Interior de la Bolsa de Madrid. / Archivo
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La inflación y la deuda acosan a las bolsas

El selectivo se deja un 0,72% y vuelve a perder el nivel de los 10.700 puntos

MADRID Actualizado: Guardar
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Los mercados europeos se despertaban con dos motivos de preocupación. En primer lugar, Moody's rebajaba la calificación de la deuda portuguesa desde A3 hasta Baa1, y la puso bajo vigilancia negativa para posibles futuras rebajas. Sin embargo, su "rating" se mantiene dos niveles por encima de la calificación otorgada por sus rivales S&P y Fitch, que la colocó en BBB-, un escalón por encima de "bono basura".

Ello tuvo un efecto inmediato en la cotización de los bonos lusos: el interés del bono a cinco años superó el 10%, el interés del dos años va por ese mismo camino (ayer alcanzaba el 9,14%), mientras que el del bono a diez años se situaba en el 8,76%. Portugal sobrepasó a Irlanda en riesgo de reestructuración de deuda por primera vez en los últimos siete meses. "El mercado está feliz con el plan diseñado para la banca irlandesa, pero está preocupado por el riesgo político de Portugal", afirmó Ciaran O'Hagan, de Société Générale en declaraciones a Bloomberg. El otro temprano motivo de preocupación venía de Estados Unidos.

El presidente de la Reserva Federal norteamericana, Ben Bernanke, afirmaba en la madrugada (hora europea) del martes que, aunque las presiones inflacionistas se mantendrán en el mercado en el muy corto plazo, la institución que preside las seguirá muy de cerca. Las incertidumbres sobre la política monetaria, tanto respecto a los tipos de interés como respecto al programa de compra de bonos, que adoptará finalmente la Fed van ganando intensidad. Posiblemente, en el último tercio de la sesión estadounidense, los inversores tendrían más pistas, porque la Fed publicaría las actas de su última reunión.

Los inversores se mantenían muy pendientes del principal foco de riesgo para los precios: el petróleo, que sigue disparado. El barril de Brent, de referencia en Europa, se cambiaba ya por más de 122 dólares, el nivel más alto de los dos últimos años. El barril de West Texas se mantenía estable por encima de los 108 dólares. Los inversores se refugiaron en oro contra la inflación. La onza marcó un récord al borde los 1.450 dólares, mientras que la plata subía hasta el nivel más alto de los últimos 31 años. Y, ante la posibilidad de que Bernanke se vuelva un halcón en política monetaria, algo aún no descontado por los mercados, el dólar se fortaleció respecto al yen. Y, temporalmente, con respecto al euro.

Temor a la subida de tipos

Los temores sobre eventuales subidas de tipos en los países desarrollados son realidades en los países emergentes. El Banco Popular de China subía los tipos por segunda vez en el año, inyectando algo más de inestabilidad en los mercados. Pero en Estados Unidos también hay dudas muy importantes respecto a la sostenibilidad de sus finanzas. Bob Doll, estratega jefe de renta variable de BlackRock, apuntaba el peligro del posible parón gubernamental al que podría llegar Estados Unidos el viernes si no se alcanza un acuerdo sobre los presupuestos. Doll apunta que lo más probable es que se llegue a un pacto de última hora para evitar que el Estado entre en esta situación excepcional.

Obama llamaba ayer a los líderes del Congreso para debatir nuevos límites de gasto que eviten que el 8 de abril, es decir, este viernes, la Administración americana se paralice. Se muestra convencido de que habrá acuerdo. Pero José Luis Martínez Campuzano, de Citi, afirma: "Las posiciones están muy enfrentadas. Incluso el Partido Republicano alude a una prórroga de emergencia de una semana condicionada a un recorte de gastos de hasta 12.000 millones de dólares".

Timothy Geithner, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, alienta a los congresistas a que lleguen pronto a un acuerdo: en poco más de un mes se alcanza el límite de endeudamiento. "Si el Congreso no actúa, los inversores podrían perder la confianza sobre nuestra capacidad de pagar nuestras obligaciones", aseguró Geithner. Ello quiere decir que republicanos y demócratas se tendrán que poner de acuerdo y el resultado bien puede estar más cerca de lo que opinan los primeros que de lo que defienden los segundos. Pimco ya ha dicho que no quiere bonos americanos. Y si la Fed, como está previsto, deja de comprar bonos en junio, ¿quién los comprará? Ante la previsión de que la Fed tome la decisión de cortar antes la adquisición de deuda americana y diera pistas en las actas de la Fed, el precio de los bonos caía.

"¿Un default de la deuda norteamericana? Impensable. Y los mercados, incluidos los seguros contra el impago, así lo contemplan", afirma Martínez Campuzano. Pero, según este analista, en Europa ya hemos visto cómo las agencias de rating han penalizado a países con elevadas necesidades de financiación. "¿Podemos exportar muchas de estas cuestiones a un país como EEUU? Es un debate más cercano de lo que muchos esperábamos inicialmente", reflexiona Campuzano.

Posiblemente por todas estas dudas (inflación y la situación de las finanzas públicas), los indicadores americanos comenzaban la sesión en negativo. También influía el hecho de que el índice de actividad del sector servicios decepcionara a los analistas. Pero la hiperactividad corporativa, sobre todo en el sector de los semiconductores, con la operación que anunció Texas Instruments, que quiere hacerse con el control de National Semiconductor, hizo olvidar todos estos temas y los índices retomaban los avances bursátiles.

El Ibex cae un 0,72%

Aunque, en realidad, el repunte registrado por la Bolsa americana y, en paralelo, con los otros índices del Viejo Continente, coincidió con el deterioro del indicador del sector servicios. ¿Es que al mercado le sentó bien esa mala noticia porque la lectura a extraer es que, con la economía débil, no es posible un endurecimiento monetario? En Europa, ese repunte de Wall Street hizo posible que las pérdidas se aminoraran. En todo caso, el PSI-20 de Lisboa fue el peor de todos los índices europeos, con un retroceso de casi un punto porcentual, seguido por el Ibex-35, que retrocedió un 0,72%, hasta los 10.678,60 puntos, por encima de los mínimos intradiarios situados en los 10.619 puntos, a las cinco y media de la tarde.

A esa hora, como viene siendo habitual en las últimas sesiones, hubo un último movimiento muy brusco. El Ibex marcó su máximo y su mínimo intradiario en el mismo minuto, a las cinco y media de la tarde: el máximo en los 10.790,30 puntos y el mínimo, en los ya mencionados 10.619 puntos. Al Cac 40 francés le dio para cerrar la sesión en tablas, como al Dax alemán, mientras que el Ftse Mib de Milán ganó un 0,23%. El Ibex, fue pues, uno de los peores índices, pero no porque su deuda sufriera. De hecho, la prima de riesgo se redujo un pelín, hasta el 1,90%, porque el interés de la deuda alemana aumentó. Por la previsión de que suban los tipos en Europa y porque el índice de gestores de compras del sector servicios en Europa superó las expectativas.

En el Ibex, los inversores aprovecharon las turbulencias de la sesión para recoger beneficios en las compañías verdes: Abengoa y Gamesa fueron los valores que más retrocedieron, con descensos de un 2,69% y de un 2,12%, respectivamente. A continuación, FCC y Grifols, que perdieron un 1,65% y un 1,44%, respectivamente. Entre los peores, algunos bancos, como siempre que arrecia la crisis de deuda, como Santander, que cedió un 1,42%, Bankinter, que perdió un 1,20% o BBVA, que también perdió más de un 1%. Los grandes bancos españoles sí fueron los peores de los que cotizan en el Ibex.

En el otro lado de la tabla, Sacyr Vallehermoso lideró los ascensos, con un repunte del 1,23%, seguido de ArcelorMittal, que ganó un 0,74%. Inditex y BME, con ganancias de un 0,46% y de un 0,04%, respectivamente, completaron la lista de valores en verde. Fuera del Ibex, La Seda de Barcelona lideró las ganancias, con una revalorización del 16,05%. Montebalito y Tecnocom fueron los peores, con retrocesos de un 3,24% cada uno.