El magistrado Pablo Ruz. / Archivo
CASO FAISÁN

El juez Ruz no tira la toalla y descarta archivar el chivatazo

El instructor, a la espera de recibir de vuelta el sumario, practicará más diligencias para intentar procesar de nuevos a los tres mandos policiales.

MADRID Actualizado: Guardar
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Pablo Ruz no tirará la toalla. El juez del chivatazo lo tiene claro: no va a archivar el sumario sobre el soplo al aparato de extorsión de ETA en mayo de 2006 en el "actual momento procesal" y menos cuando la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, por unanimidad, confirmara el miércoles que la filtración a los terroristas existió y que aquella delación fue delito, ya sea colaboración con banda armada o revelación de secretos.

Según informaron fuentes de la Audiencia Nacional cercanas al magistrado, la intención de Ruz es la de no variar su línea de investigación y reactivar el sumario con nuevas diligencias para intentar recabar nuevos indicios con los que, por segunda vez, procesar a los tres únicos imputados en este caso: el ex director de la Policía Víctor García Hidalgo, el jefe Superior del País Vasco, Enrique Pamiés y el inspector José María Ballesteros.

Si no lograra recopilar esos "indicios suficientes" que le reclamaba la sala en el fallo en el que revocó el procesamiento de los mandos del CNP, el juez tiene previsto dar por concluida la causa sin archivar el sumario y elevar el caso a la mismos magistrados que han cuestionado su investigación para que sean ellos, sus superiores, los que den carpetazo oficial y definitivo al asunto por "falta de autor conocido".

El juez, a pesar del varapalo de la sala y del aviso de sus superiores de que no hay pruebas suficientes para sentar en el banquillo a esos tres mandos policiales, "por el momento" no baraja otra opción que no sea apuntar contra estos tres mismos imputados.

Fuentes cercanas al magistrado explicaron que el juez, mantiene, por ahora, su confianza en el equipo investigador que durante los últimos cinco años se ha encargado del caso y que encabeza el cuestionado inspector Carlos Germán, al que las defensas acusan de estar detrás del propio chivatazo y al que actuales mandos del Ministerio del Interior han criticado públicamente. Este equipo de investigadores (que ya está disuelto) es el que desde el principio apuntó a García Hidalgo y a sus dos subordinados. En ningún momento, esta unidad ha planteado otra hipótesis que no fuera que el soplo policial fue ordenado por el entonces director. Ruz solo pondría la lupa sobre el equipo de Carlos Germán si la resolución de la Sala de lo Penal, cuyo contenido aún no se ha hecho público, le ordenara de manera expresa "investigar a los investigadores".

Versión "verosimil"

En cualquier caso, según las fuentes del caso, el instructor sigue creyendo que la versión de este equipo es la más "verosímil" de cómo se produjo el chivatazo. Pablo Ruz sigue apuntando la "validez" de las dos pruebas que le llevaron a procesar a los imputados, por su "espontaneidad": la conversación grabada entre el supuesto recaudador de ETA y dueño del bar Faisán, Joseba Elosúa, y su yerno (sin el conocimiento de ambos) en la que aseguraba que la 'txakurrada' (policía) le había alertado de la inminencia de la operación policial para "no fastidiar el proceso" (en referencia a las conversaciones entre el Gobierno y ETA durante la anterior tregua terrorista); y la primera declaración policial del propio Elosúa que situó el chivatazo telefónico a la 12:10 horas de aquel 4 de mayo, coincidiendo temporalmente con la presencia "indubitada" y "reconocida" en el bar de Ballesteros, el policía acusado de pasar el móvil a través del cual Pamiés dio el soplo a Elosúa.

Para el juez, las versiones posteriores, y a veces contradictorias, del propio dueño del bar Faisán que sitúan el soplo una hora después (por lo tanto sin la presencia de Ballesteros en el local) tienen menos fuerza y son menos creíbles, habida cuenta de que esas declaraciones ya pudieron ser preparadas con sus abogados y dado que se trata de un testigo con 76 años que refiere hechos que ocurrieron hace cinco.

Así las cosas, Pablo Ruz espera conocer el contenido completo del auto que ya redacta el ponente del fallo, José Ricardo de Prada, para 'resucitar' una investigación que dio por concluida por no ver nuevas diligencias que realizar. Tampoco en el disuelto equipo de Carlos Germán son capaces de aclarar qué nuevas líneas de investigación pueden ser explotadas, cuando todas ellas se dieron por "agotadas" hace solo unos meses. El hecho de que jamás podrá conocerse el contenido exacto de las conversaciones que los días del soplo mantuvieron los tres exprocesados -reconocen los investigadores- sigue siendo un "obstáculo insalvable" para afianzar las acusaciones, a falta de la confesión de alguna de las personas implicadas en el soplo.

Entre tanto, Ballesteros fue el primero en mover ficha. Este jueves el inspector presentó un escrito al juez en el que, además de pedirle que le saque definitivamente de este proceso, le reclamó la inmediata imputación de Germán, al que instó a apartarle definitivamente de la investigación.