Juana Ortega, junto a su hijo Antonio Meño. / Foto: Archivo | Vídeo: Atlas
negligencia médica

La familia del hombre en coma desde hace más de 21 años recibirá una indemnización de 1.075.000 euros

"Siento que he vendido a mi hijo, me siento humillada, pero no puedo más", ha confesado la madre de Antonio Meño tras el acuerdo

MADRID Actualizado: Guardar
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La familia de Antonio Meño, el hombre que ha permanecido 22 años en coma tras ser sometido a una intervención quirúrgica, recibirá de las aseguradoras una indemnización de 1.075.000 euros, algo que sus padres han aceptado porque no tienen fuerzas para otro juicio, aunque creen que han "vendido" a su hijo.

El Juzgado de Instrucción número quince de Madrid había citado hoy a las dos partes -familia y aseguradoras- para intentar alcanzar un acuerdo que evitara llegar a un nuevo proceso, después de que no se alcanzara un consenso en el primer acto de conciliación celebrado el pasado 28 de abril.

El acuerdo firmado, con el que se pone fin a este caso tras 22 años, estipula que se indemnice con 1.075.000 euros a la familia entre todas la aseguradoras demandadas por la atención que se prestó a Antonio Meño durante una operación de estética de la que salió en coma y sufrió secuelas irreversibles, según ha explicado uno de los abogados de la familia, Gustavo Izquierdo. Además la familia no tendrá que sufragar ningún gasto derivado del largo procedimiento judicial, en el que había sido reiteradamente condenada a pagar las costas.

El letrado ha sostenido que "la satisfacción es relativa" porque "nadie va a arreglar el problema de la familia". "Alguien puede decir que han vendido a su hijo, pero nosotros creemos que, en acertada expresión, han comprado tranquilidad", ha dicho.

"Humillada"

Sin embargo, la madre de la víctima, Juana Ortega, ha reconocido entre lágrimas al salir del juzgado que se ha llegado a un acuerdo "miserable" con el que se siente "muy mal, prácticamente humillada", pero no tiene "fuerzas para seguir adelante" y enfrentarse a otro proceso durante diez años, por lo que ha hecho caso a los abogados.

"Hoy voy tener un día muy malo, voy a ver si soy capaz de mentalizarme con lo que hemos hecho, porque el pensamiento de mi marido y el mío es que hemos vendido nuestra dignidad, que hemos vendido a nuestro hijo, y que se ha quedado libre la persona que nos ha hecho tanto daño a mí y a mucha gente", en referencia al anestesista Francisco González, al que consideran un "sinvergüenza" por abandonar a su hijo durante la operación y causarle los daños.

Juana ha asegurado que lo que la dejaría realmente satisfecha es "que a ese hombre le pusieran el resto de su vida a cuidar enfermos" como su hijo "para que supiera el daño que hace", ya que la indemnización sólo le valdrá para que sus otros hijos puedan cuidar a Antonio cuando ella y su marido falten, porque mientras tanto el matrimonio seguirá viviendo para cuidar a éste.

"No se ha reconocido"

"Mi lucha era que se reconociera lo ocurrido y dicen que se ha hecho porque han pagado, pero para mí no es así, ya que eso lo tenían que haber pagado en el año 93, cuando los condenaron", ha explicado Juana, que ha dicho que se encuentra tan mal que cree que va a sufrir una depresión.

La madre de Antonio Meño ha destacado que si el anestesista y las aseguradoras hubieran reconocido su responsabilidad en aquel momento, ella se habría evitado estar acampada en la calle y si su hijo hubiera estado mejor cuidado y habría podido llevarle a un especialista, lo que no pudo hacer por falta de medios.