Los ‘marzianos’ divierten en San Sebastián
La argentina Ana Katz rebaja la tensión dramática del festival con una comedia sobre dos hermanos
SAN SEBASTIÁN Actualizado: GuardarHumor blanco y cine del más negro. Esos han sido los ingredientes de la jornada de jueves en el Festival de San Sebastián, la penúltima a concurso. Las dos propuestas han venido del otro lado del charco, pero con una manufacturación y un tono muy distinto. Desde Argentina, ha llegado Ana Katz con ‘Los Marziano’, una comedia familiar en torno a dos hermanos. Llamarlos excéntricos se quedaría un poco corto. Y desde Estados Unidos, aparece ‘Rampart’, una inmersión en los bajos fondos de James Ellroy con una interpretación bastante buena de Woody Harrelson.
Guillermo Francella y Arturo Puig son los encargados de dar vida a estos dos ‘marzianos’, que no se parecen en nada. "Juan en un colgado. Es un tipo que tiene un problema neurológico (no sabe distinguir las letras y, por tanto, no puede leer) y está más interesado en convertir unas casetes a formato digital ", ha explicado Francella. Luis, por su parte, es el sustento de la familia, el encargado de que todo se mantenga en su sitio. Pero este esfuerzo quiere que se lo paguen con cariño. Katz, que escribió el guion con su hermano, ha asegurado que ha preferido ser irónica sobre esta relación entre los dos hermanos, que se van acercando desde polos opuestos. Algo que el público que ha acudido al Kursaal ha entendido a la perfección y ha ovacionado.
Con ‘Rampart’ volvemos al sábado pasado (¡qué lejos queda!), al mundo de policías navegantes entre la frontera del bien y del mal que Enrique Urbizu plasmó en ‘No habrá paz para los malvados’. En este caso, es Woody Harrelson el encargado de viajar a ese mundo con Dave Brown, un agente que desprende desprecio y superioridad moral a todo lo que hace. Todo su mundo se empieza a tambalear cuando le pillan golpeando a un sospechoso y es sospechoso de una trama de corrupción. Dirigida por Oren Moverman, la película está basada en un relato de James Ellroy. Curiosamente, nadie del equipo vino al Zinemaldia para defender la película.