Se vende... 'Casa de Alba'
Cayetano, el ojito derecho de la duquesa, aprovecha el tirón de la boda para dar un empujón a los negocios familiares. «Nos falta liquidez», cuenta
SEVILLA Actualizado: GuardarEn el menú de boda que servirá la duquesa de Alba no hay espárragos. Y eso que a ella le pirran. Los come cocidos con salsa tártara, recién cogidos de sus campos sevillanos. Esos donde crecen pimientos y tomates que saben a gloria y con los que Rosa, la reina de los fogones del Palacio de Dueñas, prepara un gazpacho que quita la sed y casi el 'sentío'. No uno, hasta veinticinco sopas frías distintas se toman en casa de los Alba. De zanahorias, de yogur con pepinos, de almendras con uvas... Sembrar, recoger y a la mesa. Delicias que podrá comer a diario Alfonso Díez a partir del miércoles, día de la boda.
El ingente patrimonio de los Alba, valorado en unos 3.500 millones de euros, incluye una veintena de palacios y castillos –la mayoría cedidos a instituciones públicas ante la obligación de mantener su estado porque son edificios protegidos–, obras de arte firmadas por Tiziano, Murillo, Miró, Picasso... y 34.000 hectáreas de terreno, tierras fértiles donde se recogen esos espárragos que tanto gustan a Cayetana.
Porque a ellos para comer les sobra, pero ¿para lo demás? Dicen que la crisis también les ha hecho mella y que les falta liquidez (sic). Que al españolito medio le ahoga la hipoteca, pero mantener un edificio de 3.500 metros cuadrados como el madrileño Palacio de Liria –reconstruido tras la Guerra Civil– también engorda la factura. Y es que no es uno, son muchos: «Nuestro dinero está invertido en mantener el patrimonio y nos falta. Nos falta», confesaba Cayetano Martínez de Irujo (Madrid, 1963) hace unos días.
El hijo favorito de la duquesa de Alba es también el más mediático y el que se ha arremangado para sacar 'cash' de donde sea. Nada de exclusivas en las revistas. Tampoco pico y pala, pero sí mucho marketing. «Vamos a comenzar a mover el patrimonio y a generar dinero. Visitas, exposiciones y una marca para nuestros productos agroalimentarios. Hemos registrado la marca 'Casa de Alba'». No ha precisado aún qué llevará a las estanterías de los supermercados, las tiendas gourmet o donde puedan darle salida, pero tienen para elegir. Porque en las inmensas fincas de los Alba hay olivares, trigo, girasol, maíz, algodón, naranjos... hasta rebaños de ovejas. Las tierras, localizadas principalmente en Andalucía (Sevilla y Córdoba ) y Extremadura, las explotan a través de un holding empresarial a cuya cabeza figura Eurotécnica Agraria. A falta de conocer la memoria económica de la firma, un apunte público: entre 2004 y 2006 cerró con pérdidas pese a las subvenciones europeas –el jueves El Sindicato Andaluz del Trabajo denunció a los Alba por supuestas irregularidades en la contratación de trabajadores y en la recepción de ayudas, que en muchos ejercicios han superado el millón de euros–.
El anuncio de la nueva aventura empresarial ha coincidido con el momento de máxima popularidad de los Alba a cuenta de la boda entre la duquesa y Alfonso Díez, acontecimiento que también ha aireado los desencuentros familiares y las disputas económicas.
Probar sí, ¿repetir?
¿Estrategia empresarial? Pues no ha sido la más acertada, consideran los expertos. «Con el alirón de noticias sobre la boda, el anuncio de la marca ha quedado un poco diluido, ha perdido fuerza. Yo les habría aconsejado anunciarlo después del enlace», dice David García, director de desarrollo de negocio de la empresa Lifting Consulting, de Madrid.
Rosa Villacastín, periodista y amiga de Cayetano, no cree que el conde de Salvatierra siga estrategia alguna. «No necesitan hacerse publicidad. Cayetano lo ha dicho porque lo ha querido decir, pero no le hace falta. Si quiere llama a la prensa y tiene a doscientos periodistas detrás. Que lo haya anunciado ahora no tiene nada que ver con la boda». Pero sea la boda o no, lo cierto es que «la marca de los Alba se ha revalorizado». «Mi madre me pregunta: ¿por qué me homenajean tanto? No es normal ya. Yo le digo: Mamá, porque te has convertido un poco en símbolo de España. Hace quince años los símbolos de España eran Lola Flores, Julio Iglesias, la duquesa de Alba y el Real Madrid. Pero ahora, como el Barça le ha pisado el terreno al Madrid y Lola Flores murió...», reflexionaba Cayetano hace unos días en 'La Vanguardia'.
En lo que sí coinciden Villacastín y los especialistas en marketing es en que Cayetano es la persona idónea para llevar el negocio –y no es el único con sed empresarial, que su hermano Jacobo tiene cedido el nombre 'Conde de Siruela', su título, a un vino, una fórmula que también es rentable–. «A Cayetano le encanta todo el tema de las fincas y es el más implicado emocionalmente con su madre. Se está destapando como una persona con buenas ideas para los negocios y sus hermanos han confiado en él». Porque, aseguran, es más que ese jinete enamoradizo que han pintado las revistas. En Lifting Consulting le ven como «una persona con las ideas claras» y el hijo idóneo para el negocio. «Lo de la tierra está muy arraigado en él y es el que mejor casa con el producto. Otra cosa es que quieras vender joyas...». Eso ya lo hace su hermana Eugenia, y el resto de los hijos de Cayetana trabajan en bancos, en una editorial y en la Fundación Casa de Alba.
'Casa de Alba' tiene pues en Cayetano la mejor imagen de marca posible, pero ni basta con un emprendedor entregado, ni con un apellido adornado de títulos. «El hecho de ser los Alba no les va a garantizar más ventas. No basta con registrar la marca, eso cuesta 160 euros. Luego hay que hacer mucho trabajo», advierten en una firma de marketing que prefiere no identificarse.
– Pero el consumidor recordará más fácilmente la marca.
– Sí, llevan mucho trabajo hecho porque el mismo hecho de registrar la marca ya está siendo noticia y te asegura publicidad en los medios de comunicación.
– Aunque sea por curiosidad...
– Sí, la gente buscará y probará el producto, pero eso no garantiza mantener las ventas a largo plazo, que es lo importante. Y el hecho de que se asocie a personas puede ser bueno o malo. Porque la duquesa de Alba genera muchas simpatías, pero sus hijos no tanto, –recuerda David García–.
Y este desapego está comprobado. Una importante compañía española que testa la popularidad de los famosos y que prefiere no aparecer en este reportaje reconoce que Cayetano tiene una valoración «nefasta» por estar asociado a la prensa rosa.
Y luego está el mercado, que no entiende de simpatías o antipatías. «Al final las marcas que venden son dos o tres. Si vas al supermercado y ves 'aceitunas José Rodríguez' y al lado dos marcas súper conocidas, José Rodríguez no tendrá salida y acabará vendiéndose como marca blanca», coinciden los especialistas.
Vinos y aceites
Probablemente la Casa de Alba tenga posibilidades de competir en la primera división de los productos delicatessen, pero «todo dependerá de qué ofrezca». «La gente identifica a los Alba con títulos y tierras, así que todo lo que produzca el campo será más fácil de comercializar. Uno piensa en ellos e imagina vinos o aceites. Todo envasado y de calidad». Y a buen precio: «El precio es el primer listón. Si uno compra un vino de 30 euros espera calidad y si no respondes a las expectativas no va a repetir. Los productos deben costar lo que valen, que hoy se compra con menos alegría».
Aunque hay mercado para todo: «Seguro que a mucha gente le hace más ilusión llevarse un bote de 'Casa de Alba' que de 'Pepito Pérez'», opina Villacastín, que recuerda que no son la primera familia de relumbrón que hace negocio de la huerta. «Carlos de Inglaterra tiene de todo, hasta mermelada. Mario Conde comercializa aceite, el marqués de Griñón hace vino...». Y lo que no saquen los Alba de sus tierras lo obtendrán de las visitas que van a organizar a sus palacios. Joyas de piedra con siglos de historia por el que han paseado sus ojos aristócratas y artistas y que ahora están al alcance de cualquiera... que pague la entrada.