Bomberos y vecinos rescatan a una mujer entre los escombros de un edificio del barrio de La Viña. :: NACHO GARCÍA / AGM
seísmos en MURCIA

La tierra trajo pánico, muerte y devastación

La falla del Guadalentín asestó ayer un terrorífico latigazo a Lorca

LORCA. Actualizado: Guardar
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La durmiente y traicionera falla del Guadalentín ha despertado con toda su furia asestando un terrorífico latigazo a Lorca, que llora a sus muertos y heridos sacados de entre los escombros dejados ayer tarde por un seísmo de 5,1 grados de magnitud, el mayor de los ocurridos en España desde el año 1956. Ocho fallecidos, entre ellos una mujer embarazada y un menor de doce años, era el primer balance oficial a medianoche; junto a 167 heridos, dos de ellos muy graves, y 60 leves, informó la Delegación del Gobierno. Otros 45 heridos fueron atendidos sobre la marcha.

Los equipos de rescate, ayudados por la Unidad Militar de Emergencia activada por el Gobierno central y otras brigadas de socorro llegadas de varios puntos de España, siguen buscando a más personas atrapadas entre los escombros. Lorca se convirtió en una ciudad fantasma y miles de vecinos han pasado la noche en parques públicos y campamentos asistidos por psicólogos y equipos de emergencia mientras se iban sucediendo las réplicas, una de ellas de 4 grados. Todos los partidos políticos han decidido suspender hoy la campaña electoral a nivel regional y nacional. El Rey ha mostrado sus condolencias. El presidente Rodríguez Zapatero, acompañado por los ministros Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, junto con el líder del PP, Mariano Rajoy, acuden hoy a la ciudad. Ramón Luis Valcárcel suspendió su agenda en Bruselas y regresó de inmediato.

El pánico y el miedo recorrieron todos los rincones de la Ciudad del Sol, cuando se vio colapsada a las 17 horas con la primera sacudida de 4,4 grados. Fue el temblor premonitorio, la antesala de lo que llegó casi dos horas después. Miles de vecinos espantados y confusos se echaron a las calles entre carreras, gritos y llantos, con la única finalidad de salvar la vida y resguardarse de la lluvia de piedras y cascotes que caían de los edificios a lo largo y ancho del centro urbano. Las familias se buscaban entre sí en mitad del caos mientras se iban desdibujando los edificios entre una nube de polvo y conmoción.

Miles de viviendas se desplomaron y agrietaron, así como numerosos inmuebles singulares, a lo largo del municipio de 100.000 habitantes. Los edificios quedaron totalmente vacíos a raíz del temblor principal, ocurrido a las 18,47 horas y con una intensidad de 5,1 grados. Lo que debía ser una réplica se convirtió en un golpe equivalente a 200 toneladas de TNT, según los geólogos. El epicentro se localizó a siete kilómetros al noroeste de la ciudad y a una profundidad de 1 kilómetros, por lo que el seísmo principal ha tenido unos efectos superficiales demoledores. El seísmo se dejó notar en Madrid, Albacete y Sevilla, y de forma más notable en Murcia y numerosas poblaciones de la Región.

Desalojo del hospital

Los destrozos empezaron a visualizarse en la cúpula y torre del Santuario de la Virgen de la Huertas, la patrona del municipio, y la iglesia de San Francisco, así como parte de las almenaras de la Torre del Espolón del Castillo. También se precipitó el techo del asilo de San Diego. Pero lo que parecían una sucesión interminable de daños materiales se transformó en pánico y dolor al aparecer las primeras víctimas. Los ocho fallecidos contabilizados hasta el cierre de esta edición perdieron la vida al desplomarse varias cornisas y edificios, principalmente en los barrios de La Viña, Calvario y Santiago. Los equipos de rescate sacaron a niños de los escombros y muchos vecinos vivieron escenas desgarradoras viendo cómo se intentaba reanimar a los otros sepultados por los cascotes.

Otra de las voces de alarma se dirigió hacia el colegio de las Madres Mercedarias, el único que tiene clases por las tardes. Los 650 alumnos fueron desalojados con urgencia a la calle. También fue totalmente evacuado el hospital comarcal Rafael Méndez, cuyos enfermos fueron trasladados y repartidos entre otros centros de Murcia, Cartagena y Cieza.

El tráfico de la autovía quedó interrumpido por el peligro que representaba uno de los túneles. La ciudad quedó totalmente bloqueada mientras los habitantes se dispersaban por los parques y por otras poblaciones próximas. Las miles de llamadas telefónicas colapsaron el servicio de telefonía y momentos después las principales arterias de la ciudad quedaron totalmente desiertas, como la avenida Juan Carlos I. «Hay muchos sitios para cubrir y tengo muy poca gente», declaró un policía local por su walkie talkie comprobando cómo los servicios de emergencia no daban abasto. El Gobierno regional declaró el nivel 2 para situaciones de catástrofe por fenómenos sísmicos.

Hasta el fútbol

El alcalde de Lorca, Francisco Jódar, informó de la llegada de 225 militares de la UME procedentes de Valencia y de otros 40 ingenieros. Muchos gobiernos regionales han enviado ayuda y el sentimiento nacional de duelo llegó hasta el mundo de fútbol. Las primeras palabras del entrenador del Barcelona, Josep Guardiola, recién proclamado campeón de la Liga, fue de sentimiento hacia la tragedia de Lorca.

El de ayer fue el tercer seísmo que se produjo en el planeta. Además de Lorca, hubo temblores en Japón y en Nueva Zelanda. No así en Italia, cuya población estaba en guardia hacia la inminencia de un gran terremoto pronosticado por un astrólogo. La fatalidad del destino hizo que el desastre tuviera lugar en la Región de Murcia, que saltó a las pantallas de televisión de medio mundo, así como a todos los diarios digitales.

El Ayuntamiento de Lorca ha habilitado alojamientos, con alimentos y mantas, en el recinto ferial Santa Quiteria y en una nave industrial que no ha sufrido daños. Miles de lorquinos tienen una triste historia de contar y vivirán con la imagen de una ciudad vapuleada por el destino.