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Un siglo de 'El espíritu del éxtasis'
El origen de la figurita símbolo de Rolls-Royce, entre la leyenda y los orígenes del 'tuning'
MADRID Actualizado: GuardarLa parrilla de un coche, el popular morro o el radiador, es junto a los faros su seña de identidad delantera. Tarjeta de presentación de lo que después viene detrás. En los albores de la automoción el frontal se trabajaba de manera manual. El radiador se convertía en artesanía pura y en su parte más alta, el tapón del conducto donde se vertía el agua o el anticogelante, era rematada con variopintas figuras. Una de ellas, tal vez la más conocida junto a la estrella de Mercedes, es 'El espíritu del éxtasis' que cumple cien años.
El origen de la estatuilla identificativa de Rolls-Royce junto a su 'RR', sinónimo del máximo lujo y perfección entre los automóviles, sigue siendo todo un misterio, lo que aumenta su mito. Los ingenieros Charles Rolls y el Henry Royce querían que 'El mejor coche del mundo' –como rezaba el lema que habían acuñado- tuviera un símbolo en su proa que lo distinguiera a simple vista del resto de los automóviles de lujo. Por este motivo y ante la moda de colocar cualquier figura en el radiador, los dueños de la firma decidieron emprender la búsqueda de un icono.
Hasta aquí todo el mundo coincide y en este punto empiezan las leyendas. Casi todas apuntan a que 'El espíritu' tuvo como modelo a Eleanor Thornton. Esta mujer era secretaria y asistente personal de lord John Walter Edward Scott Montagu, propietario de un flamante Rolls Silver Ghost. Este último, para decorar el radiador de su coche –por entonces no llevaban más que la 'RR'-, encargó al escultor y pintor Charles Robinson Sykes, que trabajaba para él en la revista 'The car Illustrated', una figura con la escultural silueta de su secretaria. Al parecer, ambos mantendrían un romance. Otras versiones apuntan a que el propio Sykes fue quien fichó por su belleza a su compañera de trabajo en la revista para realizar la creación.
De esta manera nació 'El susurro' ('The Whisper'). En ella una mujer se llevaba el dedo a los labios. Dicen el gesto aludiría al amor imposible que el lord y su secretaria compartirían en secreto.
Al ver el resultado, su delicadeza y distinción, Claude Johnson, director de Rolls-Royce Motor Cars encargó al citado artista, recién graduado en el London's Royal College of Art, una nueva figura para decorar los vehículos de la firma británica. Sykes modificó su creación para transformarla en 'El espíritu de la velocidad' (The Spirit of Speed), figura que evolucionó hasta la hoy conocida 'El espíritu del éxtasis'. Era el 6 de febrero de 1911 cuando el primer coche salió de la fábrica con el emblema en su morro. Sin embargo, Charles Rolls no lo llegó a ver dado que murió un año antes. Por su parte, Henry Royce creía que la figura no hacía juego con el coche e, incluso, representaba un peligro al dificultar al conductor la visión de la carretera.
Ni Charles Robinson Sykes, ni Eleanor Thornton, ni los constructores o el noble británico confirmaron que la secretaria fuese la modelo de la estatuilla. Para acrecentar el enigma y la leyenda, la bella secretaria falleció el 15 de diciembre de 1915 cuando regresaba de Egipto junto a su jefe lord Montagu. En plena Primera Guerra Mundial, su barco, el 'SS Persia', se hundió tras ser torpedeado por la armada alemana en aguas del Mediterráneo. Sin embargo, Montagu sí sobrevivió al naufragio, pero se cuidó de guardar silencio sobre si era o no cierta la historia.
Volando al viento
La bella mujer no lleva alas. Una vista más detenida del 'Espíritu' demuestra que una escultural fémina juega contra el viento con sus ropajes, que hondean a favor del aire como si de unas alas se trataran. Hasta 1951 esta obra de arte llevó la firma de Charles Sykes.
Al principio fue chapada en plata, pero debido a los 'amigos de lo ajeno' –los que hoy siguen arrancando las estrellas de Mercedes o la VW de los Volkswagen, por ejemplo- se optó por hacerla de cromo. Sykes creó también una versión de la misma dama con la rodilla en tierra.
Actualmente, la figurita se sigue fabricando de forma artesanal tras haber sido modificada en once ocasiones –en 1930 Sykes tuvo que hacerla más pequeña-. Tiene 7,5 centímetros de alto y puede estar hecha de acero inoxidable, plata u oro de 24 quilates. Para evitar los robos, 'El Espíritu' puede esconderse en el radiador por medio de un mecanismo.
Ahora cien años después, Rolls Royce celebra el aniversario con la inscripción 'Spirit of Ecstasy 2011' en las figuras que montan los modelos Ghost y Phantom que salgan de sus factorías.