Kim Ki-duk contra el sistema
El director coreano presenta ‘Amen’, una película casi muda, que pasa sin pena ni gloria por la segunda jornada del Zinemaldia
SAN SEBASTIÁN Actualizado: GuardarKim Ki-duk ha logrado desconcertar a todo el mundo en San Sebastián. Primero por su película, 'Amen', una cinta extraña, experimental, rodada con cámara en mano y casi muda; segundo, por sus arrebatos contra el público y el capital. En los 72 minutos de ‘Amen’ apenas hay cinco diálogos y el espectador solo puede escuchar dos que son prácticamente iguales. Una joven surcoreana, la actriz Kim Ye-na, llega a París en busca de su novio pintor. Llega a su casa, llama al portero (primera conversación) y una señora le dice que está en Venecia. Coge un tren y en el trayecto es violada por un hombre con máscara que le roba todo. En la ciudad italiana, se informa a través del telefonillo (segunda conversación), que su chico ya no está ahí. Otra vez a coger el tren. Mientras, el violador enmascarado le va devolviendo las cosas poco a poco.
Una película que el director de ‘La isla’ (2000) ha definido como “amor, vida como contrario a la muerte, vivir y cine” y que en su composición final ha recordado mucho al estilo dogma impulsado hace más de una década por Lars von Trier. El director surcoreano ha rechazado las etiquetas y solo se ha defendido cuando le han cuestionado en la rueda de prensa sobre los fallos del sonido. “Editarlo era como cortar los brazos y las piernas”, ha indicado para defender los cortes abruptos en la cinta.
‘Amen’ se rodó en muy en muy poco tiempo, después de una visita a Cannes, según ha sugerido Ki-duk, que sacó su vena ‘indignada’ para expolicar los motivos de hacer esta película. “Durante quince años pensaba que era necesario el sistema. Pero a través de este sistema me he dado cuenta de que no me podía expresar de forma sincera y además tenía que tener en cuenta a los espectadores. Por lo tanto, siempre pensaba que mis películas no eran sinceras. Ya tenía ganas de librarme del sistema, de los espectadores y del capital”, ha argumentado el surcoreano, que todavía se guardaba una sorpresa en la manga.
“He ganado muchos premios. Yo no quería participar a concurso. Me he enterado en cuanto he llegado”, ha comentado. Al rato, sabedor de lo que había dicho, ha reculado: “Era una postura defensiva. Si no fuera por los premios en Europa, nadie me conocería”. Y es que Kim Ki-duk ha logrado un Oso de Plata a la Mejor Dirección en el Festival de Berlín por ‘Samaria’ (2004), un León de Oro en Venecia por ‘3-Iron’ y en el pasado Festival de Cannes obtuvo el premio Un Certain Regard por ‘Arirang’ (2011). Con ‘Primavera, verano, otoño, invierno… y primavera’ (2003) obtuvo el Premio del Público en el Festival de San Sebastián y ‘Bi-mong’ (‘Dream’, 2008) también compitió en la sección oficial.
La tercera y última cinta de la sección oficial que se ha proyectado hoy es ‘Bertsolari’, una película documental dirigida por Asier Altuna que indaga en las raíces, la idiosincrasia, la influencia y la vigencia de esos improvisadores de versos cantados en euskera. ‘Bertsolari’, que está fuera de competición, pasada en la sesión vespertina y con un público entregado, se ha llevado una gran ovación. La película se centra en el campeonato de ‘bertsolaris’ que cada cuatro años reúne a los mejores improvisadores. En la última final, acudieron catorce mil personas para disfrutar de este antiquísimo arte. “Hemos disfrutado improvisando, escribiendo el guion sobre la marcha, pensando primero el final como los ‘bertsolaris’, comparando la estructura de los ‘bertsos’ con la de la película, jugando con el silencio”, ha comentado Altuna, que fue candidato a director novel por su anterior película, ‘Aupa etxebeste!’, codirigida con Telmo Esnal.