Seguidores de la banda canadiense siguen el concierto con el Guggenheim de fondo. / Efe
MÚSICA

Arcade Fire convencen en Bilbao pese al sonido

La formación canadiense actuó ayer junto al Guggenheim pero el concierto dejó un poco frío al respetable debido a los problemas técnicos

BILBAO Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Siempre es un espectáculo ver a Arcade Fire en directo, vaya por delante. La formación canadiense afronta cada concierto con un mimo y cariño no muy habituales en estos tiempos de consumo rápido. Por eso la actuación que ayer brindaron junto al Museo Guggenheim de Bilbao dejó un poco frío al respetable.

No es que no supieran escoger entre el repertorio de canciones. Conscientes de sus puntos fuertes, vertebraron un show con temas del último disco, 'The Suburbs', y de su debut, 'Funeral', abriendo las puertas a que el público se dejara la piel en cada estribillo y dejando de lado esa obra incomprendida que es 'Neon Bible'. En eso, acertaron de lleno.

El gran lastre del concierto fue, en realidad, un sonido cercano a lo pésimo y muy poco definido -difícil escuchar los violines, por no decir imposible-, sobre todo en algunas zonas del recinto, algo que sorprende teniendo en cuenta que los teloneros LA y The Walkmen habían rozado la perfección apenas unas horas antes. Por si fuera poco, los de Montreal estaban algo más sosos que de costumbre, quizá porque no habían conseguido llenar la explanada del Guggenheim.

Arrancaron la actuación con 'Ready to Start', una efectiva carta de presentación que puso, desde el minuto uno, al público a su favor. Sólo necesitaron de 'Neighborhood #2 (Laika)', uno de los temas más reseñables del primer LP, para metérselos en el bolsillo.

Bien, no genial

Y entre canción y canción, Win Butler, el líder de la formación, se dirigía a los presentes explicándoles lo afortunados que se sentían de tocar "junto al museo más maravilloso del mundo". La banda volvió a demostrar que no necesita de complicados montajes escénicos para irradiar intensidad y derrochar energía sobre el escenario. Tan solo había una pantalla grande para no perder detalle de lo que ocurría en la platea y tres paneles pequeños en los que se iban lanzando vídeos acordes con la canción que sonaba en el momento. Si decaía la fuerza no dudaban en subirse a uno de los bafles o hacer palmas para reclamar la atención de los presentes.

Y así fueron desfilando temas como 'Keep The Car Running', 'No Cars Go', 'Haïti', 'Intervention', 'Rococo', una impecable 'We Used To Wait', 'The Suburbs', 'Month of May', y 'Neighborhood #3 (Power Out)', con la que cerraron el primer set.

Pero el público quería más y los canadienses salieron a enfilar la última parte del concierto encabezada por la maravillosa 'Wake Up' y una 'Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)', con la simpática Régine Chassagne a la voz principal. Cerrar el concierto con esta canción de corte ochentero y algo alejada del clímax que había supuesto 'Wake Up' fue una mala idea, pero hacerlo con un teclado que sonaba atronador fue aún peor. Tras una hora y media de actuación, la conclusión de más de uno era inevitable: "ha estado bien pero podría haber sido genial".