Zelaya regresa a Honduras sin una bandera política definida
Después de vivir 16 meses como huésped en República Dominicana, vuelve como un "liberal prosocialista en resistencia"
TEGUCIGALPA Actualizado: GuardarQuerido por algunos sectores populares y odiado por empresarios y políticos que apoyaron su derrocamiento en 2009, el expresidente de Honduras Manuel Zelaya ha regresado a su país sin una bandera política definida y con la intención de librar una "lucha política pacífica y democrática".
Después de vivir 16 meses como huésped en República Dominicana, Zelaya ha vuelto como un "liberal prosocialista en resistencia", como él mismo se define ahora, lo que supone el fin de su relación con el conservador Partido Liberal que en enero de 2006 lo llevó al poder.
Bajo el paraguas de ese partido, fundado hace 120 años y resquebrajado tras el golpe de Estado, Zelaya, un empresario agrícola de 58 años, también fue ministro del Fondo Hondureño de Inversión Social (FHIS) y tres veces diputado, lo que ahora le recuerdan algunos de sus viejos correligionarios.
Llegó al poder tras vencer en las elecciones de 2005 al ahora gobernante, Porfirio Lobo, quien el 27 de enero de 2010 le concedió el salvoconducto para viajar a República Dominicana tras un encierro de cuatro meses en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa, a donde llegó por sorpresa el 21 de septiembre de 2009. Zelaya fue expulsado de su país por militares hacia Costa Rica el 28 de junio de 2009, cuando promovía una consulta popular, no prevista en la ley, para reformar la Constitución.
Un presidente impredecible
"Mel", como le llaman sus amigos, resultó ser un presidente impredecible, lo que evidenció cuando después de ratificarle al entonces gobernante de Estados Unidos, George W. Bush, que Honduras seguía siendo su aliado, dio un giro de 180 grados y metió a su país en la izquierdista Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA).
El giro de Zelaya, quien como mandatario solía ir tocado con sombrero de ala ancha en sus apariciones oficiales dentro y fuera de Honduras, terminó de agriar la ya deteriorada relación con la oposición política y la empresa privada hondureñas, que de entrada se opusieron al "socialismo del siglo XXI" que preconiza el líder de la revolución bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez.
Para algunos analistas, el golpe de Estado contra Zelaya comenzó el 25 de agosto de 2008, cuando en Tegucigalpa firmó la adhesión de Honduras a la ALBA, dijo que instalaba la "Tercera República", y subió el tono de su nuevo mensaje contra Washington al expresar su alegría por no haberle tenido que pedir "permiso a ningún imperialismo". A partir de ese giro, su Gobierno también mantuvo una relación tensa con los medios, cuando quiso imponer cadenas obligatorias de radio y televisión.
Zelaya, quien como presidente gustaba de montar caballos de raza en ferias patronales o pasear por Tegucigalpa en una poderosa motocicleta Harley Davidson, se granjeó nuevos enemigos al promover una consulta popular para reformar la Constitución no prevista en las leyes del país.
Sus roces con otros poderes del Estado comenzaron a ser más fuertes, como el que protagonizó el 20 de mayo de 2009 con el entonces presidente del Parlamento Roberto Micheletti, quien lo sucedió en el Gobierno mediante una "sustitución constitucional", como oficialmente fue calificado el golpe de Estado. El fuego lo abrió Micheletti diciéndole "trastornado" a Zelaya, quien respondió que el titular del Legislativo tenía "fiebre porcina" y estaba "delirando". Zelaya terminó de ganarse el repudio empresarial en diciembre de 2008, cuando decretó un alza del salario mínimo del 60%.
El 12 de julio de 2009 aceptó la coordinación general del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que surgió tras el golpe de Estado para exigir su retorno y una Constituyente.
El FNRP, en el que ahora también militan "liberales en resistencia", sin abandonar el Partido Liberal, no ha definido si se convertirá en partido político o si continuará siendo una alianza con diversas líneas de pensamiento.
Casado con Xiomara Castro, con quien tiene cuatro hijos, Zelaya regresó a Honduras tras firmar un acuerdo con Lobo, con la mediación de Colombia y Venezuela, que también allanó el camino para el reingreso del país a la Organización de Estados Americanos (OEA), que le suspendió tras el golpe de Estado. Zelaya, cuyo Gobierno fue salpicado por denuncias de corrupción y quien no pudo satisfacer las pretensiones políticas de Chávez en Honduras, dijo antes de retornar a su país que viene para quedarse para siempre y para retomar la "lucha política pacífica y democrática".