El Rayo solo ve sombras al final del túnel
El equipo del barrio de Vallecas vive una de las situaciones más desesperadas en un fútbol español acorralado por las deudas
MADRID Actualizado: GuardarEl Rayo Vallecano , recién ascendido a Primera División, no ha comenzado aún con sus entrenamientos de pretemporada. Los jugadores llevan meses sin cobrar y el club está inmerso en concurso de acreedores. Ni el cambio de dueño, ni el ascenso, ha calmado las aguas en la entidad rayista, donde se ve el final del túnel tan oscuro como el principio.
El pasado febrero, la empresa Nueva Rumasa, perteneciente al empresario José María Ruiz-Mateos, anunció la entrada de diez de sus empresas (entre ellas el Rayo ) en preconcurso de acreedores. Días después, el número ascendió hasta 29. El 23 de marzo, el patriarca de la familia, junto a su hijo Javier Ruiz-Mateos, fueron imputados en la operación abierta contra el Rayo Vallecano por los delitos contra la Hacienda Pública, falsedad documental (en las actas de las juntas de accionistas del Rayo Vallecano ) y alzamiento de bienes (por la publicidad de Clesa en las camisetas).
La familia Ruiz-Mateos decidió entonces 'regalar' el Rayo Vallecano al empresario Raúl Martín Presa. Después de negociaciones con varias personas interesadas en comprar el club, los dueños se decantaron por el madrileño porque presentaba un plan de viabilidad, asumía las deudas del club personalmente y se comprometía a adelantar dinero para pagar a la plantilla. De esta forma, Martín Presa se hacía con el 98,6 % de las acciones sin abonar a los dueños ninguna cantidad. Esta operación levantó suspicacias sobre la posibilidad de que se tratara de un testaferro de los Ruiz-Mateos.
La situación del Rayo Vallecano es agónica. Debe los sueldos de varios meses a sus jugadores, algunos deben cobrar hasta 17. La deuda que tiene con Hacienda y la Seguridad Social asciende hasta 21,68 millones de euros. Por ello, finalmente el club se acogió a concurso de acreedores el 21 de junio. Los principales perjudicados son los futbolistas y los empleados del club. Los futbolistas, a la orden del técnico José Ramón Sandoval, iniciaron la pretemporada el pasado martes. Sin embargo, el hecho de no haber cobrado aún al menos una parte de lo que se les adeuda, les hizo tomar la decisión de no entrenarse. En ese momento, los jugadores, capitaneados por Movilla y David Aganzo, recibieron la promesa de que el jueves cobrarían una parte. Pero la situación no había cambiado y volvieron a decidir no saltar al césped.
Los jugadores no están solos, ya que la afición les apoya. Después de llenar el Teresa Rivero durante toda la temporada (sobre todo al final) y empujar al equipo hasta Primera División, no se han echado a un lado en los asuntos extradeportivos. El pasado martes, unos 500 aficionados, junto con una docena de jugadores y el entrenador, se manifestaron en la calle Payaso Fofó, junto al estadio, para exigir una solución. No tienen al nuevo dueño en buena estima. Le llaman "mentiroso" y piden que deje el cargo, ya que consideran que quiere acabar con la afición del equipo al tener previsiones de aumentar el precio del abono en más de un cien por cien.
Sea como sea, la solución que le espera al Rayo , un equipo que jugó la UEFA hace diez temporadas, que descendió hasta la 2ªB para renacer de sus cenizas y volver a Primera, que representa el sentimiento más "obrero y de clase" del fútbol español, merece llenar de luz el túnel que atraviesa y pintar de colores su presente más inmediato.
Una difícil planificación
La situación actual del Rayo Vallecano no es la más adecuada para un equipo recién ascendido que tiene que planificar la próxima temporada. La incertidumbre de una plantilla que no sabe cuándo cobrará, sumada a la falta de confianza que transmite su máximo mandatario, hacen pensarse (y mucho) la opción de jugar en el equipo franjirrojo a muchos jugadores.
Uno de ellos ha sido el jugador argentino del Sporting de Lisboa, Marco Torsiglieri. Cerrada su cesión, el defensa se arrepintió por la situación actual del club. Jugadores importantes del año pasado, como Coke o Borja García, han hecho las maletas en dirección a Sevilla y Córdoba, respectivamente, buscando tranquilidad deportiva. Por el momento, los dos únicos fichajes han sido Suelinton Pereira, procedente del Sao José, y Alberto Perea, del Atlético de Madrid B, que se encontró el martes con la 'sorpresa' de no poder celebrar su fichaje en un campo de entrenamiento.