Las obras de Carducho vuelven a su hogar en el madrileño monasterio de Santa María de El Paular. / Efe
ARTE | PINTURA

La película de Carducho

RASCAFRÍA (MADRID) Actualizado: Guardar
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Vicente Carducho tenía una vida cómoda. Este florentino, nacido sobre el 1576, había emigrado a España con su hermano Bartolomé, que se convirtió en uno de los pintores favoritos de Felipe II y el encargado de realizar los frescos en el monasterio de El Escorial.

Tras la muerte de Bartolomé en 1609, heredó su puesto y se convirtió en el pintor de cámara de Felipe III y después de Felipe IV. Colaboró en los retablos de varias iglesias y monasterios, hasta que en 1626 el padre Juan de Baeza, prior del monasterio de Santa María de El Paular en Rascafría (Madrid), le ofrece hacer, con permiso del rey Felipe IV, una obra monumental: llenar con lienzos las cuatro paredes del claustro del monasterio con la historia de la orden de los cartujos.

El pintor barroco aceptó el trabajo y durante cinco años creó 54 pinturas. Carducho realizó numerosos bocetos y dibujos, siguiendo las instrucciones de prior, para realizar la obra. Este conjunto fue adquirido por el museo del Louvre. Las pinturas estuvieron juntas hasta que en 1835, con la desamortización de Mendizabal, se separaron. Luego, en la guerra civil, dos de ellas se perdieron en Tortosa. Ahora, tras un proceso de recuperación, obras y claustro se vuelven a encontrar. El museo del Prado ha trabajado desde hace una década para que las obras vuelvan a lucir casi como fueron concebidas y en el lugar donde colgaban. "El principal problema en la restauración de las obras era dónde podíamos trabajar", aseguró Leticia Ruiz, jefa de conservación de Pintura Española del Prado.

Carducho concibió su obra como una película, como si cada lienzo fuera una escena de una película. Y también decidió que fueran grandes, de 3,45 metros de largo por 3,15 de ancho y que se colocaran sin bastidor. La edad, la luz y las humedades del monasterio hicieron que se deterioraran. "Los cuadros no cabían -prosiguió la restauradora- en el Prado. Nos trasladamos a lo que es ahora el museo del Traje; después al Instituto del Patrimonio Cultural de España y finalmente a la Real Fábrica de Tapices, donde nos prestaron un hueco". Después de encontrar finalmente el lugar, comenzó el arduo trabajo de devolver el esplendor a las obras. Se comenzó a trabajar con las 16 obras que poseía el museo del Prado.

"El resultado fue muy bueno. Así que pedimos las obras que estaban repartidas para también recuperarlas. Llevaban 177 años separadas", comentó Ruiz.Tras la desamortización, los cuadros formaron parte del Museo Nacional de Pintura y Escultura hasta que cerró en 1892. Después viajaron hasta el Prado. Pero la pinacoteca madrileña no tenía sitio donde guardarlos, con los distribuyo por diferentes instituciones y museos de toda España.

Recuperación de un genio

Este trabajo, en el que han colaborado más de treinta profesionales, ha permitido recuperar a un desconocido para el gran público. "Carducho era el mejor pintor de la corte de Felipe IV hasta la llegada de Velázquez. Fue uno de los grandes retratistas del siglo XVII, un pintor de la historia y un gran compositor con su obra. Tiene tres cuadros de batallas en el salón de reinos", destacó Ruiz. Una de las intervenciones más complejas se llevó a cabo en 'El éxtasis de Jean Birelle', pintura que presentaba amplias zonas de pérdidas cromáticas que sólo en parte se han recuperado, gracias al boceto preparatorio del lienzo que se encuentra en el Louvre.

Además, entre las 52 obras de la serie, destacan 'San Bruno despide a San Hugo', en la que se aprecia especialmente la maestría de Carducho a la hora de pintar el hábito cartujano; 'La muerte de San Bruno', donde el artista refleja la considerada forma ideal de fallecimiento para un cartujo, sobre el suelo y no sobre el lecho; o 'La muerte del venerable Odón de Novara', en la que Carducho se pinta en la parte izquierda del lienzo.

La restauración de las obras ha costado 770.000 euros, financiado por la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales. La ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, destacó durante la presentación de las obras que ni el padre prior ni el artista podían imaginarse que habían creado uno de los "mayores ciclos pictóricos". Además, apuntó que el claustro de El Paular también ha sido reformado para acoger a la serie de cuadros y que la llegada de los 'carduchos', solo es el primer paso convertir en un "punto de referencia" el monasterio ocupado ahora por la orden benedictina.

Por otra parte, también se presentó la devolución al monasterio de la Última cena, pintada por Eugenio Orozco, procedente de la colección del museo Cerralbo, de titularidad estatal. Esta obra debió de salir de la cartuja por las mismas fechas que las obras de Carducho. Durante el próximo fin de semana, la entrada al monasterio será gratuita para todo el público que quiera ver las obras del pintor fallecido en Madrid en 1638.