Lugar donde se reúnen los líderes del G-8 en la localidad francesa de Deauville. / Ap
cumbre en francia

El G-8 se reúne con la vista puesta en la 'primavera árabe'

Sarkozy insiste en que Gadafi, "debe dejar el poder" y advierte de que cuanto más tarde en hacerlo menores serán sus opciones para determinar a dónde va y en qué condiciones

DEAUVILLE (FRANCIA) Actualizado: Guardar
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Los dirigentes de los ocho países más ricos del mundo (G-8) han iniciado hoy una cumbre de dos días en Deauville (Francia) centrada en ayudar a consolidar los movimientos democráticos en la llamada 'primavera árabe'.

Los cambios políticos en el norte de África y Oriente Medio marcarán la cena de la primera jornada y gran parte de la segunda. Pero también hay otros asuntos sobre la mesa: la seguridad nuclear tras el accidente en la central japonesa de Fukushima y sus consecuencias para la política energética, el cambio climático, el fomento y la regulación de internet también figuran en la agenda del encuentro organizado por el presidente francés y anfitrión, Nicolas Sarkozy.

Respecto a las revueltas de los países árabes, Sarkozy ha insistido en que el líder libio, Muamar Gadafi, "debe dejar el poder" por sus ataques a la población civil, y ha advertido que cuanto más tarde en hacerlo menores serán sus opciones para determinar a dónde va y en qué condiciones. "No decimos que Gadafi se tiene que exiliar, no es nuestro problema; sino que alguien que ha disparado sobre una multitud desarmada tras 41 años de dictadura no puede seguir en el poder", ha declarado el presidente galo.

Preguntado sobre qué países podrían acoger al líder libio, ha respondido: "pongámonos de acuerdo sobre el principio antes que sobre la dirección", es decir, que Gadafi "debe dejar el poder y cuanto antes lo haga mayores serán las opciones para él. Y cuanto más tarde, más se reducen los destinos". Ha insistido en que si anuncia que abandona el poder "luego se puede discutir de todo". "Que sus soldados vuelvan a sus cuarteles (...) Luego nos preocuparemos de la dirección, del billete de avión e incluso de la clase del asiento", ha señalado con cierta ironía.

El presidente francés, que ha admitido diferencias sobre la crisis libia en la entrevista que ha mantenido en Deauville con su homólogo ruso, ha señalado que le había dicho a Dmitri Medvédev que "no nos corresponde a nosotros decidir el futuro de Libia, sino a los libios". "Pero si no hubiéramos intervenido, Bengasi hubiera desaparecido del mapa por la locura mortífera de un hombre que había prometido una represión sin precedentes", ha añadido tras haber agradecido a Rusia que se abstuviera en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en el voto de la resolución que dio pie a la operación internacional contra el régimen de Gadafi.

Iniciativa para la paz entre israelíes y palestinos

Además, Sarkozy ha anunciado que su país presentará una iniciativa para la paz entre israelíes y palestinos, con una conferencia de donantes. La semana próxima enviará a Oriente Medio a su ministro de Exteriores, Alain Juppé, con un mensaje para ambas partes en el sentido de que "se ha esperado demasiado la paz, que la paz está al alcance de la mano, que se conocen sus parámetros y que el tiempo no corre para los hombres de paz, sino para los terroristas y para los extremistas". Los detalles de su iniciativa se darán a conocer una vez que vuelva de su gira Juppé.

Sarkozy ha asegurado también que los dirigentes del G-8 se han puesto de acuerdo sobre la necesidad de una rigurosa reglamentación del sector energético nuclear. El primer ministro japonés, Naoto Kan ha intervenido durante el primer almuerzo de trabajo para informar de la situación en su país tras el seísmo de marzo y la consecuente catástrofe en la central nuclear de Fukushima. "Estamos todos seguros de que las normas de seguridad más estrictas deben aplicarse en todos los países", ha manifestado el presidente galo posteriormente. Ha felicitado a Japón por los esfuerzos realizados "con dignidad" para ponerse en pie después del devastador terremoto y ha expresado su plena confianza en la capacidad del país para reconstruir su economía.

Apoyo a Legarde

La situación en el Fondo Monetario Internacional, tras la dimisión de su exdirector gerente, Dominique Strauss-Kahn, a causa del escándalo sexual en que se halla envuelto, también ha sido objeto de las palabras de Sarkozy, quien ha defendido la candidatura de la ministra gala de Finanzas, Christine Lagarde, una mujer "previsible, de gran calidad y cuyos riesgos son controlables", además de que la actualidad monetaria está ahora más del lado de los europeos que de los emergentes.

El anfitrión de la cumbre del G-8 ha resaltado que "sería adecuado que el director del Fondo Monetario Internacional sea un europeo", en contra del criterio de países como China y los latinoamericanos. Preguntado por eventuales compensaciones a estos países en caso de que finalmente Lagarde sustituya a Strauss-Kahn al frente del FMI, el presidente francés ha recordado que recientemente se ha reequilibrado el derecho de voto dentro del organismo internacional. En todo caso, ha recordado que el G-8 "no es el directorio del mundo" y, por tanto, no es el foro donde se designa al director del FMI, aunque ha admitido que es un tema que ha salido a colación de manera bilateral e informal entre los líderes.

"Todo el mundo piensa que Lagarde es una mujer de gran calidad, de personalidad previsible y cuyos riesgos son controlables", ha recalcado Sarkozy, en referencia a la posibilidad de que un presunto caso de abuso de poder pueda acabar por manchar la trayectoria de su ministra de Finanzas.

Reunión con los mandatarios de Egipto y Túnez

Mañana, los jefes de Estado y de Gobierno del G-8, junto a los responsables de la ONU y de los organismos financieros internacionales, recibirán a los primeros ministros de Egipto y Túnez, los dos países que tomaron la delantera en la 'primavera árabe'.

El presidente de EE UU, Barack Obama, buscará recibir el respaldo de los líderes a su plan de apoyo a la transición en esos países, si bien no se esperan compromisos monetarios específicos. Obama ha puesto sobre la mesa un plan de apoyo económico y político a los países de Oriente Medio y el norte de África que adopten reformas democráticas, una iniciativa que incluye 2.000 millones de dólares en condonación de deuda y garantías de crédito.