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David Ferrer coloca la bandera en suelo americano

El tenista español logra el punto necesario para acceder a semifinales al superar a Mardy Fish (5-7, 6-7(3), 7-5 y 6-7(5)) en el cuarto partido de la eliminatoria

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“Jugamos duro. Jugamos rápido. Jugamos juntos”. La escueta letra del grupo punk-rock Protagonist sirve para explicar la estrategia que emplean sus compatriotas en las canchas de tenis. Porque sea Mardy Fish o Andy Roddick quien salga a la pista, la consigna que se repite es la del ritmo apresurado, la contundencia en los saques y los golpes planos que acortan los tiempos. Un soniquete que martillea al final de su canción el conjunto de la ciudad de Florida por la que pasaron ambos durante su adolescencia.

El encargado de recibir la primera tanda pedradas del domingo fue David Ferrer, experto restador. Ante el despliegue físico de Fish, el español encaró el reto con paciencia porque aprendió que su encuentro no era definitivo. Bastaba un solo triunfo en la última jornada para ganar por primera vez en Estados Unidos y el de Jávea prefirió alargar el encuentro para forzar la presión de su adversario.

Sin embargo, los comienzos no fueron buenos para el alicantino porque el estadounidense se liberó tras salvar dos puntos de rotura de su rival. Perdió su saque David Ferrer ante la inyección de adrenalina del jugador local pero insistió con su ritmo de balada ante los instrumentos de percusión de Fish. Pronto la velocidad del tenista local se convirtió en precipitación y sus nervios impidieron cerrar el primer set cuando servía para ganar. ‘Ferru’ había trasladado el duelo a sus dominios y los brazos del estadounidense temblaron hasta bajar los porcentajes de sus primeros servicios al 51% y sumar 20 errores no forzados. Se jugaba duro, pero no rápido. Y así David Ferrer se apuntaba el primer set.

La primera manga sentó las bases de la intranquilidad en la cabeza de Fish. Cada parte de su 1,88 de su estatura le delataba tenso y acorralado por el número 6 del mundo. No había margen para el error y la melodía que más sonaba en Austin ante unos 15.000 espectadores era la del español. Cambió de partitura el americano con varias subidas a la red y sufrió Ferrer para reaccionar.

Los saques del veterano de Minnesota y las potenciales bolas de ‘break’ en contra torturaron al español hasta la frontera de la segunda manga. Entonces el ‘solo’ de Fish desafinó, su perfecto porcentaje de puntos al saque se quebró y la velocidad de inicio de cada punto bajó de los 212 km/h. Temblaron las piernas del norteamericano durante cuatro bolas de set pero apostó por el saque y se salvó. Sin embargo, en el ‘tie-break’ el servicio del tenista local no pudo ayudar y David Ferrer sumó su segundo set.

Diferencia de esencias

En la cabeza de Fish apremiaba el estribillo "Jugamos duro. Jugamos rápido" de los chicos de Boca Ratón. Pero también le atronaba la responsabilidad del que no puede fallar. Menos espacio para el error y mayor insistencia en su credo era la respuesta.

Frente a él, un español irreductible que le obligaba a batallar cada punto. Se enfrentaban la filosofía de Arantxa y Nadal, la resistencia del ADN español, con el 'fast style' norteamericano. Le costó al estadounidense superar su propia impericia y debilidad, pero en su decimocuarta bola de 'break' consiguió la rotura y ganó el tercer set.

El triunfo parcial de Fish resultó un espejismo. El cansancio apareció y sus saques no superaron la barrera de los 200 km/h, circunstancia que aprovechó David Ferrer para romper su servicio y adquirir la ventaja necesaria para afrontar el final del partido a su ritmo. Ya no jugaba rápido, ya no jugaba fuerte el tenista local y los errores no forzados se multiplicaban. Pero el español también enseñó su lado humano, el agotamiento le dejó sin concentración y cedió su ventaja. Repitió su estrategia el europeo y de nuevo a la orilla del set un milímetro decidió la rotura del servicio de Fish, aunque erró cuando servía para ganar. Tras más de cuatro horas de partido, el 'tie-break' fue el último escalón para el triunfo de David Ferrer y la victoria en la eliminatoria.

Con este resultado España logra por primera vez ganar en Estados Unidos, territorio hostil regentado por la federación que más veces ha ganado la Davis. Un desafío superado más para un equipo sólido y capaz de sobreponerse a las ausencias como las de su número 1. En semifinales los de Albert Costa jugarán en casa contra Francia. Y será lento, duro y con unión.