Primer discurso del candidato

Rubalcaba: elogio de la política

El candidato socialista, que ha sido proclamado oficialmente esta mañana por el consejo federal, trata de reconciliarse con los desertores del electorado ‘natural’ del PSOE

MADRID Actualizado: Guardar
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Rubalcaba ha enjaretado hoy un buen discurso programático inaugural, quizá demasiado denso para resultar todo lo emotivo y seductor que parecía necesario, en el que ha lanzado la estrategia que probablemente desarrollará durante toda la campaña electoral que, de hecho, ha comenzado hoy: el candidato socialista, que ha sido proclamado oficialmente esta mañana por el consejo federal, trata de reconciliarse con los desertores del electorado ‘natural’ del PSOE, que han abandonado al socialismo desconcertados por el gran viraje socioeconómico de este gobierno, y conectar de paso con los sectores concienciados y movilizados de la sociedad que están organizando su protesta contra la inoperancia del establishment al margen de las instituciones.

Para lograr este propósito, Rubalcaba ha efectuado en primer lugar un plausible elogio de la política y de la democracia: frente a la arrogancia imperativa de los mercados, sólo la política puede redimirnos. Y ante la evidencia de que un solo país no puede arreglar los gravísimos defectos y carencias de la globalización, sólo la pertenencia europea nos puede aproximar a las soluciones. Y, en segundo lugar, ha tratado de recuperar las esencias de centro-izquierda, tan desvaídas en los últimos tiempos, con una reivindicación expresa de la ideología y con el lanzamiento de mensajes concretos que favorecen esta reorientación: lucha frontal contra los paraísos fiscales, implementación de una tasa sobre las transacciones financieras, retorno a un impuesto sobre el patrimonio que no castigue a las clases medias, aplicación de una parte del beneficio de las instituciones de crédito a la creación de empleo, negación absoluta del copago o de la privatización de la sanidad…

Pero aunque el mensaje ha intentado claramente reconciliarse con las bases, tampoco ha incurrido en excesos radicales. No se trataría de predicar más Estado sino un mejor cumplimiento de las funciones de supervisión y control. En el terreno de la corrupción derivada de la burbuja inmobiliaria, del urbanismo, que ha utilizado como ejemplo, no habría que reducir las competencias autonómicas o municipales sino “compartir controles eficaces” entre las distintas administraciones para conseguir la plena transparencia.

Los cuatro ejes

Sintéticamente, los cuatro grandes ejes del discurso han sido la creación de empleo, una economía sana y competitiva –concepto que ha relacionado claramente con más flexibilidad, con la profundización de las reformas estructurales y con el estímulo a los emprendedores-, el refuerzo del estado de bienestar y los cambios en la política. Tiempo habrá de analizara con pormenor la oferta, que pronto se formalizará programáticamente, pero sí parece necesario hacer hoy hincapié en el último de los capítulos, el de los cambios políticos. A este respecto, Rubalcaba ha sido hoy el primer representante significado de la clase política que ha encarado con realismo y el énfasis que merece la crítica que ha recibido el sistema de parte del movimiento del 15M. El candidato socialista ha reconocido que en la actual Sociedad de la Información no es sensato pensar que la única participación de la ciudadanía en lo público puede ser el voto cada cuatro años; que los políticos no deberían confundir su propio mundo con el de los ciudadanos; y que la política no puede ser fuente de problemas sino de soluciones. Por ello, y tras negar enfáticamente que todos los políticos sean iguales, ha sostenido la necesidad de cambios profundos, y entre ellos, el del sistema electoral. El modelo alemán le agrada y tal reforma será ponderada en la conferencia política de septiembre de la que habrá de salir exprograma electoral.

Nada está escrito ni decidido, ha dicho al final Rubalcaba para animar a los suyos, pero la propia declaración reconoce tácitamente que la dificultad de vencer en las elecciones generales es casi insuperable para él en este momento. Rubalcaba ha demostrado hoy que tiene el Estado en la cabeza y que muy probablemente sea el político mejor dotado intelectualmente de este país. Sin embargo, después de las grandes adversidades que hemos vivido todos en la actual legislatura que toca a su fin, éste no será el único factor que ponderen los ciudadanos a la hora de emitir su voto. De cualquier modo, es evidente que Rubalcaba y su partido no van a arrojar la toalla antes de tiempo y que habrá sin duda encendida competición. Una competición en la que Rajoy y si equipo deberán brillar si no quieren dejar espacio a las sorpresas.