elecciones 20N

El secreto de Rajoy

El líder del PP se compromete a que el reparto de los sacrificios para retornar a la senda del crecimiento será "justo y equitativo"

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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os ciudadanos saben que Mariano Rajoy aspira a liderar desde el consenso un gran proyecto reformista para lograr la recuperación de España y, si llega a la Moncloa tras los comicios del 20-N, gobernará desde la responsabilidad y con el compromiso de decir siempre la verdad, aunque sea incómoda de contar. También conocen, porque lo ha contado el propio Rajoy en la clausura de la convención nacional del PP , que repartirá de manera equitativa y justa las cargas que tendrá que asumir el conjunto de la sociedad para vencer a la crisis y retornar a la senda del crecimiento económico y de la creación de empleo.

Lo que los ciudadanos ignoran, cuando restan 43 días para las elecciones, es qué tipo de reforma laboral quiere implantar Rajoy o, por ejemplo, si piensa incrementar el poder adquisitivo de los pensionistas o si mantendrá los subsidios por desempleo. Tampoco tienen claro, porque el líder popular aún no lo ha confirmado, si mantendrá la gratuidad de la educación y de la sanidad en los mismos términos que en la actualidad o si el "imprescindible plan de ajuste" incluirá despidos de empleados públicos y mermas en este servicio.

Rajoy dejó en un cajón bajo llave su programa electoral y no lo presentó, pese a que lo había anunciado el 29 de julio, en la cita celebrada en Málaga. La hoja de ruta con la que el PP piensa sacar a España del atolladero se ha convertido en una especie de arcano al que sólo tiene acceso su más estrecho círculo de confianza, es decir María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Mato, Javier Arenas, Jorge Moragas y, el coordinador del texto, Baudilio Tomé.

No cabe duda de que en la mente del presidente popular pesa de forma notable el amargo trance por el que pasó el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, al que todas las encuestas otorgaban -como ahora a Rajoy- una holgada mayoría absoluta en las elecciones de mayo de 2010 y, sin embargo, acabó necesitando la ayuda del partido Liberal para formar gobierno. Los analistas achacaron este retroceso de última hora al plan de ajuste que anunció Cameron durante la campaña electoral.

El PP quiere evitar a toda costa que su jefe de filas pague ese peaje. Las medidas impopulares, si las hay, se conocerán en el momento necesario, nunca antes. Mientras tanto, la regla de oro de los populares es no mentir a los ciudadanos ni prometer aquello que suponga un costo económico difícil de asumir en época de vacas flacas.

'Yes, we can'

Rajoy, más allá de que siga los pasos de Cameron o no, ha optado por una fórmula similar a la que recurrió Barack Obama. "Y yo os digo que plar su convencimiento de que España puede y va salir de la crisis pese a que tendrá que sobreponerse a "la peor herencia imaginable que ningún gobierno ha legado jamás al siguiente" en España.

¿Por qué no muestra sus cartas? Rajoy tiene que afinar mucho si quiere explicar con éxito cómo logrará la cuadratura del círculo, esto es, la fórmula para reducir el déficit sin incrementar los impuestos y, a la vez, mantener intactos los pilares del estado del bienestar, sanidad, educación y servicios sociales.

Por ello existía cierta expectación por si Rajoy ponía negro sobre blanco su plan en el último gran foro que el PP celebrará antes de las elecciones, una de esas citaS que acaban recibiendo el calificativo de históricas. No fue el caso. Y eso que la puesta en escena fue prometedora con la inusual imagen de José María Aznar y Ana Botella asistiendo a la clausura de un cónclave popular, en lo que se interpretó como la escenificación de la entrega del testigo de único presidente del Gobierno del PP que ha tenido España hacia el que previsiblemente será el segundo. Y no fue el único componente de la vieja guardia que acudió a escudriñar las recetas de Rajoy. Rodrigo Rato también se desplazó a Málaga. Y un hecho que resume a la perfección el interés que había despertado la cita fue la presencia del ministro de la Presidencia de Marruecos, Nizar Baraka, y de más de 30 embajadores en España.

Nada de eso hizo cambiar de guión a Rajoy que, de momento, aboga por intentar inocular la filosofía necesaria para encarar con éxito este reto. Rajoy apeló al mismo "atrevimiento" con el que los españoles "logramos vencer el peso de la historia durante nuestra transición" de la dictadura de Franco a la democracia. Prometió que enfrentará la "gravísima" crisis económica, social y política "sin miedos, con prudencia pero con el atrevimiento que la situación exige". Abundó que los presidentes José María Aznar en 1996 y Adolfo Suárez, 20 años antes, tuvieron que lidiar con escenarios igualmente complejos conscientes de que la respuesta a dicha contingencia no iba a ser fácil. "Y lo lograron", apostilló.

La explicación del secretismo de Rajoy puede ser más prosaica. Algunas fuentes de la dirección nacional apuntan a que no ha quedado de todo contento con el contenido de parte del borrador que le han presentado los redactores del programa, aunque tampoco descartan que, sencillamente, estemos ante otro movimiento de ajedrez de Rajoy que prefiere aguardar a que Alfredo Pérez Rubalcaba comunique su ideario.

Lo que ya se sabe

El propio Rajoy abrió la convención de Málaga trasladando alguna de las 24.000 propuestas que le habían trasladado ciudadanos anónimos a través de la página web del partido y que podría (o no) formar parte del programa electoral como la limitación de los mandatos del presidente del Gobierno a un máximo de ocho años o la reducción en 50 diputados del Congreso. Otros miembros de su equipo como Federico Trillo o Soraya Sáenz de Santamaría plantearon la posibilidad de introducir como propuesta formal de gobierno la cadena perpetua revisable o la reforma del 'status quo' de los jueces del Tribunal Constitucional. Pero nada se concretó.

El líder del PP sí detalló en Zaragoza y Valencia, ciudades donde el PP celebró en septiembre dos foros sectoriales, que en sus primeros cien días de gobierno presentará en el Parlamento una ley de emprendedores que, entre otras pautas, incluirá la concesión de 3.000 euros a todo aquel autónomo que contrate a su primer trabajador o la reducción del impuesto de sociedades a aquellas empresas que reinviertan parte de sus beneficios en vez de repartirlos entre su accionariado.

En Málaga priorizó otro tipo de mensajes como el de hacer un llamamiento a la "concordia" porque no quiere ser el presidente "de los votantes del PP " sino de todos los españoles. Una vez más, ofrece el PP a todos, "sin importar su procedencia o a qué partido votaron antes". Confesó que no aspira a "caer bien" a todos los españoles, pero que sí aspira "a gobernar bien para todos los españoles".

Respecto a la cita del 20-N, indicó que ese día no sólo se elige un Parlamento, "sino que se elige un camino y un destino para la sociedad española". Ha anunciado que luchará contra la "desconfianza" que el Ejecutivo socialista ha sembrado en el ánimo de los españoles". Pero de programa, cero.