FÚTBOL | PRIMERA DIVISIÓN

El Barça y Messi golean al Mallorca

El argentino hace un hat-trick en un partido más plácido de lo esperado

BARCELONA Actualizado: Guardar
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El Barça sigue intratable en su feudo, donde no ha encajado ningún tanto, ha cosechado cinco victorias por goleada y sólo ha cedido un empate en seis partidos como local. La última víctima fue el Mallorca, que este sábado se llevó una manita, tres de ellos marcados en la primera parte por Messi. El astro argentino, que desde ciertos ámbitos mediáticos empezaba a ser cuestionado, zanjó cualquier atisbo de debate en torno a su rendimiento y se anotó un nuevo hat-trick. Noche plácida para el Barça, que recuperó sensaciones y se permitió el lujo de reservar a Xavi e Iniesta y pudo dar minutos a Piqué y Puyol para que vayan cogiendo ritmo después de las lesiones.

Guardiola se esperaba un Mallorca cerrado, muy al estilo Caparrós, y advirtió en la previa que "no siempre se pueden marcar 4, 5 ó 6 goles". Acuciado por la falta de acierto en los dos partidos anteriores ante Granada y Sevilla, el técnico culé modificó el planteamiento: salió con tres atrás, cuatro centrocampistas y tres delanteros. Hasta ahí ninguna novedad. La diferencia con el resto de encuentros residió en la posición de Messi, situado por detrás de los tres delanteros, ocupando la cúspide del rombo del centro del campo. Gran acierto del de Santpedor, que dio con la tecla para deshacer el 4-4-2 cerrado que empieza a ser un clásico entre los técnicos que visitan el Camp Nou. Cuenca y Adriano abrían el campo y Villa fijaba a los centrales. Y Messi, desde la posición de 10, hizo lo que mejor sabe: resolver los partidos. Lo hizo de penalti, con la derecha y con la izquierda.

Y es que el argentino es, como Paco Martínez Soria, Don erre que erre (que me perdonen los culés por la comparación): lo intenta desde todos los lados y de todas las formas. Corría el trece de la primera parte, el partido estaba aún sin un control claro, Adriano agarró un balón colgado al segundo palo, cedió de cabeza y Nsue desvió con la mano. Penalti y la primera oportunidad para el genio de Rosario para resarcirse de la pena máxima fallada ante el Sevilla. Respiró hondo, suspiró y por toda la escuadra. Ni a colocar ni nada. Fuerte y a asegurar. El argentino se quitaba un peso de encima y empezaba a callar algunas voces que osaban cuestionar su estado de forma. Parece mentira, pero al mejor jugador del mundo no le dejan ni tener un mínimo fallo (lo de bache ya suena surrealista).

Nueve minutos después, Isaac Cuenca, que volvió a contar con la confianza de Guardiola, se coló por la banda, centró al segundo palo, Adriano cedió al lado opuesto y Messi, solo, no tuvo más que empujarla. Partido casi sentenciado en 20 minutos, más aún cuando el 10 argentino, otra vez, pescó un gran pase de Alves desde la derecha y fusiló a Aouate. Cuatro partidos después, el argentino se reencontraba con el gol y lo hacía por la puerta grande. Media hora de inspiración y partido acabado por la vía rápida.

El Mallorca, castigado por las bajas, no era capaz de frenar las acometidas azulgranas. Cerrados atrás, intentaban salir rápido a la contra con el Chori Castro y Álvaro, pero la mano de Caparrós aún no se deja ver en el equipo balear. Le falta agresividad y contundencia, rasgos que el de Utrera lleva en su maleta.

En la segunda parte y, a pesar del baile de cambios, el Barça siguió con la misma intensidad, con ganas de hacer goles y de agradar a su público, después de la sequía, pasajera, pero en definitiva sequía realizadora. El equipo azulgrana atesora tanta calidad que todos quieren participar en la faceta goleadora. También Cuenca, que sólo lleva dos partidos en primera y ya da muestras de llevar unos cuantos más. Alves leyó perfectamente su desmarque, le pasó en profundidad, dribló al portero y con la zurda el de Reus estrenó su casillero en la División de honor. Otro que tuvo también su presentación oficial en la máxima categoría fue Deulefou, extremo de 17 años llamado a hacer grandes cosas. De momento, Guardiola ya cuenta con él. Alves puso el cierre a una gran noche con una ‘folha’ seca desde 35 metros que se coló por la escuadra de Aouate.