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Nadal y Djokovic jugarán la final

El número uno del mundo se verá las caras con el serbio tras vencer a Federer por 5-7, 6-1 y 6-3 en un duro partido

MADRID Actualizado: Guardar
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Rafa Nadal y Roger Federer se conocen a la perfección. Las 24 ocasiones en las que se han enfrentado, contando con el encuentro de este sábado, les ha dado un conocimiento el uno del otro en la pista casi perfecto. Por ello, duelos como el de las semifinales de Madrid aportan pocos aspectos novedosos técnica y tácticamente, pero posibilitan seguir sumando episodios al duelo entre dos románticos del tenis. Sobre la tierra batida de la capital española, y bajo el rugir de un público entregado que abarrotó la Caja Mágica, los dos mejores tenistas de la última década volvieron a ofrecer un buen espectáculo. El mallorquín se impuso por 5-7, 6-1 y 6-3 en dos horas y 36 minutos y se verá las caras contra un rival con el que nunca ha perdido en arcilla, y que le ha ganado dos finales de Masters 1.000 este año: Novak Djokovic. El serbio venció en un disputado encuentro al brasileño Bellucci por 4-6, 6-4 y 6-1.

La primera semifinal, la de Nadal, empezó como a él le gusta. Su predilección por comenzar los partidos sacando no es algo caprichoso. Una vez más, el de Manacor lo demostró en la pista. Gracias a ello, un ‘break’ inicial del mallorquín le facilitó ponerse 2-0 en la primera manga. Al tiempo que Federer erraba más de la cuenta con su golpe por excelencia, la derecha, el mallorquín le acribillaba con bolas con mucho peso y altura. El partido, sin mucho ritmo ni apenas intercambios, volaba con un claro dominio para el de Manacor. A pesar de ello, el español, que llegó al ‘deuce’ en los tres primeros servicios de Federer, no terminaba de encontrarse cómodo en la pista.

Los golpes del cinco veces campeón de Roland Garros comenzaron a llevar menos mordiente. Fueron acomodándose al tenis del helvético. Del Federer errático se pasó al tenista agresivo, dominante, que ha hecho historia, lo que le llevó a la rotura de servicio y a la igualada en el marcador. Con 5-5, Nadal tuvo un 0-40 que pudo cambiar el set. Sin embargo, el servicio y la profundidad del juego del suizo hicieron que cerrase el juego y, lo que era peor para los intereses del balear, finiquitase el parcial gracias a un ‘break’ inmediato.

Tras el descanso, el mismo guión, al gusto del manacorense. En este caso, no solo fue una rotura de servicio inicial, sino dos consecutivas. Los dos pasos hacia delante que dio el balear en la pista le colocaron 4-0 suyo. Dominando desde el fondo de la pista, el número uno del mundo ajustó la mira –apenas hizo tres errores no forzados en toda la manga-, siguió mostrándose muy ofensivo con su ‘drive’ y remató la manga con un ‘break’ final que puso el 6-1 en el marcador. La agresividad del mallorquín contagió al público. La grada comenzó a vibrar, a rugir. Los gritos de “vamos Rafa” se adueñaron de la pista central al tiempo que comenzaba el set definitivo. La plasticidad del mejor jugador de la historia frente la solidez desde el fondo de pista del número uno del mundo. Mientras la pista cogía calor, y el techo seguía cubierto, Nadal y Federer mostraban los mejores puntos del duelo.

En el cuarto juego de la tercera manga, el bicampeón de Wimbledon logró su objetivo: lograr la rotura de servicio y romper el set. Una vez consolidado el ‘break’, el suizo lo intentó cubriéndose con su derecha. Sin embargo, Nadal siguió dominando desde el fondo de pista, y obtuvo su propósito: clasificarse por tercer año consecutivo a la final del Masters 1.000 de Madrid. Al concluir el encuentro, el manacorense reconoció que no fue su mejor partido y señaló: “La diferencia entre los buenos jugadores y los mejores está en que estos ganan jugando mal. Bien se juegan muy pocos partidos”.

Djokovic, gana con apuros

Una vez completada la primera semifinal, y conocida la final del cuadro femenino, que disputarán la bielorrusa Victoria Azarenka y la checa Petra Kvitova, llegó el turno de Nole. En la primera manga, la potente pegada de Bellucci sorprendió al serbio. El brasileño comenzó a disparar sin descanso, destrozando la bola, y cerró la primera manga a su favor con total justicias. Sin embargo, el Djokovic del 2011 es incansable. E insaciable. Retomó el control del choque, se metió en la pista, y comenzó a repartir sus tiros a un lado y a otro de la pista. Del 3-1 del sudamericano se pasó al 6-4 final. Y el último set, después de que Bellucci fuese tratado por problemas físicos, no tuvo historia. Su victoria número 31 en esta temporada le lleva a Nadal. El de Manacor, de Federer a Djokovic. Del presente al futuro.