Cuba desagravia a Cabrera Infante
Publican un estudio sobre la obra del tenaz disidente, un gesto que inaugura la rehabilitación del escritor por los intelectuales de la isla
MADRID Actualizado: GuardarGuillermo Cabrera Infante (1929-2005) ha puesto una pica en La Habana. Pese a que sus libros se siguen sin publicar en Cuba desde que rompió con el régimen comunista, el autor de 'Tres tristes tigres' ha conseguido que se hable de él en su patria, y no para mal. Por fin ha aparecido un ensayo que glosa la figura de Cabrera Infante, un disidente obstinado que se afincó en Londres y adoptó la nacionalidad británica a causa de sus execraciones contra la dictadura.
Poco a poco Cabrera Infante se va abriendo paso en las librerías cubanas. No sabemos qué pensaría este premio Cervantes si ahora viviera sobre esta especie de desagravio sobre su persona. Con su humor ácido y corrosivo, seguro que habría hecho un juego de palabras de los que tanto gustaba. La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) se ha hecho cargo de la edición de la obra, como ya hizo el año pasado al entregar a la imprenta 'Misa para un ángel', una novela testimonio sobre el escritor Reinaldo Arenas (1943-90), quien abandonó Cuba en 1980, a consecuencia del hostigamiento que sufrió por ser homosexual. De amigo de la Revolución, Arenas pasó a ser, como el mismo Cabrera Infante, detractor radical de Castro.
Durante la presentación del libro, hace más de una semana, Antón Arrufat, Premio Nacional de Literatura, aseguró que el acontecimiento editorial «es algo que la cultura cubana le debía a Cabrera Infante». En cualquier caso, el gesto parece indicar que la intelectualidad cubana apuesta por la rehabilitación del novelista. «Estamos en un periodo de reparaciones, de reconstrucciones», aseveró Arrufat. Para Reynaldo González, el ensayo es un libro «necesario», porque Cabrera Infante es una figura insoslayable de la cultura cubana». «Sus libros no se publican en Cuba, porque él dejó dicho que no se hiciera», apostilló.
'Sobre los pasos del cronista: el quehacer intelectual de Guillermo Cabrera Infante en Cuba hasta 1965' forma parte de una tesis de los periodistas Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco, quienes con este trabajo obtuvieron el reconocimiento de la UNEAC. El volumen, de 300 páginas, incluye buena parte de sus textos periodísticos y recrea su personalidad a través de testimonios directos de personas que le conocieron en la isla y fuera de ella. Así, va emergiendo con toda su grandeza este genial polemista y crítico cinematográfico, quien firmaba sus reseñas con el pseudónimo de G. Caín. El cine cubano mantiene una deuda con Cabrera Infante. Aparte de sus guiones y sus incursiones en la crítica, en 1951 fundó la Cinemateca de Cuba junto a Néstor Almendros y Tomás Gutiérrez Alea.
«No es un alegato ni a favor ni en contra, no pretende reivindicarlo como un gran escritor cubano, lo que no hace falta probar», sino que busca «abrir nuevos caminos», explicó Mirabal, mientras que Velazco destacó cómo se acercaron a Cabrera Infante por «la curiosidad que despiertan los vacíos».
Cabrera Infante, quien murió en Londres, estuvo en el corazón del movimiento intelectual cubano en los dos primeros años de la efervescencia creada por la caída de la tiranía de Fulgencio Batista (1952-58). Llegó a ser directivo del Instituto de Cine y responsable del suplemento literario 'Lunes de Revolución', del periódico 'Revolución', hasta su clausura, en 1961.
El detonante de la ruptura con el régimen de Fidel fue el estreno del corto 'P. M.', que rodaron Orlando Jiménez Leal y su hermano Sabá Cabrera. La obra, que se apartaba de los dictados estéticos de la Revolución, fue proscrita. En su discurso del 30 de junio de 1961, Fidel Castro cortó su idilio con los intelectuales cuando pronunció una frase que ha pasado a la historia: "Dentro de la Revolución todo; contra la Revolución, nada".