París, donde no lograron que ninguna de las grandes potencias colabore con su fondo de rescate.
Emergentes y desarrollados, desde Estados Unidos a China, pasando por Brasil, le han dicho a la vieja Europa, a la que tradicionalmente se le pedía solidaridad con los demás, que se rasque los bolsillos, que para eso es la región más próspera del mundo, y además le han instado a que resuelva rápido sus problemas para que no hunda a la economía mundial en una recesión.
Hubo, eso sí, palabras de aliento. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró que después de conocer en detalle el paquete de medidas adoptado por los líderes de la zona euro hace poco más de una semana en Bruselas, llegó a la conclusión de que "Europa está capacitada para estar a la altura y solventar sus dificultades".
La respuesta de Brasil fue menos diplomática. La presidenta Dilma Rousseff declaró, de forma expeditiva, que no tenía "la menor intención" de aprobar contribuciones directas al mecanismo europeo de rescate. México, por su parte, sugirió que los países del euro probaran su propia medicina y, como tuvo que hacer en su día Latinoamérica, acudieran al Fondo Monetario Internacional en demanda de socorro. Tampoco China, que dispone de colosales reservas de divisas, se mostró dispuesta a ir más allá de contribuir puntualmente y de forma voluntaria para reforzar la capacidad de préstamo del FMI.