Pere Navarro: «No explicamos bien lo de los 110 km/h»
El máximo responsable de la circulación confía en los jóvenes porque "crecen con la cultura de la seguridad vial incorporada"
MADRID Actualizado: GuardarDespués de dos legislaturas al frente de la Dirección General de Tráfico (DGT), Pere Navarro habla con orgullo de los cambios que se han llevado a cabo bajo su mandato, que muchos consideraban como "imposibles e inalcanzables" y que han puesto fin a la sangría que año tras año dejaba más de 5.000 muertos en accidentes.
- ¿Cómo contempla el trabajo realizado en estas legislaturas?
Me gusta hablar de década y no de legislatura, porque la políticas de seguridad vial son de largo alcance, necesitan tiempo. Se trata de un cambio de comportamiento y de hábitos. La Unión Europea nos había marcado el objetivo de reducir a la mitad las víctimas mortales en el año 2010. Todos pensábamos que era utópico, imposible e irrealizable, pero al final los resultados aquí están.
No éramos conscientes del drama de los accidentes. No éramos conscientes de la magnitud de la catástrofe y lo que se hizo fue abrir el debate sobre lo que estaba pasando. Un acierto fue colocar a las víctimas en el centro de la política de seguridad vial. Con ellas construimos un discurso que venía a decir que los accidentes son evitables; si otros países lo han conseguido nosotros también lo podíamos hacer, porque no es admisible negociar el tráfico a cambio de vidas humanas. Aquí apareció la creación del Observatorio de la Seguridad Vial, el permiso por puntos, el plan para la instalación de radares, las operaciones especiales en las que se forma, informa y luego hay un control, la reforma del Código Penal y el aumento de la policía de tráfico.
- ¿Cuál es la medida más destacada de todas las adoptadas?
El permiso por puntos, que supuso un antes y un después en la política de seguridad vial. Esto es por tres razones; porque va acompañado de un cierto consenso político, porque se cuenta con la complicidad de las asociaciones de usuarios y porque hay apoyo en los medios de comunicación. Además, alrededor del permiso por puntos hay un discurso de autorresponsabilidad, cada uno tiene sus puntos y se los administra. El permiso por puntos nos ha llevado a otras medidas en un proceso continuo de progreso y mejora. Antes estaba prohibido beber y conducir, había que utilizar el cinturón, el casco y respetar los límites de velocidad, pero no lo cumplíamos. Al cabo del tiempo, las obligaciones son las mismas, pero ahora las cumplimos. Al final, lo que hemos hecho es que se cumpla la ley.
- ¿Y cuál es la medida más rechazada de todas?
La implementación de los radares, porque se dice que es para recaudar. Lo hemos hecho poco y hemos explicado que la velocidad es un factor de riesgo y que los radares mejoran la seguridad.
- ¿Volvería bajar la velocidad a 110 kilómetros por hora?
Fue una experiencia interesante, aun cuando no se explicó bien. Se desaprovechó la oportunidad para hacer más pedagogía. Aprendimos que tenemos un problema de dependencia energética del exterior y que levantando el pie del acelerador podíamos reducir la factura energética y ayudar a la recuperación económica y al empleo. Era un ejemplo muy bueno de pedagogía social.
- Pero los conductores respetaron la limitación.
Al margen de que estuviera o no de acuerdo se respetó. Incluso, cuando volvimos a recuperar el 120, las velocidades ya no eran las mismas de antes. Uno tiene la impresión de que nadie cuestiona la incompatibilidad entre la conducción y el alcohol o el cinturón de seguridad, pero cuando hablamos de velocidad sigue habiendo todo un debate que me lleva a pensar que o no hemos explicado bien la velocidad como factor de riesgo o que le cuesta mucho al ciudadano aceptar la velocidad como factor de riesgo. Ante todos estos debates, siempre digo lo mismo, nos gustaría, y lo hemos intentado, que se armonizaran en toda Europa las velocidades máximas en autopista. Al cruzar unas fronteras que no existen no es bueno que cambien las reglas de juego y 120 es el equilibrio que hay en Europa entre infraestructura, vehículos y las necesidades de seguridad vial.
- Con 110 corrían los de siempre.
Pero lo que pasa es que antes corrían muchos y ahora aquel que corre llama la atención y luego hay hasta una cierta condena social. Antes del permiso por puntos el 6,5% de los conductores superaba los 140, el año pasado era el 0,5%. Es un paso adelante en la buena dirección.
- ¿Y las políticas de educación?
La seguridad vial es un binomio de formación e información, más vigilancia y control del cumplimiento de la ley. Si solo haces educación no conseguirás resultados, pero si solo haces vigilancia y control se produce un rechazo por parte de los ciudadanos.
- En el futuro, con más educación, ¿hará falta tanto control?
Los jóvenes crecen con la cultura de la seguridad vial incorporada. Donde más dificultades tenemos es en los conductores de unos 50 años, dado que muchos conducen sin tener en cuenta los elementos de seguridad vial. La gente joven crece concienciada con la cultura de la seguridad vial, lo cual ya es la mejor garantía de futuro. El grupo de edad de 15 a 24 años es en el que más han descendido las víctimas mortales, un 69%. Además, sospecho que la relación con el vehículo no es la misma. Para los jóvenes es ya una herramienta, un instrumento, mientras que para los que tienen 50 años su vida ha ido paralela al automóvil, significaba algo más.