El Sevilla se lleva los tres puntos de la 'guerra' en Nervión
Muñiz Fernández expulsó a dos jugadores locales y a uno del Valencia, mientras que Banega falló un penalti
SEVILLA Actualizado: GuardarSe presagiaba un partido de altos vuelos en Nervión y no defraudó. Sorprendió Unai Emery dejando en el banquillo a Soldado desde el inicio, a pesar de sus cinco goles. Su sustituto, Aduriz no se ganó el puesto.
Desde el inicio los locales avisaron de que no iban a poner las cosas fáciles al segundo de la Liga. Un gol anulado a Kanoute -tras una chilena espectacular de Negredo-, por un inexistente fuera de juego, dio el pistoletazo de salida. Solo Guaita estaba concentrado en el encuentro para salvar a los suyos de una goleada. Aunque no pudo hacer nada en un remate a discreción de Kanouté, quien definió como acostumbra hacer tras un pase de Navas en su cabalgada por la banda derecha.
A partir del tanto nervionense, los valencianistas se bloquearon. Se limitaron a tocar en horizontal, sin profundidad, y a hacer filigranas sin eficacia, como los ‘cañitos’ de Piatti, siempre improductivos. El fin de la primera mitad benefició más a los visitantes.
A la vuelta de vestuarios la historia cambió. Lo hizo gracias a que Banega decidió salir de su inopia particular y aparecer por el campo. El Valencia jugó con más precisión, los 14 balones perdidos en el anterior periodo se compensaron. También ayudó la mala cabeza de Trochowski, que acabó expulsado por una entrada a destiempo sobre Tino Costa, cuando ya tenía tarjeta amarilla. Acto seguido, Varas sacó una mano prodigiosa con Jonás ya celebrando el tanto.
Pero faltaba por llegar la jugada del partido. Escudé cometió un penalti claro sobre el brasileño valencianista y dejó a los suyos con nueve. Banega mandó el lanzamiento al poste y Marcelino empezó a meter defensas para alicatar el muro andaluz. Pero mientras se producía esa ‘obra de albañilería’ del entrenador asturiano, Aduriz pisó a Spahic en una jugada propia de patio de colegio. En un minuto todo cambió. Resultado del parte de guerra: los levantinos seguían en superioridad numérica pero era menor y el Sevilla se venía arriba alentado con un público entregado.
Los sevillanos fueron fieles a esa teoría que dice que se siente cómodo en este tipo de encuentros tan farragosos. El Valencia lo intentó con más corazón que cabeza. Nadó para ahogarse en la orilla, quien sí llegó para alcanzar los tres puntos fueron los rojiblancos.