‘Trafalgar Square’, la nueva Canaletas
‘Pintas’ para desayunar, comida basura para almorzar y variados ‘recuerdos’ a Mourinho en una City teñida de azulgrana
LONDRES Actualizado: Guardar‘Trafalgar Square’, donde se conmemora el triunfo de la Armada británica sobre las huestes españolas y francesas frente a las costas de Cádiz en 1805, fue el punto de encuentro para la afición catalana. Allí, en el centro neurálgico de Londres, se citaron los culés a través de las redes sociales. Ya es una tradición congregarse ahí cuando su equipo se mide al Arsenal o al Chelsea en la ‘Champions’. Las escaleras de conducen a la ‘National Gallery’ se tiñen de azulgrana.
Los pubs más próximos estaban concurridos ya desde primera hora de la mañana. Ni desayuno británico, ni continental... Mejor unas ‘pintas’, si acaso con unas ‘chips, para celebrar la presencia del Barça en su séptima final de la Copa de Europa. Manifestaciones de barcelonismo por la City y un sinfín de fotos con el ‘Big Ben’ y la sublime Abadía de Westminster al fondo. No había boda pero todos se sentían príncipes. Imágenes que contrastaban con las decenas de acampados que exigían más políticas sociales y menos intervensionismo de británicos y estadounidenses en política exterior.
El idioma catalán dominaba en ‘Oxford Street’, la célebre calle de las compras, el animado mercado de ‘Covent Garden’ y las inmediaciones del ‘Buckingham Palace’. El inmenso ‘Hyde Park’, uno de los parques reales de Londres, fue el lugar elegido para el paseo de los más tranquilos. Descanso activo. Centenares de catalanes a ambos lados del lago Serpentine. Momento ideal para el avituallamiento.
Muchos londinenses se unían a los culés. En su mayoría, rivalizan con el Manchester United, quizá el club más popular del mundo con sus más de 300 millones de ‘supporters’ y peñas en una treintena de países. Brindaban y festejaban con ellos. El ‘¡visca el Barça y visca Catalunya!’, grito de guerra de los culés, les sonaba menos que el ¡Qué viva España! de Manolo Escobar, pero también les valía para brincar y bailar. No estaba tan claro que los de Ferguson jugaban en casa.
Un grupo de hinchas se preguntaban ¿por qué Mourinho vería la final por televisión?. Portaban una gran pancarta que resaltaba desde primera hora junto a la célebre columna del almirante Nelson. Una visión extraña. Ciertamente, las chanzas y los insultos al portugués del Real Madrid protagonizaron buena parte de los cánticos que animaron los prolegómenos de la final de Wembley. Gritos y motivos catalanistas pero también una enorme bandera española de una peña llegada de Albacete. Un club universal e Iniesta en el corazón de todos.
Por el centro de Londres, la afición del Barça se impuso por mayoría absoluta a lo largo del día. Los aproximadamente 300 kilómetros que separan la capital de Manchester hizo que los aficionados del United se desplazasen más tarde. Y muchos de ellos se citaron directamente en la avenida peatonal que une la estación de metro de Wembley Park con el moderno estadio. Estaba repleta cinco horas antes de arrancar el choque. Cielo plomizo, amenaza de lluvia, fresquito y buena armonía. Para picar a los hinchas del campeón de la ‘Premier’, nada mejor que entonar proclamas a favor de Steven Gerrard, el gran capitán del Liverpool, rival histórico de los ‘diablos rojos’.
De pronto, un grupo de mexicanos salen de un vagón de metro. Visten marcas caras. Llegan directamente del Distrito Federal para la ocasión. ¿Crisis? ¿What crisis? Abuelos, padres, hijos y hasta nietos enfundados con la bandera del país del ‘Chicharito’ Hernández, nuevo ídolo del United. Les vitorean a su paso. En una gran final hay lugar para todos, hasta gigantes y cabezudos con camisetas blaugranas y publicidad de UNICEF.