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Patada a los dioses

Las apuestas están saltando por los aires y el que arriesga su dinero por los favoritísimos, está que trina

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Usain Bolt les enseñó el camino. Algunos de los dioses de este Mundial de Corea están cayendo como fichas de dominó. Dicen que es la maldición de las revistas de mano que se reparten a la entrada del estadio. Quien sale en la portada, catapum. Le ocurrió al jamaicano, siguió el etíope Bekele y la elegida este martes era... claro, ya se lo imaginan, la pertiguista Isinbayeva, que se ha vuelto a casa sin medalla.

Las apuestas están saltando por los aires. El que arriesga su dinero por los favoritísimos, está que trina. Los cazasorpresas están de suerte. Lo de Bolt fue un accidente. El abandono de Bekele en la final de 10.000 era evidente después de no competir por una grave lesión en los últimos siete meses. Y lo de la ¿reina? de la pértiga, pues comienza a ser preocupante.

El bombazo del día ha llegado en el pasillo de esta modalidad. Ni el cambio de entrenador de Isinbayeva esta temporada (dejó a Petrov y regresó con Trofimov, su primer entrenador) ha conseguido recuperar a la saltadora campeona. Sigue en el abismo de derrotas en grandes campeonatos. Comenzó hace dos años en el Mundial de Berlín y sus tres nulos; siguió en el mundial de pista cubierta de Doha en 2010 -cuarta- y Corea tampoco le ha dado una alegría. La número uno por historial, por victorias y por plusmarcas (27), tiene que estar muy tocada. No logra desatar el nudo mental que le bloquea piernas y brazos. El año sabático para colocar sus piezas de puzzle en orden parece no haber servido. Salta con complejos cuando es la mejor. ¿Qué sucede? Ella quizás lo sepa pero para el resto de los mortales el tema Isinbayeva es para darse codazos y analizarlo con psicológo.

La pertiguista rusa, 29 años, terminó sexta. Su 4.65 m. está lejísimos de su récord (5.06) o de la marca de su último gran título, el olímpico de Pekin, con 5.05 m cuando se unió al festival de récords de la cita china encabezado por Bolt.

Los gourmets de este deporte arrinconado por la televisión pública (española) dirán que menos fijarse en los caídos y más destacar a esas figuras que han arrancado un aplauso. Grande Rudisha en el 800 metros. Es de lo más poderoso que se ha visto en los últimos años. Y no puedo olvidar a ese campeón de 400 metros, Kirani James, de Isla Granada, atleta de la categoría junior, que el jueves cumple 19 años. Espectacular su remate sobre otro de los caídos, con menos pedigrí que los antes mencionados, Merritt, pero también con la vitola de favorito destrozada en la atmósfera coreana. Dicen de él que es el Usain Bolt de los 400 metros. Su trayectoria ha sido impresionante: hace dos años campeón del mundo juvenil, el pasado año campeón junior y ahora, campeón absoluto. Casi nada. Apunten este nombre. Michael Johnson ya lo ha hecho.

Y en este repaso a batacazos y sonrisas, dos apuntes españoles. Nuevo gatillazo del discóbolo Mario Pestano. Con su mejor marca de cada una de las últimas ocho temporadas hoy hubiera sido medalla. Ha lanzado casi cinco metros menos que su registro de este verano. Era favorito para el podio y ha terminado undécimo. Su palmarés sigue siendo paupérrimo. Lástima.

Todo lo contrario a la catalana Natalia Rodríguez. La final de 1.500 puede ser la única opción de medalla para el equipo español. Carrerón en semifinales y a pelear por todo en la final del jueves (13.55 horas). Ella siempre ha estado con la cabeza muy buen puesta.