La cadena de contagio más temida
Europa intenta evitar una debacle que estallaría en los países rescatados y sacudiría todo el sistema financiero
BRUSELAS Actualizado: GuardarLa Eurozona vuelve a estar en manos de las agencias de rating. El éxito del segundo rescate de Grecia depende en buena medida del veredicto de las firmas de calificación, que ya han advertido en varias ocasiones de que castigarán cualquier implicación excesiva de la banca. Los expertos, en línea con los avisos del Banco Central Europeo, sostienen que si los mercados consideran el salvavidas de Atenas un impago o quiebra parcial se puede encender una mecha de consecuencias impredecibles.
La cadena de contagio más temida arrancaría con una nueva degradación de los bonos helenos. Standard & Poor's, Moody's y Fitch estaban ayer más que pendientes de los resultados de la cumbre. El triunvirato norteamericano que domina el mercado de las calificaciones debe decidir si la implicación en el rescate de bancos y aseguradoras, principales dueños de deuda griega, sobrepasa los límites de la voluntariedad. Si este fuera el caso, lo más probable es que rebajaran la nota de Atenas al nivel del impago parcial.
Los expertos creen que la primera consecuencia de esta degradación sería para el sector financiero griego, propietario de la mayoría de la deuda pública de su país. A renglón seguido, las tensiones se trasladarían a Portugal e Irlanda, los otros dos países sostenidos por la Eurozona. Su prima de riesgo, que ya se encuentra por las nubes, se dispararía a niveles siderales como la de Grecia. Además, las agencias podrían rebajar también sus notas al escalón de la quiebra parcial por el precedente heleno. El efecto asociado sería un zarpazo mortal para sus bancos por su elevada exposición a la deuda nacional.
España e Italia, que en las últimas semanas han sufrido en primera persona el acoso de los mercados, no se librarían de las turbulencias. El rendimiento de los bonos de ambos países podría rebasar el 7% -ayer rondaba el 6%- y disparar la crisis a una nueva dimensión. Esta barrera psicológica del 7% se considera límite para la sostenibilidad de las cuentas públicas y el umbral para un eventual rescate. Los bancos españoles, por si fuera poco, se verían muy afectados por los problemas de Portugal porque su exposición roza los 56.000 millones.
Susto para París
El siguiente eslabón de la cadena, que a juicio del BCE podría equipararse a un nuevo Lehman Brothers, serían Francia y Alemania.
Algunos expertos creen que la prima de riesgo de París se llevaría de entrada un buen susto. Los bancos, sin embargo, volverían a estar en el ojo del huracán. Las entidades de ambos países suman más de 220.000 millones sólo en deuda española. "La verdad es que somos interdependientes. Y aquí no hay opción", resaltó el miércoles José Manuel Durao Barroso en su apremiante llamamiento al acuerdo previo a la cumbre.
El apocalíptico panorama dibujado por algunos expertos podría evitarse si las agencias de rating dan el visto bueno al programa griego. El problema es que la Eurozona mantiene desde hace meses una guerra no declarada con ellas. Bruselas ha criticado con dureza las últimas rebajas de la nota a Irlanda y Portugal. El propio Barroso llegó a sugerir la necesidad de alentar la creación de una calificadora europea ante las continuas embestidas del triunvirato norteamericano. Otros dirigentes comunitarios han apostado por impedir que se revisen las notas de los países rescatados.