'El Calvario' de Rogier van der Weydem./ El Museo del Prado
ARTE

El Prado dará nueva vida a 'El Calvario' de Van der Weyden

El museo repetirá con esta pieza cumbre de la primitiva pintura flamenca el 'milagro' que obró su taller con las tablas de 'Adán' y 'Eva' de Durero

MADRID Actualizado: Guardar
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'El Calvario', pieza magistral de Rogier van der Weyden, es una de las cimas de la primitiva pintura flamenca y uno de los tesoros del patrimonio de San Lorenzo de El Escorial. Se trata de una descomunal pintura que se conserva desde 1574 en el monasterio agustino que mandó construir Felipe II y que el monarca incorporó a su soberbia colección. Los siglos pesan como losas sobre una pintura más que delicada, maltratada también por restauraciones nada respetuosas y a la que lo los talleres del Museo del Prado darán una nueva vida.

Este lunes se firmó en el propio monasterio un convenio de colaboración entre Patrimonio Nacional y el Prado, con el patrocinio de la Fundación Iberdrola, para el estudio técnico y la restauración de la obra. Todo un desafío para los técnicos del Prado, que tendrán que trabajar en la maltrecha pintura un mínimo de dos años y medio para devolverse todo su esplendor. Será un trabajo semejante al 'milagro' que obraron los técnicos y restauradores del Prado con la tablas 'Adán' y 'Eva' de Alberto Durero, todo un hito en la historia de la restauración. Cuando concluya, la pieza se exhibirá en el Prado unos meses antes de regresar a su emplazamiento escurialense.

'El Calvario' es una obra de grandes dimensiones -244 por 193 centímetros- compuesta por 13 delgadas tablas de de roble en pésimo estado de conservación. Es una de las tres obras maestras de Van der Weyden, junto a 'El Descendimiento' que se encuentra en el Museo del Prado, y las dos únicas cuya a autoría está perfectamente documentada. "Es una obra muy personal y una de las pocas de Weyden autentificada por varios documentos" confirma Carmen García Frías, conservadora de pintura de Patrimonio Nacional, que la tiene por una de las más importantes del maestro flamenco.

Doble rescate

Nicolás Martínez-Fresno, máximo responsable de Patrimonio Nacional, no tiene duda de que pone la magistral pieza "en manos del mejor taller del mundo en restauración en soportes de madera".

El director del museo del Prado, Miguel Zugaza, cree que la restauración es "todo un reto que devolverá a la obra su mejor y original estado" y permitirá "reivindicar su merecido prestigio como una de las joyas del patrimonio español y universal". "El prestigio internacional del arte flamenco de los siglos XV y XVI no está reconocido dentro de nuestro país" lamentó Zugaza, para quien la tabla de van der Weyden es una de las joyas peor conocidas de nuestro patrimonio y necesita "un rescate crítico e intelectual, además del material, que fomente el conocimiento de uno de los artistas más influyentes de la pintura flamenca primitiva y de una de las obras fundamentales del gran maestro de las emociones".

'El Calvario', pintado en torno a 1460, cuatro años antes de la muerte de Weyden, fue un encargo para la Cartuja de Scheut, muy cercana a Bruselas. La Cartuja vendió en 1555 la monumental pieza, y aunque se desconoce exactamente quién fue su comprador, forma parte desde entonces de las colecciones reales españolas.

En más de cuatro siglos ha sufrido toda suerte de avatares, con varios cambios de ubicación tanto dentro del monasterio de El Escorial como en su traslado forzoso a Madrid durante la invasión napoleónica. Unos movimientos con graves consecuencias para la conservación de la frágil tabla de roble compuesta de trece paneles muy finos. A ambos lados del Cristo crucificado aparecen dos figuras "de un magnífico aspecto escultórico que hoy no podemos apreciar al haberse perdido el blanco de las vestiduras", explica Enrique Quintana, conservador del Prado. "La intervención va a permitir conclusiones muy importantes para el conocimiento de esta pintura fundamental" asegura este experto. Para devolverle todo su esplendor se cuenta con el impagable talento de José de La Fuente, uno de los grande especialistas mundiales en la restauración de madera y que ya hizo maravillas con 'Las tres gracias' e Rubens, las tablas de Durero y '"El Descendimiento' de Va der Weyden.

Será crucial el tratamiento de del agrietado soporte al que a mediados del siglo XX se aplicó una estructura de largueros de madera sujetos con grapas de hierro atornilladas a la propia tabla y que creó más problemas de los que resolvía. Una grieta muy evidente atraviesa la pintura por la mitad, pero un análisis más profundo ha desvelado multitud de fisuras, muchas coincidentes con las juntas de panel. Son roturas causadas por el bastidor de pino en retícula, un incorrecto sistema con el que se trató de aplanar el soporte y conseguir una superficie uniforme. Una fallida solución que creó enormes tensiones que provocan la separación de los paneles y la aparición de grietas y aberturas, muchas tratadas al menos una vez, tal y como se aprecia en los repintes y perdidas que son visibles en la capa pictórica.

La capa pictórica será tratada por la restauradora del Prado María Antonia López Asiaín, que habrá de remediar pérdidas y desgastes, daños agudizados por las distintas limpiezas llevadas a cabo en sucesivos tratamientos. Contará con la tecnología punta del taller del Prado, -macrofotografías, reflectografía infrarroja, radiografías y análisis estratigráficos- probadas con éxito en restauraciones como las de Durero y Rubens.

Junto a Jan van Eyck, Rogier Van der Weyden (Tournai 1399/1400-Bruselas 1464) es maestro más destacado de la pintura flamenca del siglo XV. Su influjo fue decisivo en artistas de su tiempo y de dejo notar hasta bien entrado el siglo XVI. La maestría de sus composiciones, la elegancia en las actitudes y proporciones de sus figuras, y el profundo dramatismo de sus gestos, son algunas de las características que han llevado a considerarle como uno de los grandes