Los museos de Nueva York, cada vez más caros
NUEVA YORK Actualizado: Guardar¿Deben los museos abrir gratuitamente las puertas para cumplir su misión de poner la cultura al alcance de todos los ciudadanos? Esta es la pregunta que vuelve a resonar en Nueva York, ante la drástica subida del precio de entrada con que el Museo Metropolitano ha recibido al mes de julio. Amparado en sus “dificultades presupuestarias”, el buque insignia de los museos neoyorquinos ha pasado a solicitar 25 dólares en lugar de 20 (18 frente a 14 euros). Gran polémica.
“Si los museos siguen orientados hacia los visitantes que pagan nunca se convertirán en el ágora del que tanto hablan, así que deben eliminar el costo de la entrada”, predica Elaine Heumann Gurian, prestigiosa especialista en instituciones de este tipo. Sin embargo, el legendario exdirector del Museo Metropolitano, Philippe de Montebello, opina todo lo contrario. “¿Qué tiene una obra de arte que obligue a hacerla accesible gratuitamente?”, se pregunta, mientras compara estas instituciones con otras formas de entretenimiento, como los teatros o los cines.
En el caso de este inmenso museo, parada obligatoria de todo turista que pisa Nueva York, la subida de precio es menos sanguinaria, dado que se trata únicamente de una “contribución sugerida”, con lo que cualquier visitante puede pagar un centavo y entrar. Esta curiosa política de admisión, que comparten otras instituciones neoyorquinos aunque solo se anuncia discretamente en sus taquillas -como el Museo de Historia Natural o el majestuoso Museo de Brooklyn-, arranca de 1970, cuando uno de los miembros honorarios del patronato que rige el Metropolitano propuso la donación voluntaria en lugar de un precio fijo de entrada.
Sin embargo, los malos tiempos económicos se dejan sentir con fuerza pues han traído consigo un profundo recorte en las donaciones individuales o empresariales y en los subsidios públicos que mantienen abiertos a los museos en Estados Unidos. A diferencia de Europa, donde estas instituciones suelen ser propiedad estatal, participada en ocasiones por iniciativa privada, en EEUU los museos se han formado históricamente por el impulso y la generosidad de grupos financieros, artísticos o comerciales, para poner al alcance de la comunidad un conjunto de obras de arte. Los subsidios públicos son limitados y drásticamente recortados en épocas de recesión como la actual.
A pesar de la crisis
Lo que no ha logrado la crisis económica es mermar la asistencia a los museos. Todo lo contrario. Sirva como botón de muestra el Museo Metropolitano, que en 2010 tuvo más visitantes que en ningún otro periodo de sus 130 años de historia: 5,2 millones. Lo mismo sucedió con un 30% de las instituciones de este tipo en EEUU, según datos de la Asociación Americana de Museos. Pero tal subida no se traduce en salud económica para estas instituciones, puesto que por cada dólar que cobran por entradas necesitan recaudar al menos tres procedentes de donaciones para poder seguir funcionando, algo que está reñido con la actual recesión.
“Yo pienso que el público no debería pagar por ver algo que es suyo pero, si es indispensable hacerlo, deberían ser precios razonables”, opina el bloggero especializado en arte Paddy Johnson. Sin embargo, en Nueva York eso es casi misión imposible, dado que las entradas de los museos más cotizados, como el MOMA (Museo de Arte Moderno) el Guggenheim o la Frick Collection cuestan en torno a 57 euros para una familia de cuatro personas. Tal vez por eso los neoyorquinos se quejan de que sus museos les están vedados y se están convirtiendo en el feudo de los turistas, que el año pasado supusieron casi 48 millones en la ciudad de los rascacielos, todo un record al que ha contribuido notablemente la debilidad del dólar.