crisis financiera

Papandreu salva moción de confianza de forma ajustada

El primer ministro griego consigue el respaldo del Parlamento y confirma a la UE que retira el referéndum

ENVIADO ESPECIAL A ATENAS Actualizado: Guardar
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El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, consiguió superar ayer por la noche y por la mínima la moción de confianza que planteó al Parlamento. Tendió la mano a la oposición para crear un Gobierno de unidad nacional y anunció que al día siguiente acudiría al presidente de la República, Karolos Papoulias, para mostrar su disposición a formarlo. Como gran novedad, mostró su disposición a abandonar la escena, la principal condición del partido conservador Nueva Democracia (ND), de Antonis Samaras, que hasta ahora parecía insalvable. «No me importa ser elegido otra vez primer ministro y estamos dispuestos a discutir sobre quién guiará un nuevo Gobierno, hablaremos con todos los partidos para formar un Ejecutivo de amplia perspectiva», aseguró, mientras repetía que Grecia debe «pasar página» y contar con «un Gobierno fuerte».

Al final, Papandreu recibió el apoyo de 153 diputados, mientras que 145 votaron en contra. Para entonces ya estaba también claro que el controvertido referéndum sobre el plan de rescate de la UE desaparecido del horizonte. Fue la única incógnita despejada en todo el día, a través de un comunicado del ministerio de Economía que, por primera vez, ponía por escrito y anunciaba lo que el día anterior parecían apuntar las ambiguas declaraciones de Papandreu. La nota indicaba que el ministro, Evangelos Venizelos, así lo había comunicado por teléfono a las autoridades comunitarias para transmitir algo de tranquilidad.

Daba también cierta seguridad que fuera cual fuera el resultado de la moción, aún quedaba por delante el fin de semana para reconducir la situación antes de la apertura de las bolsas el lunes. E incluso dar con una solución de emergencia en la peor de las hipótesis. Si caía Papandreu parecían garantizados acuerdos con la oposición para formar un Gobierno de unidad, ya sin el líder socialista, que ratificaría la validez de los compromisos de Grecia con UE, FME y BCE. Luego habría elecciones anticipadas, en las que todos los sondeos dan como ganador a Samaras. En cualquier caso se abre un intenso fin de semana se suspense y frenética negociación política.

Anoche parecía que, rebajada en parte la tensión, Papandreu podía superar el trance. Hasta ayer permitían ponerlo en duda las deserciones internas de su partido, la formación socialista PASOK, que habían dejado su fuerza parlamentaria por debajo de los 151 escaños de la mayoría absoluta. Aunque en realidad ya tenía sólo de 152 diputados, fuente de perpetua inestabilidad para el Ejecutivo. Además hasta cuatro ministros, incluido Venizelos, habían expresado su desacuerdo y el clima era de rebelión interna.

Cambio de términos

La anulación del referéndum cambió en parte los términos en los que se planteaba la moción, solicitada por el propio Papandreu tras anunciar la consulta. Hasta entonces parecía un suicidio para el jefe de Gobierno de consecuencias imprevisibles. Sin embargo el jueves Papandreu descubrió su farol, tal vez tras la bronca de la UE, y vino a decir que sólo había sido una provocación para arrancar el apoyo de Nueva Democracia al plan de la UE.

Una vez confirmado este respaldo, se abrió la ardua negociación para intentar pactar un Gobierno de unidad nacional que refuerce la autoridad griega. Sin embargo no debió de ser muy franca, como relataba ayer la prensa griega, pues Samaras exigió en todo momento la salida de Papandreu, cosa a la que él hizo oídos sordos. La noche del jueves Samaras acabó por pedir de nuevo la dimisión del primer ministro y elecciones anticipadas en seis semanas.

La sensación general, también en su propio partido, es que Papandreu ha quedado definitivamente tocado por su ocurrencia del referéndum y el lío que ha armado esta semana. La prensa griega criticaba ayer unánimemente sus «acrobacias al borde del abismo».