Los acampados en la Puerta del Sol siguen la repercusión de su concentración en la prensa. / Iker Cortés
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Los 'indignados' replican a la Junta Electoral: «No nos vamos»

Los manifestantes aguantan impasibles en medio del fuerte dispositivo policial y consiguen evitar ser desalojados

MADRID Actualizado: Guardar
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La Puerta del Sol se ha convertido en la protagonista inesperada de las jornadas previas a las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo. Miles de personas, de 'indignados', han vuelto a tomar la céntrica plaza madrileña. Están hartos de su situación, del estado del país, del modo en que los políticos y los empresarios están haciendo frente a la crisis. Son los perjudicados y han dicho "basta".

La gota que ha colmado el vaso ha sido la decisión de la Junta Electoral de Madrid de prohibir la concentración convocada a las 20:00 horas en la emblemática plaza madrileña por el Movimiento 15-M y otros dos colectivos. Una decisión que cogía por sorpresa a los organizadores. Pero se movían con gran rapidez. Anunciaban que pese a todo ofrecerían "una resistencia pacífica". "No tenemos miedo" y "no nos vamos" era la contundente respuesta de una asamblea de doscientas personas tras conocer la decisión. Así ha sido.

En una resolución notificada a la Delegación del Gobierno, la Junta Electoral de Madrid justificaba que no existen "causas extraordinarias y graves" que justifiquen la convocatoria urgente de la concentración y la veta "por motivos electorales e influir en el derecho de los ciudadanos a decidir libremente su voto". Tras las quejas presentadas ayer por varios particulares, la Junta Electoral cree que la petición del voto responsable a la que se refieren los convocantes "puede afectar a la campaña electoral y a la libertad del derecho de los ciudadanos al ejercicio del voto".

Pero la resolución del organismo no ha arredrado a los jóvenes. Miles de ellos se han vuelto a dar cita en la Puerta del Sol al grito de "No pasarán". Uno de los portavoces se dirigía a los asistentes para insistir en la necesidad de permanecer unidos y de abstenerse de provocar a las Fuerzas de Seguridad. "Esto es un campamento de paz", subrayaba. Un llamamiento lanzado en medio de la oleada de emoción que embargaba a los asistentes en un escenario que registra la presencia de aún más gente que ayer, y ello pese a que el tiempo no es tan benigno como en la jornada precedente. Incluso han tenido tiempo para guardar, con las manos en alto,un minuto de silencio. Así condenaban la actuación policial "desproporcionada" contra los acampados del colectivo en Granada.

Gritos ensordecedores

Los lemas son los mismos que ensordecían el céntrico lugar a lo largo de toda la tarde. "Oe oe, lo llaman democracia y no lo es" era uno de los que más exito tenía. Algunos jóvenes subían a los andamios que jalonan la plaza. Lo hacían para colgar una pancarta. "No somos antisistema, el sistema es antinosotros. Ya ni sabéis qué hacer para prohibirnos", rezaba el texto. Una vez colocado, se desataba la euforia entre los manifestantes, los cuales coreaban una expresión de eco histórico: "El pueblo unido jamás será vencido". La Policía contemplaba la escena sin moverse de sus posiciones.

Por lo demás, expresiones ya utilizadas ayer. "No nos vamos", "PSOE, PP, la misma mierda es", "Sin nosotros no sois nada", "Manos arriba, esto es un atraco", "Esta crisis no la pagamos" y "No es ilegal la voz del pueblo" eran otras de las consignas esgrimidas por los 'irreductibles'. A ellos llegaban las octavillas distribuidas en las que se reivindicaba el derecho de reunión sin autorización previa recogido en la Constitución Española de 1978.

Los políticos pasan a segundo plano

Pablo Gómez, otro de los portavoces del Movimiento 15-M ha explicado que la Delegación del Gobierno en Madrid no les había notificado nada oficialmente, si bien "fuentes de la Policía les han comunicado la ilegalización de la concentración prevista a las 20:00 horas, pero no de la acampada". Gómez precisaba que la Policía les había asegurado que no iba a cargar contra los concentrados y que no va a desalojar la Puerta del Sol, pero ponía en duda la fiabilidad de este compromiso recordando que "ya han mentido otras veces". Además, el portavoz apuntaba a la presencia de "muchos policías infiltrados, vestidos de paisano". "Hay grupos que quieren reventar lo que se ha ido construyendo pacíficamente", se lamentaba.

Sus temores sobre un posible engaño se han visto finalmente infundados. Las fuerzas de seguridad no cargarán contra ellos ni les desalojarán. Así ha quedado acordado. Ya tienen vía libre para pasar la noche a la vera del reloj que da las campanadas que marcan el comienzo de un nuevo año. Su anhelo es que también sean testigos del cambio que tanto demandan en el país.

Lo consigan o no, ya han conseguido que el movimiento empiece a contagiarse a otras ciudades europeas como Ámsterdam, Londres o Berlín. Banderas egipcias se podían ver en la plaza. Algunos han apuntado al Tahrir español. La comparación parece exagerada, pero también eran muchos los que ponían en duda la capacidad de resistencia que están demostrando. Los políticos han quedado en un segundo plano. Pocos piensan ahora en los mítines. Los ojos están centrados en los 'indignados', que ya tienen su lugar en la Wikipedia.