Somalia, tierra de males
País gobernado por la anarquía, lucha ahora contra la sequía y el hambre
MADRID Actualizado: GuardarSomalia, país gobernado por la anarquía, es el claro ejemplo de una serie de intentos en política exterior venidos a menos. Zona desgarrada desde 1991 por las luchas internas entre los múltiples clanes, lucha ahora contra el hambre y la sequía que asolan el cuerno de África. Según Naciones Unidas, entre un 30 y 50% de los niños sufre malnutrición, seis de cada 10.000 mueren diariamente. 3.500 somalíes buscan refugio en los campamentos fronterizos de Etiopía y Kenia cada día, el número de refugiados en estos campamentos asciende actualmente a 760.000 personas y continúa en aumento.
Hubo una época en la que Somalia era nación, con un sistema democrático que alcanzó su fin en 1969 cuando un golpe dirigido por Siyad Barre instauró un régimen militar. Veinte años después, la insurrección, que culminó con más de 300.000 muertos y el fin del Gobierno vigente, fue el comienzo de una serie de desgracias que llegan hasta nuestros días, al estar librándose una batalla de todos contra todos para intentar llenar el vacío de poder.
A lo largo de su historia, la sequía y la guerra en el país han llevado a la comunidad internacional a tomar parte del asunto. Sin embargo, los intentos han sido en vano al tener Estados Unidos que desistir en sus intentos de desplegar fuerzas de paz y abandonar a su suerte a la población somalí.
Las organizaciones internacionales han llevado a cabo numerosas operaciones de paz en la zona, pero debido a la naturaleza poco concreta del conflicto armado, la violencia indiscriminada entre las diversas facciones políticas, o los peligros que supone el acceso al territorio, el contexto originado es, por el momento, de difícil solución.
Estado de hambruna
El pasado 20 de julio, la ONU declaró dos regiones del sur del país, Bakool y Baja Shabelle, en estado de hambruna, solicitando ayuda humanitaria a la comunidad de donantes internacionales para asistir a los más de tres millones de somalíes en situación desesperada. Mark Bowden, coordinador de Naciones Unidas en el cuerno de África, declaró estar “preocupado porque otras áreas pueden caer en situación de hambruna durante el próximo mes. Creemos que es casi inevitable”. Hasta el momento, ya son tres más los territorios afectados. Se trata de Mogadiscio, del corredor de Afgoye y de la región central de Shabelle.
La ausencia de seguridad en la zona agrava además los efectos de una sequía devastadora. Son las milicias de Al Shabab, rama de Al-Qaida en el país africano, las que impiden la entrada de ayuda humanitaria debido al enfrentamiento que mantienen con las fuerzas gubernamentales por el control de la capital.
La gravedad de los hechos ha movido al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a dar su beneplácito a las organizaciones humanitarias para que puedan operar en el perímetro controlado por los integristas, levantando así la prohibición que a partir de 2010 impedía cualquier envío que pudiera acabar en manos de la milicia islamista.
De momento, son las tropas de la Unión Africana las únicas que han tomado las riendas de la situación desplegando efectivos en territorio somalí. Mientras tanto, Occidente, avanza con pies de plomo en un país que muere poco a poco, del que es ahora cuando se empieza a informar. Demasiado tarde.